23.- Juntos

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* 23.- Juntos *
   
    

Nervioso. Así se sentía Ichigo mientras sus ojos recorrían uno por uno los nombres colocados en el enorme tablón de notas, buscando el suyo. ¿Estaría?

-¿Kurosaki?– lo llamó Ishida, preocupado, al ver a su amigo tan concentrado.

-Shh… No lo distraigas, Uryuu.– pidió Inoue, amable, haciéndole una seña de silencio al de lentes.

-Parece alterado.– comentó Chad, mirando al peli-naranja tomarse del cabello con desesperación.

-Normal. Ha estado estudiando duro estas últimas semanas.– aseguró Tatsuki, restándole importancia al asunto.

-¡¡¡SIII!!!– el grito del peli-naranja llamó la atención no solo de sus amigos, sino también de otros alumnos que observaban el tablón de notas.

Durante las últimas semanas había estado sumamente estresado, estudiando para los exámenes finales, así como también entrenando con Grimmjow para controlar su forma Hollow. Pero al menos lo primero había rendido frutos.

-Ni siquiera quedaste entre los 50 mejores.– replicó Ishida, acomodándose las gafas. –Pero no estuviste tan mal.– agregó.

-¿Te mataría ser un poco más honesto?– cuestionó Ichigo, fastidiado de la actitud tsundere de su amigo.

-Yo creo que Isshin-san y Grimmjow-san estarán orgullosos.– le sonrió Inoue, amable. Ichigo asintió.

-Mi viejo seguro se pone a llorar. Pero al idiota de Grimmjow le dará igual.– aseguró Ichigo, encogiéndose de hombros.

-Vaya, así que tu novio no te apoya en esto.–

Todas las miradas se dirigieron hacia Tatsuki, que alzó una ceja, extrañada, al verse observada.

-¿Qué?– preguntó.

-No es mi novio.– replicó Ichigo, sonrojado.

-Aja. Solo viven juntos ¿no?– siguió insistiendo la chica.

-¡E-Eso es distinto!–

-Y los estados que pones no son para él.–

-¡Vale!¡Me voy a casa!–

Ichigo comenzó a correr hacia su casa, escuchando la risa de Tatsuki a su espalda. Sabía que era mala idea haberle contado lo ocurrido a Ishida, ya que este acabó diciéndole a todos. Y Tatsuki no había desaprovechado ni una ocasión para molestarlo por eso.

 
•🧡💙•
   

Escuchó la puerta principal cerrarse y gruñó, pensando que se trataría de Isshin, supervisando que estuviese haciendo sus labores en el hogar. Y es que desde que fue forzado a mudarse a la residencia Kurosaki, se había vuelto ama de casa. La verdad, no era muy distinto a estar en la Tienda de Urahara, excepto que aquí podía ver más seguido a su fresita sin tener que buscar excusas.

-Ya llegué.– y hablando del diablo.

-Llegaste temprano. ¿Acaso te escapaste para verme?– sonrió Grimmjow, dejando los platos a medio lavar.

-Ni en tus jodidos sueños, idiota. Solo acabamos antes.– respondió Ichigo, haciendo un mohín. –¿Y mi viejo?–

-En la clínica.–

Ichigo sonrió, colgándose del cuello de Grimmjow para besarlo, despacio, disfrutando el tenue sabor a menta en los labios del peli-azul. Aunque Grimmjow no tardó en aumentar la intensidad del beso, colando su lengua en la boca del peli-naranja, haciéndolo gemir ahogado.

-¿Seguro que no querías verme?– cuestionó Grimmjow al separarse. Ichigo frotó sus narices, sonriendo.

-Me parece que eres tú quien quería verme.– comentó, llevando una de sus manos hacia la creciente erección del peli-azul.

-Siempre.– aseguró, sonriendo con picardía.

Volvieron a juntar sus labios, esta vez con más hambre, buscando dominar la boca del otro. Cosa que Grimmjow aprovechó para cargar a Ichigo para dejarlo sentado sobre la mesa del comedor, colándose entre sus piernas para pasar sus manos por las curvas del peli-naranja.

Se separaron por aire, mirándose con deseo, para volver a juntar de nuevo sus labios. La camisa de ambos había desaparecido en medio de las caricias, cayendo a algún sitio del suelo.

-Grim…. Grimmjow…– lo llamó Ichigo con difícultad, entre besos. –…al cuarto… Vamos al cuarto..– pidió.

Con un gruñido, el Arrancar obedeció, tomando a Ichigo entre sus brazos para cargarlo escaleras arriba, lamiendo y chupando su cuello, dejando visibles marcas. Ichigo rió en voz baja, recordando la última vez que lo hicieron cuando su padre había salido de compras y, justo cuando iban a la mitad, llegó. No quería que eso se repitiera.

Grimmjow abrió la puerta de su habitación de una patada, haciendo que Ichigo se quejara, siendo ignorado. El peli-azul lo arrojó sobre la cama, colocándose sobre su cuerpo, para chupar los pezones del peli-naranja que gemía y se revolvía, presa del placer.

-L-La cortina…– recordó Ichigo, gimiendo.

Grimmjow chasqueó la lengua, cerrando la cortina para luego volver a su tarea de complacer a su amante. Ichigo enredó sus dedos en el cabello del Arrancar, buscando profundizar aquella placentera sensación que recorría su cuerpo ante sus lametones y chupetones.

Tan cegados estaban por el placer que sentían que no escucharon la puerta principal cerrarse. Y, otra vez, Isshin deseó arrancarse los ojos al encontrarse semejante escena.

-¡¡AHHHHGGRR…!!¡¡NO OTRA VEZ, MALDICIÓN!!–

-¡Mierda!– Ichigo se sonrojó al máximo, cubriendo su desnudez con la sábana.

-¡Joder, ¿es que no puedes estar sin cortarnos la nota una maldita vez?!–

-¡Yo a ti te castro, maldito pitufo!–
   
 

•🧡•
  

Luego de una breve pelea entre Isshin y Grimmjow que, obviamente, ganó el peli-azul; el patriarca de los Kurosaki le ordenó al Arrancar dormir en la clínica para "mantenerlo alejado" de su hijo. Aunque, a medianoche, cuando todos dormían, Grimmjow acabó colándose a la habitación de Ichigo por la ventana; como si de un felino se tratara.

-Ichigo…– lo llamó en un susurro, al verlo de espaldas a la ventana. –Oe, Ichigo…– volvió a intentar, sin obtener respuesta.

Rodó los ojos, colocándose sobre el peli-naranja, escuchando los pequeños ronquidos que soltaba este. Estaba dormido.

Suspiró antes de acostarse junto a su amado, abrazándolo por la cintura para pegar la espalda del peli-naranja a su pecho, acariciando sus rebeldes cabellos con su mano libre. Era precioso. Ya ni siquiera recordaba el porqué odiaba esos ojos que, ahora, se le hacían los más hermosos de todos.

Sin dudas, el destino a veces resultaba ser de lo más caprichoso; sobretodo cuando juntaba a dos seres como ellos, tan similares y tan opuestos a la vez. Pero jamás iba a decir que estaba agradecido por haberse cruzado con aquel peli-naranja tan peculiar.

Tal vez su familia lo volviera loco a veces, pero con tal de estar junto a Ichigo, soportaría pelearse a diario con su padre. Total, igual siempre le ganaba.

-Te amo, fresita. Y no te desharas de mí ni muerto.– susurró Grimmjow, sonriendo con ternura, dejando un corto beso en la mejilla del peli-naranja.

Caprichoso DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora