Pov Tom
Luego de cenar con Bill y sus hermanos llegué a mi casa, la oscuridad de la noche envolvía aquella enorme construcción haciéndola ver solitaria y triste, parecía una casa embrujada.
Claro que a mi me gustaba mi hogar, tenía un enorme jardín delantero, una cochera grande resguardando mi lujosa colección de autos, piscina y terraza en la parte de atrás con una grandiosa vista a la ciudad, varias habitaciones con su propio baño, sala de estar, cocina y comedor, hasta un mini bar y una sala de juegos para cuando me visitaban mis amigos, sin duda era buena, pero luego de estar en la casa de Bill, sentí por primera vez que algo le hacía falta a la mía, no tenía esa calidez propia de un hogar, no había juguetes en el jardín, no había ninguna luz encendida que indicara que había alguien despierto esperándome, no había ni si quiera una mascota pues cuando me mude a mi nueva casa con mi perro Scotty, el pobre empezó a entristecerse al pasar tanto tiempo solo, yo pasaba la mayor parte del tiempo en el trabajo y no había nadie en casa para animarlo, aunque no quisiera tuve que dejárselo a mis padres para que no siguiera decaído.
Cuando compre la propiedad la encontré perfecta para mi, mis padres por el contrario me habían objetado alegando que yo para que necesitaba una casa tan grande si igual me iría a vivir solo. "–Quizá si tuvieras una mujer e hijos...–" había señalado mi madre queriéndome hacer entrar en razón. Lo que ella no sabía es que justamente por eso compraba esa casa, sabía que cuando fuera el momento indicado, iba a ser la casa perfecta para mi y mi familia.
Aún era joven, no tenía ninguna prisa por formar una familia, pero ya era lo suficiente maduro y económicamente estable para hacerlo cuando quisiera, el problema era que aún no había una persona especial con quien quisiera dar ese gran paso, había tenido muchas novias a lo largo de mi vida, algunas aventuras con chicos también pero nunca algo formal, hasta hace poco había dejado de lado esa vida pues me aburrí de estar con una persona y otra sin ningún compromiso de por medio, aún después de estar con tanta gente nunca me sentí lo suficientemente enamorado para querer casarme o tener un compromiso real, hasta que conocí a Bill.
Es que él era tan inocente, tan puro, incluso me había advertido el tipo de persona que era su madre, oh mi pequeño Bill, el no tenía idea de todo lo que yo estaba haciendo con tal de llegar hasta el.
Ya estando recostado en mi cama, solo con los bóxer puestos mientras intentaba dormir comencé a recordar la reacción de Bill cuando apareció en la sala y se sorprendió al ver que Heidi no iba sola, cómo torpemente intentaba tapar la desnudez que ofrecía su escasa pijama, esperaba que no se hubiera asustado por mi mirada descarada, pero no pude evitarlo, Bill era la clase de persona que siempre había soñado.
Baje mi mano hacía el doloroso bulto entre medio de mis piernas, acaricié lentamente la base de mi pene recordando como se traslucían los pequeños pezones de Bill sobre la camiseta de su pijama, tenía unos senos perfectos, no eran pequeños ni tampoco muy grandes, de un color pálido que haría muy fácil poder marcarlos con mi boca.
Empecé a jalar con más rapidez mi polla con la respiración agitada, dibuje círculos con el pulgar en la cabeza de mi miembro que se humedecía con cada jalón. Recordé con lo ojos apretados cuando Bill se puso de espaldas a mi para bajar los cubiertos y pude deleitarme con la perfecta vista que tenía de su trasero redondo, era pequeño pero seguro que cabía perfectamente entre mis manos, me moría de ganas de que me montara con el.
Con esa última imagen del pelinegro saltando sobre mi polla, empalandose a sí mismo y gimiendo con los labios entreabiertos fue que me corrí con un gruñido empapando todo mi abdomen y mi mano con el viscoso semen.
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VATERPROBLEME
FanfictionBill se había enamorado irremediablemente de su padrastro Tom, se lamentaba todas las noches encerrado en las paredes de su habitación por aquel amor no correspondido. Mientras tanto del otro lado de la puerta su padrastro hacía exactamente lo mismo.