Serás mi esposa

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Tarde o temprano hay cosas que van suceder, solo así, nada las puede evitar y el Supercorp es una de ellas.

Además esto no solo es perversión, aquí hay amor, y bueno para quienes están leyendo esta historia como pueden ver se va poniendo cada vez más oscura, según yo solo iba a durar 5 capitulos como Pacto de guerra, pero todavía hay mucho que contar, sin más que lo disfruten.

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La agonia que la bruja siente los siguientes días es titánica, pues luego de esa noche vuelven a repetirlo en cuanto se encuentran solas, ya sea en su momento por las tardes o cuando las mandan a recolectar. Sufre porque piensa que todo esto es sexual, sin embargo, la rubia impide que se torture con sus pensamientos, ya que pese a que no han hablado con palabras de lo que sienten, no permite que se sienta aislada, cada vez que la escucha suspirar busca que sus cuerpos se rocen, aunque sea sus codos, durante su guardia si la escucha sollozar, acaricia su pie o se mete en su tienda cuando nadie ve para abrazarla.

Es progresivo, logrando que de a poco la joven Luthor sienta que nunca va a volver a dejarla, lo que la anima conforme dejan cada vez más atrás las cienegas.

Deben tener precaución en estas montañas, no han sido exploradas, ni siquiera se sabe que se dice de ellas, así que su plan es empezar a cabalgar apenas salga el sol y seguir hasta dos marcas antes del atardecer que aún hay buena luz para poner su campamento.

El plan no es difícil de seguir, lo difícil es el camino, no hay senderos, por lo que andan por peligrosos bordes en los que apenas caben sus caballos. A la hora del campamento solo han cruzado una montaña, pero es mejor así que aventurarse en la noche por tierras extrañas; ésta vez la expareja si ayuda, e incluso cooperan con la cena.

Kara está cortando madera con su espada cuando ve que Lena arroja unos tubérculos a la olla donde supuestamente va su comida.

-Owwww- se lamenta acercándose al fuego para dejar las pilas de madera-. Odio las verduras.

-Sabes que te hace bien- responde su ex sin mirarla siguiendo con su preparación-. Además en los pantanos solo comimos carne.

La rubia refunfuña sentándose a su lado para afilar su espada pues cortar madera con ella entorpece el borde, Diana que estaba ahí junto con Donna haciendo una mapa preliminar del área, sonríe al ver su interacción más sana desde que empezó el viaje.

-Veo que se llevan mejor- dice en voz alta llamando la atención de la expareja-. ¿Nunca comiste verduras hasta que se comprometieron?

-¡Claro que comía!- asegura la rubia volviendo a su espada-. Pero en mi cultura es habitual comer carne cuatro por cada siete días.

-¡Wow!- exclama Donna, ese tipo de consumo solo sería posible para un pueblo que tiene ganado, algo demasiado raro en su mundo que prioriza el cultivo-. Creí que los Kryptonianos solo eran cazadores.

La hija de Zor-El sonríe con orgullo clavando su espada en el suelo.

-Somos cazadores, si, aunque en nuestras tierras del sur tenemos algunas cabezas, somos los mejores pastores- explica contenta, sin embargo, luego pierde su sonrisa-. Lamentablemente eso disminuye el desarrollo de mi semilla, por eso cuando nos comprometimos dejé de comer tanta carne.

A su declaración sigue un sospechoso silencio, la bruja abre mucho los ojos nerviosa, y se encoge un poco como intentando pasar inadvertida cuando la princesa confundida pregunta.

-¿Tu que?

-¿Qué tiene que ver el consumo de carne con tu semilla?- cuestiona Donna.

Kara frunce el ceño, no entiende que no entienden.

El grial de piedraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora