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La mañana se sentía emocionante, las risas juveniles llenaban el autobús que llevaba a los estudiantes al viaje realizado por la universidad, Vicente recostaba su cabeza sobre la ventana observando el precioso paisaje que se le presentaba y de vez en cuando observaba el camino lleno de árboles que le regalaba el relajado viaje.

Roberto iba sonriendo junto a su grupo de amigas, su mejor amigo Ramiro y su preciado tío Aron. Ramiro había comentado algo que les pareció de lo más graciosos del mundo a los jóvenes que se burlaban de sí mismos.

Aquel camino largo no llegaba a su fin, pero para poder llegar a su destino tenían que seguir a pie, no porque el autobús que los llevaba no tuviera la capacidad solo era parte de la experiencia para los jóvenes universitarios.

Vicente se había retrasado un poco porque su madre le había llamado para averiguar su estado, sin embargo, aquello provoco que sus demás compañeros se adelantaran mucho, y por poco creía que se había perdido, pero distinguió una figura más pequeña que el por lo que se acercó, pero podo después se dieron cuenta de que ambos ya iban muy atrás de sus compañeros y les perdieron de vista.

El más alto no creía que podría quedar más enamorado por aquella la coquetería "nata" de Roberto. Comenzaba a nublarse un poco más, la noche amenazaba en llegar pronto, Roberto se sentía un poco tímido y hablaba cosas sin sentido para otros pero con mucho sentido para él y Vicente quedaba embelesado por la verborrea de Roberto, ambos jóvenes ya se sentían cansados pues no lograban encontrar el camino al campamento, después se quedaron por un momento en silencio descansando sobre unas rocas por la larga caminata que habían recorrido los muchachos, el joven Vicente se perdió por un momento en sus pensamientos algo confundido por la manera en que lo hacía sentir el otro chico, mientras que Roberto sin siquiera planearlo observaba cada facción del joven más alto, suspiro tranquilamente, y después sacudió su cabeza queriendo sacar de su mente los lindos ojos marrones que se miraban más claros ante los rayos del sol, queriendo evitar sonrojarse por las sonrisa que le daba Vicente cada vez que le oía hablar.

Roberto cubrió su rostro con sus manos algo frustrado, no quería sentirse de esa manera, lo sentía de alguna manera incorrecto.

-Deberíamos retomar el camino- dijo Vicente mientras se levantaba y se acercaba al muchacho extendiendo su mano para que el más bajo la tomara. Roberto en acuerdo con él asintió y acepto la mano que le ofrecía el joven más alto. Al levantarse perdiendo un poco el equilibrio coloco su otra mano en el pecho de Vicente para evitar caerse, miro hacia arriba diciendo un "lo siento" bajando la vista rápidamente ya que sentía las mejillas calientes por la cercanía.

Por otro lado, Vicente sonrió tímidamente volteando el rostro hacia otro lado, preguntándose si Roberto a esa distancia podía escuchar lo latidos de su acelerado corazón.

¿Olvidarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora