Capítulo 1

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Pov Tom:

Me senté en una de las bancas del parque mientras le daba una larga calada a mi cigarrillo y leía las carpetas que contenían toda la información del último caso en el que estaba trabajando.

Estaba orgulloso de mi mismo, a mis 28 años era uno de los mejores abogados de la ciudad, había resuelto infinidad de casos que me posicionaron como uno de los mejores y al mismo tiempo me generaron una suma millonaria para mi cuenta bancaria.

Tal vez el hecho de que mis padres también sean abogados influyó en mi decisión de estudiar Derecho, prácticamente lo llevo en la sangre, no puedo negar que ellos fueron mis mejores mentores a lo largo de la carrera, pero nunca he dejado que la gente piense que la razón detrás de mi éxito son mis padres, no, yo puse todo mis esfuerzo en mi carrera y sobre todo al momento de resolver mis casos, lo que tengo me lo he ganado yo solo, esa es la única verdad.

Había salido hace rato en dirección al parque que quedaba justo enfrente de mi despacho, lo cual me era muy conveniente ya que a veces necesitaba estar al aire libre para pensar con claridad, me distraje viendo a los chicos que cruzaban la calle al salir de la universidad que quedaba del otro lado del parque, en ese momento vi algo que captó mi atención, una niña y un niño de unos 8 años con cabello rubio cenizo soltaban al mismo tiempo la mano de una mujer para ir al encuentro de un chico que salía de la universidad aún con la mochila en la espalda y los envolvía en un enorme abrazo.

Aquel chico hizo que se me detuviera la respiración, era demasiado delgado, tanto que podría envolver su pequeño torso con un solo brazo, piel blanca y pálida, era alto con piernas muy largas, su rostro tenía las facciones más finas que hubiera visto alguna vez, una nariz delgada y respingona, ojos almendrados perfectamente maquillados con sombra negra, pestañas rizadas que llegaban casi hasta su ceja, unos pequeños pero carnosos labios rojizos y un piercing plateado decorando su ceja. Su cabello estaba hecho en pequeñas rastas blancas y negras.

No pude evitar seguir observándole, era perfecto, sus ojos repararon en mi por un segundo y luego regreso su mirada a los niños y la mujer.

Desperté del trance y puse atención a la conversación ajena

– Biiill tenemos hambre, ¿que harás de comer hoy? – dijo la pequeña niña mientras jalaba el borde de la camiseta del chico de rastas

Bill, entonces ese es tu nombre. Sonreí discretamente, al menos ya tenía algo acerca de él.

– Aún no lo sé princesa, pero no se preocupen pensaré en algo ¿porqué no van tú y tú hermano a ver las palomas mientras yo hablo con mamá?–. declaró Bill, dándole una mirada de reproche a la mujer.

–Claro Bibi.– respondió el niño tomando de la mano a su hermanita y corriendo hacia el montón de palomas que bebían de la fuente.

–¿Qué quieres Bill?.– dijo la mujer de forma tajante.

–Se acabó toda la comida que había en casa, hoy apenas pude darles de comer un par de tostadas y lo poco que quedaba de leche, y yo ni si quiera alcance a desayunar.

Me dolió escuchar aquello, tal vez por eso el chico estaba tan delgado

Ya sabes que no tengo dinero, llevo días buscando empleo y tú solo haces que me estrese el doble con tus exigencias.

–¿¡Lo dices en serio Heidi¡?, mis hermanos se van a morir de hambre y todo por tu culpa, no me importa si te vas todas las noches y regresas cayéndote al suelo de borracha pero al menos dame una parte del dinero que gastas en alcohol para darles de comer a los niños.

–Si tanto te preocupan tus hermanos, ¿porque no te buscas un trabajo tú también?, ya estás grande joder, no me dejes las responsabilidades a mi sola.

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