Prólogo

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Un chico de tez blanca con cabellos rojizos corría colina abajo mientras un grupo de hombres le gritaban y le perseguían.

Acababa de robar en un bar. Su día a día.

Giró a la derecha una vez que llegó al pueblo y se escondió en un callejón. Al ver que todo el grupo seguía hacia delante, dio un suave suspiro y sacó la comida que había robado.

— Al menos sigue caliente.

Murmuró en voz alta mientras comenzaba a devorar aquello, después de unos pocos minutos salió del callejón y se encaminó a la playa. Estaba cerca así que no tuvo que caminar mucho.

Echó su pelo hacia atrás intentando calmar su respiración, seguía algo agitado por haber estado corriendo probablemente más de 10 minutos.

Al mirar hacia delante vio como un enorme barco pirata se encontraba a unos metros de la costa. Frunció el ceño extrañado, normalmente no pasaban piratas por estas tierras. No desde hacía muchísimo tiempo.

Se acercó curioso por saber cuanto tiempo llevaba anclado cerca de la costa.

Llegó hasta las rocas al lado de la orilla y puso sus manos sobre sus caderas mientras observaba con atención la madera del barco. Se percató de una pequeña barca puesta al lado de las rocas, se asomó mirando la pequeña barca y se puso de rodillas para mirarlo más de cerca. Sonrió nostálgico, aunque su sonrisa se borró rápidamente al oír el sonido de una espada sacada de su funda.

- Levántate y date la vuelta muy lentamente con las manos encima de la cabeza.

Era una voz masculina. No era muy grave pero tampoco muy aguda. Sonaba bastante seria, una voz que no iba de broma. El chico comenzó a girarse mientras se levantaba justo como había dicho aquel hombre. Posicionó las manos sobre su cabeza y le dedicó una pequeña sonrisa. Debía verse tranquilo. 

- ¿Ese galeón de allí es tuyo?

Dijo con una voz amable mientras su mirada recorrió al hombre delante suya. Era unos diez centímetros más alto que él, vestía de cuero y tenía los ojos pintados de negros como si fuera un antifaz. 

- No te he dicho que hables. 

La mirada del hombre estaba llena de furia. Oliver dio un suspiró pesado y cerró la boca mientras asentía.

-  ¿Qué narices querías de la barca? - Gruñó -. 

- Mmm, mmm. 

El hombre frunció el ceño y acercó más la espada hacia su cuello.

- ¡Vale, vale! Me habías dicho que no hablase y eso estaba haciendo. - Carraspeó su garganta y tragó saliva mirando fijamente la espada que tenía delante.- Sólo estaba observándola, es muy bonita. ¿Es tuya? ¿Estás solo? - Preguntó amablemente mientras sus ojos volvían hacia los ojos del contrario-.

- Aquí las preguntas las hago yo. 

- Bueno, bueno, está bien. - Desvió la mirada a otro lado percatándose de dos piratas más que volvían al barco con dos grandes sacos de tela. Probablemente sería comida o unas joyas robadas.- ¿Son de tu tripulación? - Cuestionó volviendo a mirarle.-

- Cállate. - Gruñó mirándole a los ojos con odio-. 

- Algo me dice que sí, ¿siempre eres tan borde? - Sonrió divertido.- 

El hombre frunció el ceño y apretó los dientes con rabia.

- ¡He dicho que no hables, joder!

Gruñó levantando la espada para atacarlo con fuerza. Los ojos de Oliver se cerraron sabiendo que probablemente iba a ser su final. No podía hacer mucho, no tenía el suficiente espacio para poder moverse para no morir. 

The New Unicorn [Izzy Hands x Lector]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora