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Cap 5

Lucia al día siguiente se despertó y se preparó para ir a la secundaria, como si nada hubiera pasado esa misma noche, como si los tiros no hubieran existido ni gente hubiera muerto.

Agarro su mochila, colgándosela en el hombro, agarro una galletita y se la llevo a la boca, y antes de salir con las llaves en su mano, se volteo luego de recordar algo y corrio a su cuarto.

Allí, agarro la campera roja de Danilo de la silla y se la puso, para luego si salir. Cerró la puerta con su llave y se volteo para por fin irse.

Caminaba tranquila por los pasillos de los departamentos tranquila, observando todo como siempre, hasta que se encontró pasando por una especie de “tunel” a Carlitos, quería ir a saludarlo, pero justo en ese momento vió a Danilo subiendo por allí.

El le tiró a Carlitos con una especie de gomera una piedra en la pierna, el otro volteo enojado y lo miro, mientras que Danilo reía. Ninguno notaba la presencia de Lucia.

— ¡Ay! ¡Pelotudo de mierda!.— exclamó Carlitos frotándose la zona.— ¿Con que me tiraste?.

— Con una piedrita.— dijo Danilo riendo y acercándose a él.

— ¡Ay! Ya estás grande para eso, pajero.— decía Carlos con un tono de molestia en la voz.— ¡Déjaselo a los chicos!.

— ¡Bueno, bueno! Baja un poquito el tono.— lo miro.— ¿Que onda?, ¿a dónde vas?.— pregunto aún mirándolo con una sonrisa burlona.

— Al colegio, ¿adónde voy a ir?.— Decía aún frotándose la pierna.

— ¿Vamos a Liniers?.— Sugirió Danilo con una sonrisa.

— ¿A qué?.— Carlitos subio su vista, enderezandose.

— Al club, a probarnos.

— ¿Ahora?.

— No, mañana.— respondió irónico.— Si ahora. Dale, vamos.

Carlitos chasqueo la lengua.— No puedo.— dijo y empezaron a caminar lentamente.

Lucia como chusma que era, los siguió en silencio, escuchando y esperando el momento perfecto para asustarlos.

— ¿Por qué no podés?.— pregunto Danilo mirándolo.

— Porque no tengo ropa. Y tengo que estudiar.— respondió algo triste.—Encima, si mi viejo se entera de que me rateé, me va a cagar a pedos.— Danilo escupió y lo miro, escuchandolo atentamente.

Ese fue el momento perfecto para Lucia, así que se acercó más a ellos y los agarro por el cuello.

— ¿Quien se quiere ratear?.— pregunto mirandolos.

Los dos se asustaron, pegaron un salto y se voltearon a verla con cara de culo.

— ¡Ay dale pelotuda!, ¿sos o te haces Lucia?.— Gruñó Carlos.

— Uhhh, ¿y este logi?, ¿que le pasa?.— Dijo mirando con el ceño fruncido a Danilo.

— Ni idea, se levantó con la tanga cruzada.— le respondió este, y los tres rieron.

¿𝐐𝘶𝘦 𝘰𝘯𝘥𝘢?, ¿𝐂ó𝘮𝘰 𝘦𝘴𝘵á𝘴? - Danilo Sánchez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora