Cariño paternal, si, como no... Es raro llamar cariño de familia a una atracción que solo aumenta día con día. ¿Estaría acaso enfermo? El vio crecer a esa niña, la crío, le cambió los malditos pañales, aguantó cada una de sus pataletas, estuvo allí en cada logro de su vida y ahora... ¿Que demonios le estaba pasando?.
En la mente de Kurono, esto era algo que lo estaba atormentado, se acercaba el cumpleaños número 18 de Haruka, y mientras más veía en retrospectiva como había sido su vida desde que Chisaki se olvidó del preservativo, más se daba cuenta de que algo no estaba bien, no era normal, ¿Por qué se sentía tan mal?.
Recordaba muy bien ese día. Cuando cargo a la recién nacida en sus brazos, algo se estrujó en su corazón, toda su atención estaba en el pequeño ser humano que sostenía, tan bella, idéntica a su madre, con un alborotado cabello negro y esos hermosos ojos de un profundo azul oscuro, mientras el resto estaban discutiendo por cómo serían las cosas de ahora en adelante con una infante, el estaba allí, conectando con ella, abrazando su tan tierno y delicado cuerpecito. La vio crecer por tantos años, sus primeras travesuras, sus primeras palabras, en sus primeros pasos recordaba muy vívidamente como llegó caminando a él con esa dulce sonrisa. Pensaba que sin la madre y con un muy estresado Kai no iban a poder criarla, estaba muy equivocado, no fue sencillo, pero se disfrutó el proceso.
Cinco años... Diez años... Quince años y de allí en adelante solo se fueron sumando. Por la genética de su lado materno, se empezó a desarrollar bastante bien, a un par de semanas de cumplir dieciocho, ya tenía un cuerpo de envidia. Hari estaba algo nostálgico, extrañaba sus rasgos de infante. Todo creció, no podía decir que era mal dotada.
Esos pensamientos tan horribles lo invadían cada que su mente se desviaba a senderos equivocados. Se odiaba por pensar así de ella, no quería hacerlo.
Se preguntarán que era lo que pasaba por su mente, como se originó ese pensamiento. Bueno... Ese día fue raro.
Hace unos meses atrás, se podía ver qué Haruka estaba muy tensa, estudiaba sin descanso para entrar a una buena universidad. Hari lo notó, le ofreció llevarla a un spa, se lo había ganado por ser tan buena niña, ella accedió.
Mientras le hacían el tratamiento a Haruka, Kurono estaba en las aguas termales del lugar, su cuerpo totalmente relajado entre el agua caliente y el vapor, estaba apoyado contra la orilla con el torso fuera del agua y la cabeza hacia atrás. El también merecía relajarse de vez en cuando. De su marcada figura resbalaban gotas de agua. Ese día no había mucho movimiento, así que estaba solo en esa sección.
Se escuchó la puerta de la entrada deslizarse, alguien entró, no prestó mucha importancia, mantenía los ojos cerrados, hasta que... Sintió un par de masas presionar contra su pecho y una esbelta figura subirse a horcajadas en el. Abrió los ojos de golpe, totalmente pasmado, aún mas cuando noto quien era.
—Hari!
Se escuchó una voz entusiasmada, Haruka sonreía a la par que lo abrazaba, ella lo veía muy normal, no era la primera vez que se bañaba con el, Kurono la conocía de los pies a la cabeza, solo que ahora ya no la veía desnuda tan frecuentemente. Estaba creciendo, quería ser lo más respetuoso con ella que se pudiera.
Esas "masas" eran los pechos de la azabache, Hari bajó la mirada de manera discreta, apenas se veían los rosáceos pezones. "Mierda..." Pensó, jamás dimensiono el tamaño, se sentían muy suaves.
—¿Ya terminaron?.
—Si, me dijeron que podía venir a relajarme a las aguas termales, pregunté en donde estabas y todo coincidió, muchas gracias Kurono.
—No hay de que.
Quería pedirle que se moviera, en cambio, solo la abrazó por la cintura, en la inocencia de la menor le devolvió el gesto con un tierno abrazo, sin saber que por la mente de Hari se atravesaban un millón de pensamientos.
Sus entrepiernas estaban separadas apenas por unos centímetros, el agua hacia flotar a Haruka así que no llegaban a tocarse realmente allá abajo, y que bueno... Porque algo estaba empezando a asomarse.
