Tengo que terminar esta historia pronto, se supone que iba a descansar y no he podido, de cualquier forma no se preocupen ¡Volveré con más!
He pensado escribir de Saskia y Sadie pero no he visto sus respectivas series, así como otra de diferencia de edad, solo que en esta Lena sería la menor, sin más que lo disfruten.
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Al momento que Kara amenazó con su espada a su princesa, Donna sacó la suya dispuesta a defenderla, sin embargo, la rubia solo la mira de reojo antes de volver su atención a Diana.
-¡Acrata ataca!- ordena sin inmutarse.
Para sorpresa de todas y en especial para Rojas, el perro obedece saltando sobre la amazona menor, a la cual inmoviliza en el suelo pues aferra sus dientes al cuello de la chica.
-¡Qué mierda le hiciste a mi perro!- exige Andrea alzando su arco con flecha preparada.
-Digamos que lo entrené...- dice sin mirarla acercándose para atacar a la princesa que también responde-. Él cree que está jugando, no lo vayan a lastimar.
Con esas palabras la arquera apunta a Donna que había alzado su arma contra el animal, pero su brazo termina clavado al suelo cuando una flecha lo atraviesa.
-¡Aaaaaaaaaaaaaaaaah!
-¡Ni siquiera se te ocurra lastimarlo!- le advierte preparando una segunda flecha para ayudar a la regente de Temiscira.
Entre tanto las guerreras se baten en un duelo a muerte, las espadas se estrellan con tanta fuerza que sus aceros sacan chispas, que sus muñecas duelen y diestras como son, cada movimiento consigue cierto éxito, dejando cortes sobre su piel.
-¡Listo! Detente- pide Rojas.
-Blueblurm ¡Tachi!
Tras esas palabras Andrea suelta su arco cayendo de rodillas.
-¡¿Qué me pasa?!
La rubia deja de combatir al ver a Lena arrastrándose para salir de la catedral.
-¡Juraste lealtad a cambio de hablar con tu prometido muerto!- explica la bruja dejándose caer moribunda-. Digamos que tú sangre sirve para más que un sacrificio.
Esa breve distracción provoca que la Kryptoniana baje la guardia y lo próximo que sabe es que la espada de la princesa atraviesa su vientre.
-¡Kara!- grita la bruja Luthor desde su lugar al verla caer, la sangre escurre de su boca al igual que su amante.
Ambas estiran sus manos hacia la otra aunque la distancia de unos cinco metros evita que se alcancen. Todo esto a los ojos del Rey Forscha, que observa impasible, como si la masacre no ocurriera justo afuera de su templo, la cual no hace cambiar su fría expresión mientras regresa sus pasos de vuelta a la catedral.
Diana deja caer su espada.
-No quería matarte, solo... Yo- yo no quería ¡Estabas peleando en serio! De un momento a otro te detuviste, pero es Steve quien debe beber esa agua- expresa la amazona entre tartamudeando y excusándose.
No es que no le importe la traición, entiende muy bien porque lo está haciendo, fue el mismo sentimiento que la incitó a dejar su hogar para buscar esta solución y no puede odiarla por eso, sin embargo, la rubia si lo reciente pues le devuelve la mirada con rencor, enpuñando su espada para herirla. Pese a que está sentada en el suelo, alcanza a rebanar la parte superior de su pierna, Diana cae a la tierra gritando por el dolor.
La rubia agonizante se incorpora, intentando terminar con ella, pero la princesa se protege con su brazo, la espada golpea su brazalete y el rebote es tan poderoso que desarma a la rubia que cae de espaldas. Exhaustas las dos miran al frente encontrando una escena increíble, el rey de Forscha está dándole de beber a Lena de un grial de piedra gris muy grande, tal vez 40 centímetros de alto, parecen dos tazones juntos por una columna de mármol.
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El grial de piedra
PertualanganLa princesa Diana ha decido embarcarse en la peligrosa búsqueda de un objeto de leyenda, para eso necesita una guerrera que la apoye, tal vez una del respetado clan Zor-El y una curandera, la brujas del clan Lefay no tienen comparación, pero su empr...