VII

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Cap 7

Al día siguiente, Lucia despertó con un suave ardor en su brazo, donde estaban las “cortadas” que había hecho la noche anterior.

Su padre no estaba en la casa, debió salir temprano a trabajar,así que aprovecho para prepararse tranquilamente. Ese día tenía planeado volver a acompañar a los chicos a la cancha, para verlos entrenar un poco.

Con la cara ya lavada con agua poco fría, se dirigió a paso un poco lento a el comedor, el cual estaba iluminado por la luz de el sol. Al acercarse a la mesa, pudo encontrar una servilleta con algo escrito allí.

“Hoy vas a el colegio, no te quiero volver a ver rateandote con esos dos porque vas a terminar mal, Lucia. Anda a estudiar, hoy te paso a buscar yo.”

Con un pesado suspiro, dejo la servilleta arriba de la mesa con algo de bronca. Quiso gritar, pero optó por no hacerlo, ya que no era la unica viviendo en ese edificio, se tragó toda su ira y fue a vestirse para ir a la secundaria.

Al terminar de cambiarse, paso por delante de el espejo y se fijó como iba vestida, un short de jean y una remera gris algo grande. No le dió mucha importancia su rostro, o ni de esforzó por intentar tapar la venda que tenía, si la gente era chismosa, era problema de ellos.

No tenía nada que ocultar, si, se cortó, ¿que más?, si quieren mirar que miren, y si quieren hacer "rumores" entonces háganlo, total, a ella no le importaba nada.

Pero delante de su familia y/o amigos si. Si algún día Liz la veía así, no quería defraudarla, le había prometido no hacerlo más, a Carlitos le había explicado el tema de sus cicatrices, y el de rulos también lo pidio, decía que si se sentía mal que hablara con el, y esas cosas que te dicen todos cuando lo haces.

El único que no lo sabía era Danilo. El las había notado, pero preferia no preguntar, ya que tenían un aspecto algo viejo y parecían curadas, así que se ahorro la pregunta. Por lo menos hasta que la curiosidad lo mate.

Tomo su mochila y cerró la puerta, por suerte, ese día no se encontró con alguno de sus dos amigos, sabía que si lo hacía, alguno de ellos le pediría que los acompañe, y ella no sabía decirle que no.

Si le decía que si y se rateaba con el, se comería un gran quilombo en su casa, y como dicen los adultos, el horno no estaba para bollos, y mucho menos ese día.

𓆝 𓆟 𓆞 𓆝 𓆟

Caminaba tranquila ya un poco alejada de el edificio, como ya era parte de su rutina, volvía a observar cada puestito, cada almacén que iba abriendo, porque ya era la hora.

Algo la saco de sus pensamientos, aún caminando, Lucia sintió una mano envolverse en su cintura y un cuerpo detrás de el de ella y, pegandolos entre si, acción que tensó rápidamente el cuerpo de Lucia. Pensando que podría ser cualquier viejo cachucha de allí, movió su codo para atras, impactando contra el estomago de quien la agarraba y haciéndolo caer al suelo.

Rápidamente, se volteo a ver quien era, Pero frunció el ceño al reconocer ese cabello castaño y esa campera de color rojo... Y claro, esas puteadas.

— ¡Ah, hija de puta!.— se quejo Danilo en el suelo, retorciéndose de dolor mientras se agarraba el estómago.

Lucia rodó los ojos y se agachó en cuclillas para quedar a una altura un poco más que el.

¿𝐐𝘶𝘦 𝘰𝘯𝘥𝘢?, ¿𝐂ó𝘮𝘰 𝘦𝘴𝘵á𝘴? - Danilo Sánchez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora