9. Y aunque duela, es verdad

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Ese mismo día en la noche, mientras la música hacía retumbar las paredes del recinto y las luces destellaban en la vibrante after-party de Loewe, la mente de Yeri divagaba hacia lo ocurrido con Cry. No prestó atención a las estadísticas que consiguió el live con Vogue, ni a lo que sus colegas le comentaban. Intentaba sonreír, hablar, brindar y bailar casi de manera automática, y todos notaban que había algo raro en ella. Eso le confirmó a Carlos que su jefa Yeri había tenido algo más que una amistad con el modelo Cry.

No tener algún tipo de relación con Eduard era lo mejor que podía hacer Yeri por ella. Su decisión no fue solo por el hecho de haber besado a otra chica y habérselo ocultado, Yeri no quería volver a sentir que su persona favorita la abandonaba.

Ella misma aprendió a priorizar su bienestar y a encontrar su propio camino sin él, pero le dolía y le apenaba, y esas emociones solo la mantenían inquieta. "¿Y ahora por qué?" —se repetía mentalmente, si se suponía que tener una última conversación significaba poder liberar su mente y su corazón de la sombra de Eduard. Ella misma propició un encuentro para terminar todo, y no tenía idea de por qué no se sentía tan bien como se lo imaginó. Pero confiaba en que algún día se sentiría bien.

Por otro lado, a unos kilómetros de distancia, Cry estaba en su habitación de hotel, con el rostro enterrado en las manos, llorando en silencio. Había mandado al diablo a su manager, fingiendo estar enfadado con él por no conseguir un billete de vuelta a México tan pronto como él quería.

Pero a quien no podía mandar al diablo era a su madre.

Su madre, una mujer fuerte y sabia, que hasta en la distancia siempre estaba a su lado aunque él no hablara mucho con ella. Esa noche intentó consolarlo. No había palabras que pudieran aliviar el dolor que su hijo sentía, así que simplemente permaneció con él, escuchando sus sollozos y recordándole que no estaba solo.

—Me equivoqué en tantas cosas mami. Fui un egoísta, debí enfrentar lo que estaba pasando.

Ella solo tenía ganas de asentir a lo que su hijo decía, pues no sentía que estaba equivocado. Así como intentó estar para su hijo, su relación con Yeri nunca decayó y seguía hablando con ella. La suegra de Yeri sabía muy bien lo que sintió cuando llegó a casa y no vió las cosas de su novio, mas solo una carta de despedida en la entrada. También cuando su mejor amiga no pudo recuperarse del shock y la única solución que encontró su familia fue llevársela lejos, fuera del país sin que ella pudiera hacer nada.

Yeri al quedarse sola, la mejor recomendación que pudo darle desde la distancia fue encontrar un profesional que la ayudara, así como continuar con su carrera y dejar atrás esa vida que solo giraba en torno a su hijo Eduard. Porque a pesar de que se querían mucho y su suegra apoyaba mucho su relación, Yeri no se daba cuenta que últimamente posponía sus sueños por cumplir los de su hijo, y cómo eso la apagó en pocos meses.

—Ya no puedes cambiar las cosas cielo, pero puedes seguir adelante... —le aconsejó. Desde la ruptura, nunca le dejó hablar sobre el tema pero ya era hora de que enfrentara las cosas. Su manager ya le había advertido de la aparente depresión en la que estaba hundido y no quería que su hijo pasara por todo ello en silencio.

—Siento que no puedo...

—Yo te ayudaré a volver a brillar, mi solecito.


*Casi dos años después*

Llegó el día del evento promocional más esperado por Yves Saint Lauren en México. Las figuras más influyentes de la moda del territorio mexicano se mezclaban bajo las luces cálidas y doradas que iluminaban la majestuosa sala de mármol. La música palpitaba en el corazón de la capital, envolviendo a todos los presentes en una euforia electrizante.

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⏰ Última actualización: Aug 26 ⏰

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