02.- Misión y Reencuentro

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Se encontraba durmiendo plácidamente en su habitación o, como él solía llamarlo, su pequeño reino. Pese a que ya hace unos días lo habían reemplazado como la Sexta Espada, seguía conservando su habitación, lo cual agradecía inmensamente.

¡No soportaría perderla!

Era bastante amplia y tranquila. Tenía un par de muñecos de práctica que, siendo honestos, no usaba, pues le aburrían. Y también tenía una cama mullida que, amaba con frenesí y, de ser por él, pasaría toda su eternidad en ella; si no amara tanto entrenar, claro…

Un golpeteo en la puerta lo hizo gruñir y darse la vuelta, enterrando la cara en la almohada, ignorando el ruido.

Escuchó pisadas, pero no les dió importancia; total, quizás fuese el maldito de Nnoitra buscándole pelea como cada vez que le picaba el…

-Grimmjow Jaegerjaquez.

… vale, ¡no era Nnoitra!

Como si fuese un resorte, el peli-azul se incorporó en la cama, viendo al pálido azabache de ojos verdes que permanecía de pie frente a él, con una expresión carente de emoción alguna.

-¿Qué mierda quieres, Ulquiorra?– cuestionó Grimmjow molesto, revolviéndose el cabello con desgano. Ahg, había pedido el sueño de golpe.

-Tenemos una misión en el Mundo Real.– informó Ulquiorra, simple.

-¿"Tenemos"?– repitió Grimmjow, soltando una estridente carcajada.

-Podrás pelear contra los shinigamis que te venga en gana, siempre y cuando ganes tiempo.– siguió explicando el azabache.

Grimmjow alzó una ceja, curioso. Aquello había captado su atención.

-¿Tiempo para qué…?– cuestionó.

-Para que yo pueda secuestrar a esa chica humana.– explicó Ulquiorra con obviedad.

El peli-azul volvió a carcajearse, dejándose caer de espalda sobre el colchón.

-¡Ja! Yo no seré carne de cañón, así ve buscando a otro…

-¿Otro que sea el líder del equipo?

'¡Cabrón…!' gruñó Grimmjow en su mente, pues Ulquiorra sabía dónde atacar para convencerlo. Y, si algo amaba el peli-azul, era liderar.

Por lo que, al decir aquello, ya lo tenía caminando tras él por el pasillo, como si fuera un perrito faldero.

•💙•

Vale…

… las cosas no habían salido como él habría esperado. ¡Él ni siquiera estaba en la lista de los Arrancar que irían!

Maldijo a Ulquiorra…

…por su culpa ahora tendría que hacer equipo con Yammi, el rubiecito embobado cuyo nombre ni recordaba y el cabrón que ocupaba su antiguo rango.

Y, ¿podría ser peor? ¡Claro que sí!¡Porque el líder de aquel equipo mal equilibrado era nada más y nada menos que el bastardo de Luppi!

Se maldijo mientras caminaba por el túnel que los llevaría al Mundo Real, tratando de centrarse en las órdenes que les había marcado Aizen: ir al Mundo Real, crear una enorme distracción y ganar tiempo. ¡Facilísimo!

Pensó en el shinigami de cabello naranja y, de forma inmediata, una sonrisa arrogante se dibujó en su rostro. ¡No dejaba de pensar en lo mucho que disfrutaría machacarlo!

-¿Y tú qué opinas, Grimmjow-san?– la voz de Luppi lo sacó de sus pensamientos, haciendo que dirigiera su mirada a él.

-¿De qué?– gruñó Grimmjow, fulminando al otro con la mirada.

-De mí.– sonrió Luppi, con un aire de coquetería. –¿Crees que soy sexy?– preguntó.

Grimmjow se carcajeó, llegando incluso a separar los restos de su máscara Hollow, ante la mirada de confusión del resto.

-¿Sexy?– repitió Grimmjow entre risas. –Qué va. Me das asco.– escupió con desprecio.

Luppi enrojeció por la rabia y continuó caminando, a paso más rápido, por el túnel. Yammi le dedicó una mala mirada al peli-azul antes de seguir a Luppi, mientras él y Wonderweiss iban a su ritmo.

¡Vaya que había disfrutado aquello! Y más aún, al obtener esa reacción por parte del azabache.

•🧡•

El portal de Garganta se abrió, rasgando el cielo, sobre un apartado parque donde cuatro miembros del Seireitei yacían en sus cuerpos artificiales. ¡Vaya suerte!

Grimmjow no se acercó al borde con los demás. El riatsu de su presa no estaba entre esos cuatro.

-¿A quién quieres acabar?¿Al que te golpeó o a quien te cortó el brazo?– interrogó Luppi a Yammi a su lado.

-¡A todos!– sonrió Yammi de forma segura, haciendo que Grimmjow soltara un bufido.

-¿Y tú, ex Sexta?

Grimmjow ni se molestó en mirarlo, ¡ya lo tenía hasta los cojones con ese apodo!

-No me interesa ninguno aquí.– dijo, antes de salir disparado en busca de su presa. Tal vez ellos había ido a ganar tiempo para Ulquiorra, pero él había ido para volverse a enfrentar a un shinigami en concreto, ¡y no se iría sin eso!

Se detuvo en cuanto sintió que el riatsu de su presa se acercaba a gran velocidad, haciendo que su sonrisa se agrandara. Y, en pocos minutos, ambos quedaron frente a frente, separados por unos cuantos metros.

-¡Hey, shinigami!– sonrió Grimmjow, con diversión.

Ichigo lo examinó a su rival con la mirada y sus orbes marrón no tardaron en fijarse en la manga derecha que flotaba movida por el viento. ¿Acaso……?

-Déjame preguntarte una cosa, Grimmjow.– Ichigo hizo una pausa. –¿Qué le pasó a tu brazo?

La sonrisa de Grimmjow no flaqueó, pese a que la pregunta lo tomó desprevenido y el asunto lo molestaba.

-Lo corté.– mintió, con autosuficiencia. –No necesito los dos brazos para vencerte.– agregó.

-Entiendo…– Ichigo desenvainó su espada y se llevó la mano izquierda al rostro, en guardia. –…entonces no me contendré.– agregó.

Con un ademán, el shinigami hizo aparecer una máscara de Hollow sobre su rostro ante la atónita mirada del peli-azul quien, apenas y podía creer lo que sus ojos veían. ¿Acaso era posible aquello?

¡Incluso había cambiado su riatsu!

Pero no tuvo mucho tiempo para seguir pensando cuando Ichigo acortó la distancia con un paso flash…

…no entendía qué sucedía, ¡pero no iba a dejarse vencer!

💙🧡💙

Hola, gatitos
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