* 01.- Prólogo *
Desde que sus ojos se cruzaron le quedó claro que, aquello que sentía, era intenso. Y no podía dejar de sonreír, pese a estar cabreado porque su encuentro había sido dejado a la mitad. 'La próxima ganaría' ese pensamiento le agrandó la sonrisa.
Y ni siquiera se molestó en escuchar lo que hablaba Tousen, a su lado, sobre haber desobedecido las reglas. Sus pensamientos estaban en aquel mocoso de cabello naranja que, con su último ataque, le había causado una gran cicatriz en el pecho y parte de las muñecas al intentar cubrirse.
¡Joder, no recordaba cuánto tiempo había pasado desde que un rival le dió la talla!
Un tajo y, en un parpadeo, su brazo derecho se separa de su cuerpo. Grita de dolor, maldiciendo e insultando al responsable de eso.
-¡Maldito……!– gruñe con rabia, tomando su katana con la intención de partir al moreno a la mitad, pero se detiene al escuchar la voz de Aizen desde su trono.
-Sí le haces algo a Tousen, me temo que no seré piadoso contigo, Grimmjow.– advierte, serio.
El peli-azul gruñe entre dientes, antes de guardar su espada y retirarse del lugar, maldiciendo todo lo que se encuentra hasta llegar a su habitación.
Vacía…
Ah, si… sus compañeros habían muerto. Solo quedaba él en aquella gigantesca habitación.
Suspiró y procedió a curar sus heridas. Las desinfactó sin delicadeza alguna y las vendó, para luego dejarse caer sobre el mullido colchón de su cama.
Sus ojos viajaron del blanco techo, al muñón donde antes solía estar su brazo. Apretó los dientes con rabia y se cubrió el rostro con el brazo izquierdo, quedándose dormido.
•💙•
Atónito.
Así mismo se sentía Grimmjow en aquel momento. Frente a él, un complaciente Aizen le explicaba que Luppi, el chico de apariencia afeminada que estaba parado junto a él, sería la nueva Espada número 6.
'Mi reemplazo…' fue lo único que pensó Grimmjow, apretando con rabia su puño, clavándose las uñas en la palma.
-¿Estas de acuerdo, Grimmjow?– cuestionó Aizen, con un tono de burla que no pasó desapercibido para los presentes.
-Me da igual…– mintió, retirándose de aquel lugar, escuchando la risita de su maldito reemplazo.
¿Como mierdas aquel cabrón le preguntaba si estaba de acuerdo?¡Claro que no lo estaba!
Él había trabajado mucho para llegar a ser un Espada, ¡y más aún para estar entre los cinco más fuertes! Y ahora… lo reemplazaban.
Se detuvo en mitad del pasillo y golpeó la pared, dejando un agujero. Oh, si… estaba realmente cabreado en ese momento y solo deseaba partirle la cara a ese maldito afeminado.
-¡Ah, ahí estás!– se giró al escuchar aquel irritante tono de voz y, para su disgusto, se trataba de su reemplazo. –Te estaba buscando.– sonrió.
-No me interesa.– escupió Grimmjow, tajante. Si lo mataba, seguro Aizen lo mataría luego a él.
Siguió su camino, pero seguía sintiendo el molesto riatsu de aquel irritante ser a su espalda. Se detuvo y se giró, con el ceño fruncido, y un aura asesina.
-¡Deja de seguirme!– gruñó amenazante.
-Venga, voy a proponerte algo divertido.– comentó Luppi, alzando sus manos a modo de rendición, pero sin perder su sonrisa arrogante.
Grimmjow lo tomó por el cuello del uniforme, azotándolo contra la pared, haciéndolo soltar un gemido de dolor por el impacto.
-No me interesa nada que venga de ti, metételo en la puta cabeza.– gruñó Grimmjow, molesto, apretando su agarre. –Y si no te mato… es porque no lo vales.– agregó, antes de soltarlo.
Luppi tosió, llevándose sus manos al cuello, sobándose. Mientras Grimmjow desaparecía entre los pasillos, hasta su habitación donde, de nuevo, aquel shinigami de cabello naranja invadía sus pensamientos.
…por su culpa lo habían reemplazado.
💙🧡💙
Hola, gatitos
¡Nuevo fanfic! Ésta vez, de mi ship favorito de Bleach: GrimmIchi 😽 Tendrá eventos del anime con otros que creé para este fanfic :3Si les gustó el primer capítulo de esta historia, déjenle una ⭐ y comenten qué les pareció.
¡Y nos leemos pronto!
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Caprichoso Destino
DiversosQué caprichoso puede ser el destino al unir dos seres, tan opuestos, con un mismo sentimiento. Sobretodo, cuando está en su naturaleza el odiarse mutuamente. Pero... ... del odio al amor hay solo un paso ¿no?