▇ 𝚗 𝚞 𝚖 𝚎 𝚛 𝚘 𝙸𝚅

1K 92 26
                                    

Roier empujó a Cellbit por el hombro por tercera vez consecutiva en esa noche

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Roier empujó a Cellbit por el hombro por tercera vez consecutiva en esa noche. Él se tiró cayendo de espaldas a la cama, quizás harto de rogar a Roier por un poco de atención, sus dientes fuertemente apretados. El enojo dominando cada facción del atractivo rostro de Cellbit.

-¿Por qué no me dejas tocarte?- Cellbit preguntó a Roier.

Roier no respondió, él siguió arreglándose su esmoquin negro, mirándose en el espejo, tratando de aclarar sus pensamientos.

Roier se observó detenidamente, su prolijo e impecable traje negro era hermoso. El sastre hizo un perfecto trabajo con su chaleco oscuro de seda y su camisa blanca inmaculada, haciendo lucir su cremosa pálida piel. Su delicioso perfume flotaba alrededor, su castaño cabello cayendo sobre su frente, brillante y lacio. Como le gustaba que se viera.

-Porque no tengo ganas. Fin de la historia.- dijo.

Han pasado dos meses desde su último encuentro con Spreen, en su departamento. Desde su discusión en el pasillo no le habló, llamó o prestó demasiada atención. Cada vez que se encontraban en su casa sólo se ignoraban y seguían en lo suyo.

Roier subía a su cuarto, se encerraba y esperaba pacientemente a que Spreen se largara.

Eso se volvió monótono.

Quizá porque no podía soportar saber que Spreen ya no le miraba como antes. Esa adoración leal ya no estaba en sus ojos. Ahora sólo quedaba la incomodidad y el espectro de la relación que alguna vez tuvieron.

Odiaba tratarlo como a un desconocido.

Odiaba tenerlo lejos.

Odiaba que ya no le sonriera. Odiaba el hecho de que Spreen ya no lo quería.

Roier se odiaba a sí mismo.

Roier estaba volviéndose loco, todos y cada uno de los días transcurridos, no lograba pensar en otra cosa que no sea Spreen De Luque

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Roier estaba volviéndose loco, todos y cada uno de los días transcurridos, no lograba pensar en otra cosa que no sea Spreen De Luque. Spreen atormentaba su mente y pensamientos. Cada que escuchaba a su papá hablar de cómo Spreen le iba exitosamente por la vida deseaba ahogarse. El únicamente podía rodar los ojos.

El amigo de papi - Spiderbear/ SproierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora