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Con sutiles movimientos de sus dedos largos, el extraño hizo aparecer, y otra vez como por arte de magia, platos rebosantes de todas las comidas favoritas de Gulf, mientras le contaba sobre él, sobre la leyenda de los Fuegos Fatuos, sobre su rol de protector de su gente y de su historia, sobre la maravillosa isla Les Nebis, sobre los atardeceres de ocres y carmesí, sobre el tesoro de los piratas, sobre las sirenas y también le habló de Amor...

Cuando Gulf le preguntó su nombre el extraño solo sonrío. Los Fuegos Fatuos no tenemos nombres porque lo abarcamos todo y un nombre sólo nos limita. Pero puedo concederte el deseo y puedo ser nombrado por ti esta noche. Escoge un nombre para mí y responderé a él...

Gulf no tuvo que pensarlo demasiado. Aquel ser infinitamente dulce en sólo unas horas de conversación le había hecho olvidar el mundo los dolores los corazones rotos aquel joven era pura dulzura. Era un protector, un guardián, como lo había dicho. Inmediatamente a Gulf se le vino a la cabeza el nombre de un personaje literario quien, desde el primer momento de descubrirlo en uno de sus libros favoritos, se había convertido en su confidente, en su amigo, en su amante platónico. Ese personaje era el ser más dulce que pudiera existir. Y aquel otro extraño ser frente a él, parecía emanar una dulzura igual. Consciente de que acababa de sonrojarse, dijo:

—Mew, ese será tu nombre...

El extraño sonrío. Había hablado con muchos humanos pero ninguna nunca le había hecho sentir que era dulce y protector. Y entonces lo pensó un segundo y se dio cuenta que nunca había sido dulce con un ser humano. No tenía por qué serlo. Nunca había tenido que tomarse el trabajo de dar abrigo o de compartir un fuego cálido o de regalar manjares con ningún ser humano.

Un Fuego Fatuo enamora sólo con la mirada y le basta un segundo para que cualquier ser humano le entregue su corazón. Un ser humano es para un Fuego Fatuo solamente un entretenimiento, un entretenimiento que se le estaba permitido una vez al año. El ser ahora llamado Mew volvió a mirar al joven Gulf a los ojos fijamente y en silencio. Nunca se había sentido así. Pero le bastó un segundo para entender lo que sucedía. Nunca había conocido a un ser humano así. Nunca había sentido el dolor humano, la tristeza, la soledad. Nunca había visto a un ser humano llorar como lo había visto durante todo el camino esa mañana cuando lo había seguido de cerca sin que él se percatara. Y por primera vez el poderoso Fuego Fatuo se sintió vulnerable. Y entonces buscó la manera de que Gulf hablara y así distraerse de esas emociones nuevas que no estaba seguro cómo manejar.

Gulf parecía sentirse cómodo, envuelto en aquella atmósfera de fuego y de miradas y le habló sobre sus sentimientos, sus emociones, sus miedos, sus sueños. Le contó cosas que jamás se había atrevido a pronunciar en voz alta. Le habló sobre el dolor que sentía cada vez que su padre lo comparaba con sus hermanos, le habló de la tristeza que le daba ver a su madre ahogándose en el alcohol para callar las voces extrañas que le hablaban de las infidelidades de su marido. Le habló de sus compañeros de clase que sólo se acercaban a él y se mostraban amistosos cuando había alguna gran fiesta en la mansión. Le habló de la primera vez que escuchó la leyenda de los Fuegos Fatuos, le habló de los dibujos que había hecho sobre cómo pensaba él que era un Fuego Fatuo. Le habló de lo que esperaba de la vida y de que sabía que nunca iba a tener el amor. Le habló de amor, le habló de los besos que deseaba tener, le habló de los abrazos que le faltaban.

Y Cuando comenzó a hablar de abrazos, un Mew conmovido se abalanzó sobre él y lo envolvió con unos brazos dispuestos y cálidos, atrayéndolo a su pecho que aunque frío parecía estar hecho de puro fuego.

—Cuando un Fuego Fatuo te abraza, te da parte de su vida. —le dijo Mew— Ahora somos uno. Nosotros no regalamos nuestros abrazos a los seres humanos porque creemos que no lo merecen. Pero tú joven Gulf mereces ser abrazado por el resto de tu vida. Al menos hasta que salga el sol seré yo quien te abrace. Que así sea...— acabó de pronunciar Mew, acercando sus labios a lo suyo y regalándole su primer beso de Amor...

Fuegos FatuosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora