Fuegos Fatuos

8

El tiempo de las palabras se acabó. Gulf ya no dijo nada más. Se entregó a ese beso con alma y vida. Mil veces en las noches había soñado con su primer beso. En ninguna de esas noches había imaginado ese beso de esa forma tan arrebatadoramente perfecta con la que Mew lo estaba besando. Esos labios, carnosos, tiernos dulces,candentes parecían quemarlo. Esa lengua atrevida danzante lujuriosa que buscaba la suya sin ninguna vergüenza lograba que Gulf sintiera fuego en todo su cuerpo.

Ya le habían dicho que la primera vez dolía. Pero aferrándose más al cuerpo de Mew, Gulf pensó que no le importaba sentir dolor, que cualquier dolor era bienvenido, que ese ser que ahora le había empezado a quitar la ropa con desesperación y con deseo podía disponer de su cuerpo como le diera la gana, que él no protestaría, qué se entregaría.

" Bienvenido dolor", pensó Gulf.

— No va a dolerte.— le susurró Mew al oído mientras lo hacía recostar sobre unos almohadones de seda.

Gulf se mordió el labio al ver el cuerpo desnudo de Mew y sintió un poco de vergüenza al sentirse desnudo él. Inmediatamente a ese pensamiento el fuego de la chimenea disminuyó dejando todo en penumbras.

— El amor de un Fuego Fatuo jamás duele mientras ocurre, siempre deja huella, pero siempre termina rompiendo el corazón. Pero eso lo hace cuando acaba, por eso casi siempre decidimos borrar nuestros recuerdos de quienes nos han visto y sentido.  Mientras un Fuego Fatuo te ame toda la noche lo único que sentirás será placer.

Y el ser platinado ya no dijo nada más. Comenzó a morderle los labios, las mejillas, el cuello y siguió bajando y bajando por el pecho, por el vientre, mordiendo lamiendo, acariciando, encendiend. Luego volvió a subir y cuando sintió que el corazón de Gulf enloquecía con los latidos lo hizo suyo sin aviso sin pedir permiso y lentamente entrando y saliendo, apretando sus manos a las suyas y mordiendo su boca con pasión. Lo tuvo así cautivo hasta que las llamas de la chimenea se extinguieron con la llegada del amanecer...