Hari estaba tenso, incapaz de moverse mientras recibía la muestra de afecto. Sus cuerpos desnudos y tan cercanos, la menor con el cuerpo suave y un agradable olor que aún permanecía en ella tras los masajes, parecía que todo conspiraba para que la sangre le bajara al lugar menos indicado. A cada nuevo gesto, su pene no hacía más que subir e hincharse, se puso muy duro, naturalmente se curvo hacia arriba. El rápidamente apretó el agarre en la cintura de la niña y la subió, no quería que ella sintiera eso, mala idea, ahora tenía los pechos de ella casi en la cara.
"No... No por favor no..."
Ahora no eran gotas de agua lo que resbalaba por su frente, era sudor. Ella lo miraba algo extrañada, confundida.
—¿Estás bien?
No obtuvo respuesta, se preocupo por ver esa extraña expresión entre la palidez y el rubor en las mejillas de Hari. Le lanzó un poco de agua y el salió de su trance, la hizo a un lado y se envolvió la toalla a la cintura.
—Tenemos que volver antes de que tú padre se preocupe, tienes media hora.
Sentenció el mayor y salió casi a tropezones. Haruka quedó en el agua, totalmente confundida, se hundió en el agua, abrazaba sus piernas mientras se preguntaba si hizo algo malo. No queria amargarse un bonito día, por lo que hizo caso a Kurono y optó por relajarse en el tiempo que le había dejado.
En los vestidores, ya con su ropa habitual puesta, un hombre de cabellos en flecha hundía la cara entre las manos, gotas cristalinas se filtraban entre sus dedos e impactaban contra el mojado suelo disolviéndose entre la humedad, lágrimas. ¿Por qué lloraba? Por sentirse culpable. Era muy horrible sentir esas cosas por una niña que había criado como una hija, se sentía mal, como un depravado o el peor de los pervertidos. Rara vez lloraba, había que romperlo muy a fondo para que con esfuerzo un par de lágrimas gotearan de sus ojos, así de grave le afectaba sentirse de esa manera por la hija del jefe. Lo peor era que ni el sabía a ciencia cierta si tenía un enamoramiento, un deseo, una obsesión o lo que sea... Se estaba saliendo de control. Desde hace tiempo sentía un cariño particular hacia ella, hoy había llegado demasiado lejos, de todas las reacciones que pudo tener... ¿Una erección? Había que estar muy jodido de la mente. Bañaba a Haruka cuando pequeña sin ninguna malicia, con el más extremo de los cuidados y el ni siquiera le tocaba en lo más privado de su ser. Desde pequeña le enseño que su cuerpo era el mas divino de los templos y no podía permitir que nadie, ni él ni su padre, lo tocaran de manera indebida. Por eso y mucho más, se sentía mal y eso es muy poco decir.
El camino a casa fue silencioso, sus ojos estaban rojizos al igual que su nariz, intento calmarlo con agua fría, pero el tener una tes tan pálida solo aumentó a la rojez de su piel. La menor estaba tan relajada que quedó dormida en el camino de regreso. Él tuvo que bajarla, cargándola al estilo princesa, algunos notaron su sombría expresión y optaron por no preguntar. La dejó en cama, la arropó y se quedó viéndola, acomodando sus cabellos. Se tuvo que llevar la mano a la boca, se sintió tan asqueado por si mismo y lo que pasó esa tarde, que sus ganas de llorar fueron tan fuertes que sintió náuseas.
"Lo siento Haruka... Lo siento Kai..."
Pensó, tomó un respiro intentando calmarse, afortunadamente lo logró, al salir de la alcoba caminó cabizbajo cuando reconoció unos zapatos frente suyo y alzó la vista.
—Tenemos que hablar.
Era Kai... Ese día no se podía ir más al carajo.
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Que no panda el cunico, está historia aún tiene un desenlace. No sé preocupen, prometo que tendrá un bonito final.
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Muchas gracias por leer ( ˘ ³˘)♥
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𝓞𝓷𝓮 𝓢𝓱𝓸𝓽𝓼 - Hari Kurono
Fiksi PenggemarCuando piensas en el mano derecha del líder del Shie Hassaikai, ¿que imagen se te viene a la mente? Es un hombre apuesto y de personalidad fría, por lo poco que podemos ver de él en el anime/manga se puede deducir que es una persona que llega a tene...