Capítulo 5: En las Calles del Caos

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Después de un día absurdo y nefasto de estudios, caminaba por el centro de la ciudad, sumido en mis pensamientos, cuando de repente sentí un golpe en la cabeza por la espalda, seguido de un palmetazo que casi me hace caer al suelo. La sensación de miedo y vulnerabilidad me invadió al darme cuenta de que recibí un golpe en una zona vulnerable y sensible para recibir golpes como lo es la nuca.

Dos malandros me agarraron los brazos mientras otro me sujetaba por el cuello en posición de ahorque por la espalda. Afirmaron que ya me tenían y que me golpearían. En ese momento, mi mente se sumergió en un torbellino de pensamientos caóticos. ¿Por qué pasaba esto? ¿Acaso mi vida ya era tan nefasta que merecía este tipo de violencia? Quizás era simplemente un castigo por mi distracción y mi falta de atención al mundo real, tan caótico y salvaje como se estaba revelando en ese momento.

Pensé que me asaltarían, pero en realidad, era solo un pobre diablo sin mucho que ofrecer. Sin embargo, lo que más sentí en ese momento no fue miedo, pena o lástima, la anterior vulnerabilidad propia de los instintos se transformó en asco. Asco por la cobardía de atacar en grupo y por la traición de hacerlo por la espalda. Una persona normal tal vez se habría sentido vulnerable por más tiempo en esa situación, pero una vida marcada por abusos y maltratos me había dejado insensible a algunas cosas.

En medio de la confusión, uno de los malandros se preguntó si yo era la persona que buscaban, a lo que otro respondió negativamente y ordenó que me soltaran. "¡Suéltalo, suéltalo!" fue lo que afirmaron, y de repente me encontré libre de sus garras. Uno de los malandros incluso me ofreció unirse a ellos, pero me negué. En ese momento, solo sentía una mezcla de asco y rabia que me impedía aceptar cualquier otra opción, es mas lo único que quería era venganza.

Entendí entonces que no podía permitirme seguir divagando en absurdidades mientras deambulaba por las calles de la ciudad. Decidí tomar el camino largo de regreso a casa para reflexionar sobre lo ocurrido, creo que debo aprender a pelear, pegar fuerte y al grano.

Una semana después de aquel incidente, ya más tranquilo y escuchando música clásica, específicamente la "Campanella" de Paganini y otros fantásticos solos de violín, desde la ventana de un autobús, presencié una escena que me dejó perplejo en el absurdo. Los mismos malandros que me habían atacado estaban persiguiendo a un chico del mismo establecimiento en el que estudiaba. Al parecer, me habían confundido por el uniforme. Me pregunté que habrá hecho ese otro cristiano para que lo persigan. 

Mi querido lector ¿Cuál ha sido el momento más vulnerable de su vida? ¿Qué le hace sentir vulnerable en la actualidad?

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