ᴋᴇᴇᴘ ᴛᴏᴜᴄʜɪɴɢ ᴍᴇ // ᴇꜱᴛᴇʙᴀɴ x ꜰʀᴀɴᴄɪꜱᴄᴏ

"Pon otra de Virus"

Fran era del tipo que vestía camisetas largas y anchas de colores variados, Esteban lo sabía porque era él quien le compraba esas camisetas feas que con bastante ilusión su novio pedía.

Así que, fue raro para el mayor llegar a casa, luego de un exhaustivo día de trabajo en la universidad, y ver a su novio vestir una de esas tantas camisetas cortada a la mitad, por la altura de su diafragma. Francisco lucía una camiseta color salmón y un short negro, completamente descalzo mientras cantaba y bailaba una canción de Virus con pasión.

— ¡Tengo que ordenar, esta confusión! —cantó. Su baile era raro, iba acorde al ritmo pero no a la letra.— Quiero estar libre, para un nuevo amor —siguió en voz baja, ya notando a Esteban en la puerta mirándolo con corazones en los ojos.— Holis —saludó avergonzado.

— Hola, bonito —respondió su saludo Esteban acercándose a él. Le plantó un beso en los labios luego de que Francisco le bajase el volumen a la música.— ¿Haciendo un concierto?

— Ay, no... —se negó divertido. Se puso rojo por la vergüenza.— ¿Llevabas ahí un rato?

— No realmente —una de sus manos rodeó su cintura descubierta.— ¿Se te rompió la camiseta? —bromeó acariciándole la piel.

— De hecho se me manchó —admitió.— Y no salía la mancha, pero ey, me queda bien —se alejó de su agarre y dio una vuelta, luciendo su ropa.

— Mhm, divino —sonrió mirándolo de arriba a abajo.— ¿Así que esto haces cuando no estoy?

— Hago más cosas, pero me gusta esto. Me siento libre.

Esteban asintió. Por impulso, apoyó su barbilla en el hombro de su pareja y cerró los ojos en alguna forma de contagiarse de su alegría y sentimiento de libertad.

— ¿Día ocupado?

— Estresante —murmuró, su voz salió amortiguada.— Los chicos estaban en otro lado, medio distraídos, no se —explicó. Envolvió sus brazos alrededor de Fran, este hizo lo mismo.— Ah, aparte llegó alguien nuevo a la clase... nueve... suena raro. Bue, me re cuesta eso de los pronombres —suspiró, agobiado.— Estuve media clase siendo regañado por eso.

— Ay, Kukito, te vas a acostumbrar —animó Fran.— Llámale por el nombre.

— Es que es medio raro también.

— ¿Es raro? ¿Y tu apellido qué?

— No me molestes —se rió con cansancio.— No sé, fue un día pesado nomas, y estoy cansado.

— ¿Querés dormir? —le sugirió el ojiverde.— Puedo apagar la música y-

— Pon otra de Virus mejor —Esteban sacó el rostro de su escondite, su cuello, y le miró a los ojos.— Cántame algo —susurró rozando sus labios con los contrarios.— ¿Sí? —sonaba como una súplica, una lastimera.

— Si me tenés así, lo menos que haremos será escuchar la canción —le dijo, luchando con sus impulsos de besarle la boca y destrozarlo.

— Sea como sea, esa camiseta cortada no te va a durar nada puesta.

[♥︎]

11/03/24