-Mamá- hablo el chiquillo que intentaba llamar la atención de su madre.
- ¿Qué sucede? - preguntó la mujer mirando a su hijo.
-Me gustaría ir a explorar- dijo el niño.
-Pero claro hijo, ¿A dónde vamos primero? - la entusiasmada mujer dijo.
-Mamá, me gustaría ir solo, tú vas a ver lo que te llame la atención y yo voy a ver lo que me guste- la mujer medio decaída acepto la propuesta de su hijo pidiéndole que simplemente no saliera del museo hasta encontrarse. El niño acepto feliz y fue a observar con deleite unas reliquias antiguas que se encontraban en otra sección del museo. Iba corriendo con entusiasmo hasta que su cabeza choco con una espalda.
- ¡Auch! - exclamó.
Un niño que parecía de su misma edad volteó al sentir el impacto y al escuchar la queja del niño le preguntó si se encontraba bien, pero se asustó cuando vio un líquido carmesí resbalando por los labios del contrarió.
-Lo siento tanto, en verdad perdón- se disculpó apenado y lo llevo rápidamente a los sanitarios del museo. Al poder detener la hemorragia nasal del moreno ambos se miraron y comenzaron a reír.
-Vicente- dijo extendiendo su mano.
-Roberto- dijo aceptando la mano del contrarió.
Ambos niños salieron de los sanitarios públicos y fueron a explorar el museo los dos juntos, se agradaron desde el primer momento, pero se tuvieron que despedir tan pronto como se conocieron porque Roberto viajaría a España con sus padres.
Roberto y su madre se reencontraron para volver a casa, estaban a unos días de viajar a España y quería consentir a su hijo disfrutando un poco del país. María sabía que su hijo no pararía de hablar de su nuevo amigo por un tiempo.
-Hoy conocí a alguien, es lindo- dijo Vicente a su madre.
- ¿Ah sí? - preguntó intrigada Lucía. Y sonrió cuando vio una grande sonrisa sobre los labios de su hijo.
- ¿Está mal si me gusta? - pregunto Vicente curioso por saberlo. Le intrigaba, y realmente esperaba que no estuviera mal, porque sentía que se había enamorado.
Lucía soltó un largo suspiró y negó lentamente con la cabeza, buscando las palabras correctas para que su hijo no se confundiera.
-No está mal, cariño. Pero la sociedad es cruel y debes de tener cuidado- dijo la madre de Vicente y este último lo tomó como una advertencia de vida.
"¿Me enamoré?", pensaron genuinamente ambos muchachos en la oscuridad de sus habitaciones, sonreían a la nada al recordarse. Ambos se sonrojan cubriendo sus rostros con sus suaves mantas. "Creo que sí". Ignorando el hecho de que en el pasado ya se habían encontrado.
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¿Olvidarte?
Fanfiction-¿Puedo ser tu compañía, tu delirio y tu consuelo?-preguntó el joven más alto con quietud y suma atención, el de ojos negros balbuceo un poco, el quiere pero tiene miedo. -Tú puedes- dijo en un susurró al más alto.