III

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La noche envolvía los terrenos de Hogwarts con un manto de oscuridad mientras los profesores, preocupados por la ausencia de Shuuji, se embarcaban en una búsqueda intensiva por todo el colegio. Con lámparas mágicas en mano y corazones llenos de inquietud, exploraron cada rincón de la escuela en busca del joven Slytherin.

Finalmente, en las afueras del colegio, una figura solitaria fue avistada bajo la luz plateada de la luna. Era Shuuji, sentado en un rincón apartado, absorto en la lectura de un libro. La profesora McGonagall fue la primera en llegar a su lado, seguida de cerca por el profesor Dumbledore y el resto del personal de Hogwarts.

"Shuuji, ¿qué estás haciendo aquí?" preguntó la profesora McGonagall con una mezcla de alivio y preocupación en su voz.

Shuuji levantó la vista del libro, sus ojos oscuros brillando con una mezcla de sorpresa y confusión al ver a los profesores reunidos a su alrededor. "Solo estaba leyendo, profesora", respondió, su voz tranquila pero ligeramente tensa.

El profesor Dumbledore se acercó lentamente, su expresión serena pero penetrante mientras estudiaba al joven Slytherin. "¿Por qué no estabas en la cena, Shuuji?" preguntó con suavidad.

Shuuji bajó la mirada, sintiendo una punzada de incomodidad mientras se enfrentaba a la mirada inquisitiva del director de Hogwarts. "Perdí la noción del tiempo mientras leía", admitió con sinceridad. "No me di cuenta de que había pasado tanto tiempo."

La profesora McGonagall asintió con comprensión, su expresión suavizándose mientras escuchaba la explicación de Shuuji. "Entiendo", dijo con calma. "Pero debes recordar la importancia de mantenerte informado sobre tu paradero, especialmente durante la noche. Todos estábamos preocupados por ti."

Shuuji asintió en silencio, sintiendo un ligero rubor de vergüenza en sus mejillas mientras asimilaba la reprimenda de la profesora McGonagall. Sabía que había cometido un error al perderse la cena sin avisar a nadie, y se sintió agradecido de que los profesores se preocuparan lo suficiente como para buscarlo.

El profesor Dumbledore colocó una mano reconfortante sobre el hombro de Shuuji, transmitiéndole una sensación de apoyo y comprensión. "Entendemos que a veces las cosas pueden volverse abrumadoras, Shuuji", dijo con suavidad. "Pero recuerda que siempre estamos aquí para ti, si necesitas ayuda o alguien con quien hablar."

Shuuji asintió con gratitud, sintiendo un nudo en la garganta mientras se daba cuenta de cuánto significaba para los profesores. Era extraño, no estaba acostumbrado a la preocupación. En su casa, con su "familia", todo era hostil y frío. La palabra preocupación no estaba escrita en sus diccionarios, el mantra en esa casa era "cada quien en sus asuntos", Shuuji podía perderse por dos semanas y a nadie le importaba nada, simplemente, eso.

> Insert Flashback.

 La noche envolvía el oscuro callejón con un manto de sombras mientras el pequeño Shuuji se agazapaba en un rincón, observando con ojos atemorizados la escena que se desarrollaba frente a él. Tenía solo ocho años, pero ya había sido testigo de demasiadas cosas que ningún niño debería presenciar. Su padre, un mafioso despiadado, no mostraba ningún remordimiento por exponer a su hijo a la violencia y la brutalidad del mundo en el que vivían.

Desde su escondite, Shuuji observaba con horror cómo su padre y sus hombres ejecutaban una transacción ilegal en la oscuridad de la noche. Los disparos resonaban en el aire, seguidos por gritos de dolor y el sonido sordo de cuerpos golpeando el suelo. Shuuji se encogía de miedo, sintiendo náuseas al ver la sangre que se derramaba a su alrededor.

Sin embargo, lo peor estaba por venir. Después de que los hombres de su padre abandonaron el callejón, dejando atrás un rastro de caos y destrucción, su padre se acercó a Shuuji con una sonrisa cruel en el rostro. "¿Lo viste, hijo?", preguntó con indiferencia, como si la escena de violencia no significara nada para él.

Ying y YangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora