Grimmjow no salía de su asombro, por lo que apenas y podía esquivar los ataques correctamente. Su mente no dejaba de preguntarse cómo diablos era posible que un shinigami usase técnicas de un Hollow.
¡No tenía sentido!
Su cuerpo caía a gran velocidad luego de recibir un Tetsuga. Maldijo entre dientes y lanzó un Cero hacia el peli-naranja, para ganar tiempo para pensar en algo mejor.
Por suerte, logró estabilizarse a tiempo antes de estrellarse contra un edificio. Pero el shinigami llegó a su lado y, por primera vez, Grimmjow sacó su espada para bloquear el ataque.
Joder, ¡sin su brazo todo parecía más complejo!
Pero…
…con un crujido, la máscara de Ichigo se rompió en pedazos, haciendo que Grimmjow esbozara una sonrisa tras salir de su asombro.
Y comenzó su contraataque.
La respiración de Ichigo se volvió más pesada tras perder su máscara y, aunque trataba de defenderse de los ataques del otro, su cuerpo no reaccionaba a tiempo. ¡Mierda!
Una patada certera en su estómago lo hizo estrellarse contra el suelo, jadeando de dolor y cansancio. Mientras Grimmjow se acercaba a él, a paso lento, casi como si le diera tiempo para tratar de huir.
Ichigo agachó la cabeza, mirando sus manos apoyadas sobre el suelo, impidiéndole irse de bruces…
-¿Dón…?– buscó con la mirada su espada y, la encontró a unos metros de ahí, justo al lado del peli-azul, quién la tomó, sin dejar de sonreír.
Y, en un parpadeo, apareció a su lado, clavando la hoja negra de su espada en sus brazos para inmovilizarlo. Gritó de dolor.
-No sé qué fue la técnica de hace rato, pero es obvio que te afecta el usarla, ¿no es así?– habló Grimmjow, viéndolo desde arriba.
Ichigo no respondió.
-¡Mírame!– ordenó Grimmjow, tomando al chico por el cabello, obligándolo a alzar la mirada.
Pero los ojos de aquel shinigami permanecían perdidos en algún punto del suelo, con algunas pequeñas lágrimas acumuladas a los bordes debido al dolor y la impotencia que sentía. Y el peli-azul solo apretó su agarre, molesto.
¡Le molestaba esa mirada!
Le recordaba a esos cobardes que se habían rendido sin luchar siquiera. Y, en parte, le decepcionaba ver esa mirada en aquel shinigami que consideró un digno rival. Él creyó que sería diferente al resto, pero no lo fue…
-Qué patético.– bufó Grimmjow, soltando al peli-naranja y creando un Cero en su mano para darle de lleno en la cabeza.
Si ya no tenía ningún deseo de luchar, pues bien, lo mataría sin más.
Ichigo cerró los ojos, resignado, esperando un ataque que, al cabo de varios segundos… no llegó.
Abrió los ojos y, a través de las lágrimas, logro ver al peli-azul congelado en una prisión de hielo.
-¡Ichigo!– la voz de Rukia llegó a sus oídos y, al verla tratando de quitarle la espada de los brazos, sonrió aliviado.
Pero la tranquilidad le duró poco, cuando el hielo se rompió, dejando el brazo de Grimmjow libre, apuntando con su Cero a la cabeza de la pelinegra que se había quedado paralizada.
-¡¡¡PARA……!!!– gritó Ichigo en su desesperación y, aunque fue solo una fracción de segundo, pareció afectar al peli-azul. ¿Había dudado…?
Un nuevo ataque se dirigió al peli-azul e Ichigo se congeló en su sitio al reconocer el riatsu de Shinji.
Y, en cuanto el rubio y el peli-azul se alejaron, Rukia sacó la espada de su piel, haciendo que soltara un quejido aún más fuerte, pegando su frente al suelo para sobrellevar el intenso dolor.
•💙•
Había sido obligado por Ulquiorra a volver a Hueco Mundo cuando, finalmente estaba por usar todo su poder para deshacerse de esos malditos insectos que se interponían entre él y su presa.
-¿No pudiste tardarte otro maldito minuto?– escupió Grimmjow molesto, caminando al lado del azabache.
Ulquiorra no respondió.
-Joder, ¡casi logró acabar con él!– siguió quejándose el peli-azul. –¡Si me hubieras dado más tiempo, los habría matado a todos de una vez por todas!
-No lo creo.– aseguró Ulquiorra.
-¡¿Acaso me subestimas, bastardo?!– gruñó el peli-azul, elevando su riatsu de forma agresiva y amenazante. Pero el azabache ni se inmutó. –¡Si no te hubieras aparecido, le habría sacado los ojos a ese molesto shinigami!– aseguró.
-Sí no hubiese aparecido, estarías muerto.– corrigió Ulquiorra, tajante.
Los gritos e insultos por parte del peli-azul no se hicieron esperar, aunque el azabache ni los escuchaba, continuando su caminar hasta llegar a donde estaban los otros tres Arrancar que habían ido al Mundo Real.
Yammi y Wonderweiss estaban en perfectas condiciones, comparados con Luppi que tenía varias heridas y cortes. Grimmjow soltó una risotada al verlo.
-¡¿Qué te parece tan gracioso, cabrón?!– gruñó Luppi, molesto, taladrando con la mirada al peli-azul.
-¡Qué te dieron una putiza de primera!– exclamó el peli-azul entre risas.
-Grimmjow, infeliz……– siseó con rabia el afeminado, desenfundando su espada para atacarlo. Pero, al ver la fría mirada del Cuarto Espada, prefirió dejar el asunto así. –¡Pues no soy el único al que revolcaron, por lo visto!– exclamó, divertido.
Grimmjow dejó de reír, pero no perdió su sonrisa. ¿Eso era lo mejor que tenía para atacarlo?¡Qué patético!
-Y no me ves chillando por eso.– replicó Grimmjow, con burla.
-Ya basta, ustedes dos.– ordenó Ulquiorra, serio, cansado de aquel espectáculo infantil por parte ambos Arrancar.
Continuaron caminando hasta llegar a Las Noches…
…y fue ahí cuando Grimmjow cayó en cuenta de un detalle importante.
-Oe, emo… ¿Dónde está la humana que debías traer?
🧡💙🧡
Una disculpa por no haber actualizado todo este tiempo, gatitos. Tuve problemas con mi teléfono y recién fue que pude arreglarlo. Peeeeero como sé que las palabras se las lleva el viento, pues… les dejaré 2 capítulos en compensación por el tiempo ausente.
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Caprichoso Destino
AcakQué caprichoso puede ser el destino al unir dos seres, tan opuestos, con un mismo sentimiento. Sobretodo, cuando está en su naturaleza el odiarse mutuamente. Pero... ... del odio al amor hay solo un paso ¿no?