Capítulo 2: La noche del sábado

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Kid había luchado durante todo el día contra sus ansias de escribirle a Archer

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Kid había luchado durante todo el día contra sus ansias de escribirle a Archer. Creía que quizá si se daba demasiada prisa en hablarle ella pensaría que estaba desesperado o incluso que podía ser un tipo algo raro.

El pelirrojo se dejó caer en el sofá tras terminar de fregar todos los platos de la cena, ya que aquella noche le tocaba hacerlo a él. De mientras, Killer pasaba los canales de la televisión con el desdén de siempre al no encontrar nada interesante.

—Lo de siempre, programas del corazón, gente gritando, películas de mierda… —gruñó el rubio dejando a un lado el mando seguido de un bufido tras dejar un canal de fondo en la televisión.

—Ya buscaremos algo que ver —dijo Kid sin hacerle mucho caso a las quejas de su amigo, a decir verdad, tenía otras cosas en mente.

—¿Le has hablado ya? —preguntó Killer irguiéndose en el sofá.

—No, tío —dijo Kid frunciendo el ceño y llevando inconscientemente la mano al bolsillo del pantalón donde guardaba el teléfono.

—¿Por qué? ¿A qué coño estás esperando? —le animó Killer a su manera.

—Va a pensar que soy un tío raro.

Killer se echó a reír a carcajadas.

—A ver, os habéis conocido porque te ha hecho un piercing en la polla, no se me ocurre una situación más rara que esa —dijo limpiándose una pequeña lágrima que se le había escapado por la risa.

Kid rodó los ojos, en el fondo le había hecho gracia porque había sido así, pero aún no se sentía preparado para hablarle a Archer.

—Cállate —gruñó Kid en bajo mientras se inclinaba para coger el mando de la televisión.

En un ágil movimiento y aprovechando los anchos pantalones de Kid, Killer logró robarle el teléfono metiendo la mano en su bolsillo.

—¡DEVUÉLVEME ESO! —gritó Kid al darse cuenta.

—¡No! ¡Voy a hablarle! —dijo Killer apartándose de él aún sentados en el sofá.

—¡Te juro que te mato, Killer, devuélveme eso!

Kid se había puesto tan rojo como su pelo en lo que parecía una mezcla entre vergüenza y rabia que iba a terminar descargando contra Killer en algún momento, ambos lo sabían bien.

El pelirrojo se lanzó casi en plancha sobre su amigo para intentar quitarle el teléfono de las manos, pero su nuevo piercing no le permitió continuar moviéndose con tanta facilidad causándole un dolor horrible debido al excesivo roce con la ropa.

Killer había aprovechado para levantarse rápidamente antes de que aquella mole pelirroja cayese sobre él y en cuanto Kid permaneció con la cara hundida en los cojines ahogando un grito de dolor, el rubio se apresuró a salir corriendo hacia su habitación para encerrarse en ésta.

CHAOS UNLEASHED: The redheads sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora