5. Dime de qué me sirve toda esta ambición

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—¡Arriba, levanta! —de nuevo la voz gritona de Sebas era lo primero que escuchaba Cry nada más despertar.

—¿Qué...? —fue lo único que pudo pronunciar aún con los ojos cerrados. Sintió prendas de ropa caer sobre él y por su textura supo que era ropa de gimnasio.

Apenas aterrizar en Madrid se desplomó en la cama del hotel y no sabía cuánto había dormido pero si sabía que no lo suficiente como para hacer ejercicio.

No le quedaba otra opción que dejar de refunfuñar y alistarse para salir a correr con Sebas al gran parque de la ciudad.

—Que ganas de despedirte Sebas —manifestó Cry con el poco aliento que le quedaba tras las muchas vueltas a trote.

Eran apenas las siete de la mañana. Para Sebas era la hora perfecta para salir a correr sin que Cry fuera reconocido por alguien, pues a esa hora solo se veía a los pocos dementes que se levantaban para hacer ejercicio.

Y podía parecer una locura, pero si en Milán ya formaba masas en la calle que hasta tuvo que intervenir la policía, no querían averiguar que pasaría en Madrid, en su país natal.

—Si lo haces te demandaré por despido injustificado, solo estoy cuidando de tu salud.

Era decimonovena vez que Cry amenazaba con despedir a Sebas, y por ende, era algo que se tomaban a broma los dos.

—Si cuidaras de mi salud me dejarías dormir más.

—No puedes pasarte la vida entera en la cama Cry...

—No lo hago, también trabajo, sino no estarías aquí conmigo.

—No me refiero a eso.... No tienes esas ganas y ambición que tenías cuando te conocí, tú mismo me dijiste que querías llegar lejos en esta profesión y tener historias que contar, pero estás perdiendo brillo ¿Acaso quieres volver a estar sentado frente a un monitor todos los días durante horas, como antes?

Sebas conocía muy bien el motivo de esa pequeña depresión en la que Cry estaba sumergido, pero no entendía el por qué ¿Qué importaba que una simple chica no estuviera a su lado cuando podía enfocarse en conseguir todo el dinero y fama que quisiera? En su mente no tenía ningún sentido echar todo eso a perder.

Cry solo sonrió ante la última pregunta que le formuló Sebas.

Sí, su trabajo de antes consistía en estar sentado durante horas frente a un monitor hablando con personas desconocidas pero con las que había formado su primera comunidad.

Gracias a esa comunidad pudo vivir bien durante años, y gracias a ello y a casualidades de la vida, pudo conocer a Yeri.
Recordaba lo mucho que le encantaba sentarse en ese monitor a hacer diferentes dinámicas y pasarlo bien en cámara. Y detrás de cámara, jugar con Yeri a juegos de miedo que derivaban a que al final del día su novia tuviera que dormir toda la noche abrazada a él.

—Mi vida de antes tampoco es que fuera mala...

—Como quieras... —Sebas ya no sabía a dónde había divagado la mente de Cry y siguió trotando—. Señor dame paciencia.

No pudo avanzar mucho ya que recordó que debía decirle a su artista que mañana por la mañana volarían de vuelta a México, por lo que su madre hoy estaba de camino a Madrid para saludarlo.

—Ah ¿Y le da tiempo de llegar al desfile? —preguntó el pelinegro al escuchar la noticia. Le hacía cierta ilusión que su madre le viera desfilar en directo.

—No creo, recién me avisó que va a agarrar un tren en dos horas, y recuerda que aunque el desfile empiece a las 3pm debes de estar tres horas antes para el fitting, una colaboración con Vogue...

Lo que hay x aquí || CrymuaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora