* 22.- Respuesta *
Luego de su gran arrebato de pasión por toda la Tienda, Urahara había castigado a Grimmjow con limpiar toooodo el desastre que había causado si quería conservar su gigai. Y por supuesto que el peli-azul aún lo quería, por lo que, muy en contra de su instinto, aceptó aquella orden.
Así que ahí estaba, limpiando la entrada de la tienda. Ya había acabado con su habitación, la cocina y….
… Esperen….
… ¿Por qué estaba limpiando la entrada si solo habían usado el interior de la tienda para eso?
–¡Maldito seas, sombrerero!¡Me estas usando como tu maldito sirviente otra vez!— gruñó Grimmjow, dejando la escoba de mala gana.
–Llevas casi tres horas haciendo nuestras labores y recién te enteras, ¡ja!— se burló Jinta, sentado cómodamente en el interior del local.
–¡Si son sus malditas tareas, háganlas ustedes!¡Yo no soy su esclavo!—
–Y esto no es un motel para que vayas dejando tus guarradas por doquier, Grimmjow-san.— replicó Urahara, serio, apareciendo por el pasillo.
–Vale, ya entendí eso. Pero ya limpié todos mis corridas y las de la fresita, ¿por qué también debo barrer la entrada?— cuestionó el peli-azul, indignado.
–Porque yo lo digo.— el rubio se encogió de hombros.
–Maldito esclavista…— gruñó Grimmjow entre dientes.
–¿Qué dijiste?—
–¡Que amo ser turista!— mintió, continuando con su labor. Hasta que un riatsu inusualmente familiar llamó su atención.
Fijó su mirada en el camino que daba a la calle, donde venía un hombre bastante alto, con el cabello negro y una escasa barba. Se le hacía familiar. ¿De qué lo conocía?
–Tu eres el pandillero del otro día ¿no?— cuestionó Isshin, ladeando la cabeza para analizar al peli-azul frente a él.
–¿Hah? No sé de qué hablas, viejo.— escupió Grimmjow, alzando la cabeza con arrogancia.
–Ya veo… Así que es un gigai.— sonrió el Kurosaki, con nula sorpresa, adentrándose al interior del local, saludando enérgicamente a los pequeños que había dentro para luego ir con Urahara a su oficina.
–Así que al sombrerero también, eh…— sonrió Grimmjow con picardía.
•🧡•
¡Por Dios, Kurosaki, ya me disculpé!
¡No seas infantil!
🖕
Madura
Rodó los ojos con fastidio, dejando su teléfono bocabajo. Le había reclamado a Ishida por algo que, en realidad, el de lentes no podía predecir. Su amigo solo se había preocupado al no verlo donde habían acordado reunirse, no podía culparlo por eso; pero había exagerado al llamar a su casa para preguntar por él.
¿Acaso Ishida no presumía siempre de sus técnicas para detectar riatsu? ¡Si era tan bueno, entonces sabría dónde estaba sin necesidad de alertar a su familia!
Suspiró.
Tecleó la pantalla, hasta enviar dos mensajes al de lentes, seguido de un sticker.
Te perdono
Pero necesito que guardes un secreto
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Caprichoso Destino
AléatoireQué caprichoso puede ser el destino al unir dos seres, tan opuestos, con un mismo sentimiento. Sobretodo, cuando está en su naturaleza el odiarse mutuamente. Pero... ... del odio al amor hay solo un paso ¿no?