Capítulo III

14 3 5
                                    

____________________________________________________________

 ATENCIÓN: CONTENIDO +18

____________________________________________________________

Ya habían pasado varias horas desde que Edward había abandonado a su suerte a la tripulación del maldito Stede Bonnet. 

Él nunca me lo comentó, pero era consciente de lo mucho que le dolía no haber vuelto con él. Quizás mis pensamientos eran demasiado egoístas, pero saber que no estaba ese estúpido me hizo verdaderamente feliz

Edward volvería conmigo. 

Seríamos nuevamente él y yo.

Confiaba plenamente en que las cosas volvieran a ser como antes, asique anduve hacia su nuevo camarote.

Llamé a la puerta dando tres toques, siempre hacía eso. Hace algunos años atrás, Ed y yo comenzamos a utilizarlo para diferenciarnos entre la tripulación. En cuanto escuché su voz en el otro lado, entré.

Como era habitual mantuve la distancia con él y lo miré con seriedad.

- Edward, estamos a una media hora de Libertalia por esta ruta, pensé que sería necesario que lo supieras.

Todo quedó en silencio, ni siquiera se dignó a mirarme mientras le hablaba. Di un suspiro y me di la vuelta para salir de la habitación.

- No he dicho que pudieras irte, Izzy. - Comentó con una voz bastante seria y algo más grave de lo normal-. 

- Bueno, pensé que querías estar solo. 

- Cierra la puerta y ven aquí.

Tragué saliva mirando la puerta asintiendo e hice todo lo que había dicho. Cerré con cuidado de que no se escuchase y fui directo hacia él. 

- ¿Pasa algo, Edward? - Pregunté mirándole con curiosidad-.

Se levantó quitándose la bata que llevaba Stede, el puto Stede. Joder, ¿por qué cojones utilizas su maldita ropa? 

- ¿Qué pasa, Edward?

No me dijo nada, agarró mis caderas y me besó.

Inmediatamente correspondí a su beso apoyando mis manos al rededor de sus hombros. Después de tantos meses, nunca me imaginé que esto podría volver a ocurrir, estaba muy feliz. Demasiado diría yo.

Bajó sus manos hasta mi trasero, yo me apegué más a él sonriendo inconscientemente. Se separó del beso y comenzó a besar mi cuello mientras sus manos desabrochaban mi ropa inferior con necesidad y rapidez.

Cerré los ojos soltando suaves jadeos mientras notaba como todo mi cuerpo se iba calentando ante el tacto de Edward. 

Una vez que sus manos terminaron de desabrochar mis pantalones, metió su mano dentro de mi ropa interior, inevitablemente se me escapó un gemido.

Él me miró. 

Tragué saliva mirándole con nerviosismo. No sabía lo que le pasaría por la mente.

Sonrió.  

Esa maldita sonrisa

Mis ojos se quedaron fijos en los suyos, miré embobado su sonrisa hasta que noté como me tiraba hacia el suelo. Caí de rodillas mirando al suelo algo extrañado, no entendía lo que había ocurrido para que estuviera en el suelo, al levantar la cabeza lo supe. 

Agarró mi cara con su mano derecha mientras tenía su miembro a pocos milímetros de mi boca. 

- Ya sabes lo que debes hacer.

Al oír esas palabras una sonrisa juguetona apareció en mi rostro. Comencé jugando con la punta, al oír sus suaves jadeos procedí a meterla entera en la boca. 

Mi cabeza se movía lenta pero seguro mientras le miraba directamente a los ojos. 

No pasaron ni diez segundos hasta que me agarró la cabeza con fuerza y comenzó a moverse más rápido y profundo. Me hacía bastante daño y no, no me estaba gustando. En cuanto intenté apartarme, él me agarró con más fuerza. 

Cerré los ojos con fuerza sabiendo que no había cambiado, sabía que ese Edward que conocí cuando estaba con Stede jamás estaría para mi.

Ese nuevo infierno al que acababa de someterme duró aproximadamente 3 minutos. 

Cuando por fin me dejó separarme agarré mi garganta mirándole mientras tosía por la presión que había ejercido hacia mí.

Él simplemente se agachó y acarició mis mejillas. Miré sus manos con una ligera esperanza creyendo que quizás estaba equivocado en lo que pensaba. Luego volví a mirarle a los ojos.

- Quiero que subas a la cama y te pongas a cuatro. - Ordenó con seriedad soltándome bruscamente la cara-.

Abrí los ojos sorprendido, pero no rechisté e hice lo que me había ordenado. Siempre era así, quería llegar a contentarle aunque a mí no me hiciera ningún bien

Ya sabemos las cosas que se hacen por amor

Me acomodé bien en la cama, bastante avergonzado. Noté su presencia detrás de mi.

- Oye, Edward, hace mucho que no hago nada, creo que estaría bien si pudieras...

La palabras se cortaron, mi voz dejó de salir. En su lugar, un enorme dolor se hizo presente en mi trasero. No lo pensó dos veces. Estaba tan necesitado que no tuvo la decencia de prepararme para ello. 

Agarré las sábanas entre lágrimas mientras sólo podía sacar gemidos entre llantos de dolor.

Era la primera vez que había sido tan brusco conmigo en todos estos años. Probablemente fue por la culpa de la gran decisión que tomó Stede. 

Esto no era algo agradable, ni mucho menos divertido.  

Aquello duró un rato hasta que comencé a sentirme verdaderamente bien, sólo tenía que acostumbrarme. Sabía que el único problema aquí era yo. 

Cuando terminamos, él se puso a mi lado respirando agitadamente mientras miraba al techo. En un intento de acercarme a él como solía hacer antes, me giré para abrazarlo. 

Sin embargo, Edward me apartó bruscamente. 

- Que no se te suba a la cabeza, Izzy. No tengo ningún interés romántico contigo, simplemente seremos compañeros con derechos. - Me miró con frialdad mientras se apartaba de mi-.

- ¿Compañeros con derechos? Sí, claro, ¿por qué piensas que creí que esto iría más allá? - Desvié la mirada levantándome con dificultad-. Iré con la tripulación, estaremos cerca de llegar.

Me vestí en silencio mirando hacia el suelo para evitar tener algún contacto visual con él, no quería que me viera dolido por sus palabras. 

No debía llorar. Eso era de hombres débiles.

Debía mantenerme fuerte.

Salí de la habitación colocándome bien la ropa y me dirigí a la cubierta donde estaban todos los tripulantes. Aclaré mi garganta y como siempre, di las órdenes que Edward diría. 

Debía hacer bien mi trabajo, de lo contrario, sabía que Edward me cambiaría. 

- Bien, idiotas, es hora de hacer lo que os he dicho antes. Necesitamos tripulación nueva, asi que nada de pillar a gilipollas que no sepan pelear. 

Mi voz sonó normal, como siempre.

Seria y firme. 

Una vez que bajaron del barco, me acerqué al borde del barco y observé la mar durante unos cuantos minutos.

Me vi reflejado en el agua y inconscientemente mis ojos comenzaron a humedecerse, lloraba. 

No quería hacerlo pero no podía parar. 

Pasaron unos segundos hasta que una mano comenzó a mecerme, no entendía que estaba pasando. Miré hacia atrás extrañado y de repente estaba en una habitación tumbado mirando hacia el techo con un chico pelirrojo encima mía con una mirada de notable preocupación en su rostro. 

The New Unicorn [Izzy Hands x Lector]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora