🤍 𝐏𝐞𝐪𝐮𝐞ñ𝐨 𝐚𝐥𝐛𝐢𝐧𝐨

58 10 0
                                    

Kurono... Deja de morderte las uñas... Eso es antihigiénico...— Reclamaba Chisaki viendo a su mano derecha quien parecía estar a punto de estallar en un ataque nervioso —Ella está bien... Los dos están bien...

Es fácil para ti decirlo... Quiero que ambos estén bien... ¿Y si ella lo está pasando mal? ¿Y si le está doliendo?...

Ambos hombres estaban en la sala de espera de un hospital a las afueras de la ciudad ¿la razón? La esposa de Hari estaba a punto de hacerlo padre, por petición de la mujer el albino tuvo que quedarse afuera, no quería que la viera y se quedara con un recuerdo traumante, para ser un asesino no lo creía capaz de tener estómago para ver algo como eso. Kurono estaba siendo carcomido por los nervios, quería ser él primero en cargar al bebé cuando naciera, quería ser quien cortara el cordón umbilical, habían tenido esa conversación tantas veces antes que al final tuvo que resignarse y quedarse afuera.

Tienes la frente empapada en sudor...—  El castaño se alejó unos pasos y le extendió desde su lejanía un pañuelo al albino, este lo recibió y se secó.

A los pocos minutos salió el médico, se veía muy tranquilo, eso era bueno... O tal vez no, cuando un medico estaba tan neutral o todo estaba en calma o todo estaba terriblemente mal e iban a dar malas noticias.

Esposo de la señora Kurono?— El mencionado asintió —Acompáñeme.

Lo hicieron desinfectarse de los pies a la cabeza y ponerse un equipo especial que incluía tapabocas, guantes de látex, gorro, bata, etc, en la sala de parto su esposa estaba derramando lágrimas y sudor, al verlo sonrió débilmente.

Pensé que no me querías aqui— Hari se puso a su lado y sostuvo su mano.

Cambie de parecer...— Apretó la mano de su esposo, el dolor era muy fuerte y se notaba en su cara, a Hari se le rompió el corazón por verla así.

Tenemos que hacer cesárea, la dilatación no es suficiente— Decía el doctor preparando el equipo médico, a Umiko se le entraron los nervios por ver todo, estaba al borde de las lágrimas.

No puedo... ¿Como es posible que no pueda hacer algo para lo que mi cuerpo está diseñado?... No puedo tener a mi hijo normalmente... Algo está mal en mi...

Kurono se apresuró a secar las lágrimas que empezaban a resbalarse por las mejillas de Umiko, besó su frente una vez que terminó con esta tarea y acaricio su cabello que se veía húmedo por el sudor.

No quiero oírte decir eso de nuevo... Cariño, no hay nada malo en ti, a muchas mujeres les pasa, es algo completamente normal, estaras bien... Ambos estarán bien.

Pasaron a hacer el proceso de protocolo para la preparación de la cesárea, ambos padres estaban ansiosos cuando el procedimiento comenzó, unos minutos... Y pronto toda la sala se vio invadida por el sonido del llanto del bebé, su pequeño al fin estaba con ellos...

Umiko cayó dormida tras ver a su pequeño, la dejaron descansar y se pusieron a desinfectar todo, horas más tarde, la castaña abrió los ojos para encontrarse con la mirada del albino fija en lo que tenía entre brazos, tenía entre mantas al bebé, lo acunaba y le sonreía, lo miraba con todo él amor del mundo, un hombre frio también tenía sus debilidades... En este caso, su primogénito y su esposa.

¿Es él?— Cuestionó sentándose lentamente en la cama del hospital.

Si... Es muy lindo... ¿Quieres verlo?— Un asentimiento fue lo que recibió como respuesta de la castaña, le pusieron el bebé en sus brazos y no pudo evitar derramar unas lágrimas con una sonrisa formándose en sus labios.

El bebé estaba muy tranquilo, era un varón saludable y hermoso por donde lo vieran, horas más tarde entro él misofobico de su tío, fulminaba a Hari con la mirada por haber echo pasar su hermana por eso, con el tiempo se había acostumbrado al echo de llamarlo cuñado, pero eso no le quitaba su sentido de sobre protección hacia su hermanita, parecía que solo ayer le habia dado la peor de las palizas a Kurono al enterarse del embarazo de Umiko y ahora tenían al pequeño con ellos, Kai solo lo miraba en su cuna portátil y de vez en cuando le dejaba agarrar su enguantada mano.

La pequeña familia charlaba a la par que miraban al recién nacido, Kai se habia decidido (Umiko lo obligó) a cargar a su sobrino, mientras lo paseaba de aqui a allá procurando mantenerlo tranquilo, Hari notó a su esposa haciendo una expresión de puchero, Umiko estaba muy feliz con su familia, su pequeño ahora era su adoración pero había algo que la hacía fruncir el ceño como una niña pequeña.

¿Que pasa? ¿Te duele algo?— Ella no le contestaba y eso lo preocupó —¿Amor?

Es igual a ti... - Murmuró, al no ser escuchada hablo más alto —Dije que es igual a ti, ¡nueve meses en MI y saco hasta TU cabello!— Se veía "ofendida" y por su parte, él padre primerizo se echó a reír.

¿Puedes culparme por tener genes fuertes?— Miró al bebé que Kai dejaba ya dormido en la cuna, en efecto, era su vivo retrato.

Con ese comentario, Hari se llevó un golpe en el rostro de un cojín que su esposa le lanzó, sonrió y rio levemente, la miró con ternura sentándose a su lado.

Vale... Vale... Calmate, él próximo se va a parecer más a ti..

Y con eso... Se llevó que le dieran con la barra del porta sueros en la cabeza... Y quien lo golpeó no fue nada más ni nada menos que Chisaki.

𝓞𝓷𝓮 𝓢𝓱𝓸𝓽𝓼 - Hari Kurono Donde viven las historias. Descúbrelo ahora