Capítulo 6: Reflejos del Pasado, Visiones del Futuro

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Cruzando la calle, recuerdos absurdos se agolpaban en mi mente como fantasmas del pasado. Me detuve frente al semáforo, donde unos indignos pankys pedían monedas. Su aspecto descuidado y su falta de higiene me transportaron a mis días de niño de siete años.

Recordé un día frente a mi escuela, donde un local de papas fritas era nuestro lugar de encuentro después de clases. Uno de mis compañeros me contó que tenía miedo de los pankys porque una vez le habían quitado sus papas fritas. En aquel entonces, no entendía ¿Que tan fracasado tienes que ser para quitarle las papitas a un niño?.

Ese mismo día, fui a comer papitas con un compañero, cuando de repente, un panky apareció detrás de mí como por arte de magia. Recuerdo su aspecto desaliñado, con un olor a axila, trasero y horrible aliento. Con agresividad exigió parte de mis papas fritas, sin que yo pudiera decir una palabra. Este panky ya había devorado la mitad de mis papas fritas antes de que pudiera reaccionar. La dueña del local, al presenciar la escena, enfrentó al panky, reprochándole su descaro al robarle a un niño. Desde entonces, la señora nos instó a comer nuestras papas fritas dentro de su local para evitar más incidentes.

Volviendo al tiempo actual en una de esas fascinantes clases de historia con el profesor menos santurrón y desquiciado de las normas, repasábamos movimientos culturales del mundo y cómo surgen como respuesta a las condiciones sociales. El Punk surge a principios de los años 70 como contraposición al movimiento Hippie que a pesar de ser igualmente contracultural hablaba de paz, amor y libertad como una receta para ser feliz y hacer del mundo un lugar mejor. Para el Punk no existe tal cosa. El mundo está literalmente podrido y todo lo que queda es dejar salir todos nuestros instintos, regirnos por nosotros mismos y no por un gobierno, religión o ideología. Me pregunto si para ver el mundo así es necesario oler tan mal y robarles comida a los niños.

Siempre recordaré la apariencia indigna, esos malos olores de axila similares al ajó y la cebolla frita, como la gente clasista suele referirse a estos personajes como muertos de hambre y claro la música punk que resonaba en el semáforo. Al volver al presente, me di cuenta de que esta estética de pensamiento punk podría ir conmigo de alguna manera al menos la idea de un mundo podrido y regirnos por nosotros mismos, pero al menos deberían bañarse estos personajes supuestos rebeldes de una sociedad podrida. Creo que para luchar contra una sociedad podrida no debes estar podrido tu. 

Querido lector, en un mundo lleno de influencias externas ¿Se siente usted sometido a algún gobierno, religión o ideología? ¿O cree que ha sido libre de elegir su propio camino en la vida?

Nota: En Chile, un "punky" es una persona que adopta un estilo de vida y una estética asociada al punk, caracterizada por su rebeldía, su gusto por la música punk y su vestimenta distintiva, que incluye prendas rasgadas, chaquetas de cuero y cabello de colores llamativos. Los punkys a menudo se identifican con valores como la autenticidad, la anti-conformidad y la resistencia contra las normas sociales establecidas.

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