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Chicago, Illinois 1917
La cafetería Manny's Delicatessen era la mejor de Chicago, podías encontrar cualquier tipo de café y libro. Era algo pequeña pero muy acogedora se asimilaba a una cabaña, y lo mejor era que se encontraba en frente del inmenso bosque de Chicago, podías estar horas y horas tomando café mientras observabas el increíble bosque.
Un joven tomaba café mientras leía un libro, se encontraba sentado en la parte de atrás de la cafetería, leía en silencio la obra que más le gustaba Romeo y Julieta. Unos pasos lo desconcertaron de su lectura, no le tomo mucha importancia y siguió con su lectura pero esos pasos de tacón se acercaban cada vez más.
Retiró su vista del libro sólo para ver a la misma chica que lo había cautivado la semana pasada, la vio sentarse enfrente de la silla en la que estaba sentado el, quedando frente a frente. Se le quedó mirando como tonto, vestía un largo y elegante vestido color morado con unos ligeros detalles color azul rey.
La joven le devolvió la intensa mirada al cobrizo. Edward conectó sus ojos con los de ella, sintiendo una vez más esa extraña conexión, esa necesidad de estar con ella para siempre y nunca soltarla como si algo le dijera que ella era la indicada, la persona que sin saberlo espero toda su corta vida.
—Hola de nuevo, Anthony—saludo la chica extendiendo su mano.
—Hola señorita Vulturi—regreso el saludo, dejando un pequeño beso en el dorso de su mano.
—Puedes tutearme, Edward. Lamentó no haber asistido a nuestra cita en el bosque, tengo una agenda muy ocupada. muy apenas pude venir aquí—explicó—Lamento si te ofendí.—se disculpó.
—Oh no se preocupe, de hecho yo tampoco pude ir.—mintió con una sonrisa. En realidad ese día el la estuvo esperando por horas, hasta que empezó a llover y tuvo que regresar a su hogar.
