Capítulo 10 "Cadena de celos"

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-¡Por el amor de Dios, son las 8:30 de la mañana! No debería estar haciendo esto- Mina se quejaba mientras continuaba trotando aquella mañana.

-Vamos, no seas holgasana. Nosotros los arqueros siempre nos levantamos temprano- Tzuyu responde a la queja de Mina, mientras que con sus manos le da un suave empujón a la espalda de la japonesa, obligándola a continuar trotando.

-¡Ya oí!- la japonesa responde con fastidio, mientras retoma el ritmo y vuelve a trotar.

Era viernes por la mañana, cuando Mina vio irrumpida su habitación por dos miembros del club de arco, quiénes la sacaron casi a la fuerza por petición de su líder. Sana se levantó igual de sorprendida, pensando que querían hacerle daño a su amiga, pero cuando la japonesa de ojos verdes le dijo que todo estaba bien, entonces Sana pudo tranquilizarse.
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-Hola linda, disculpa irrumpir tu sueño, pero necesitamos a nuestra mascota el día de hoy- aquella fue la voz de Tzuyu, dedicándole un cortés saludo a Sana.

La japonesa mayor se había levantado de golpe al escuchar la puerta abrirse, y al ver a dos altas chicas dirigirse a la cama de Mina; quitarle las cobijas de un tirón y levantarla a la fuerza.

-Mina no es una mascota...- Sana replicó al escuchar cómo se dirigían hacia su amiga y preocupada, notando los ligeros empujones que ambas arqueras le daban, mientras su amiga solo habría su clóset torpemente buscando que ponerse sin siquiera abrir los ojos todavía.

-Tranquila, es la forma cariñosa de referirse a los novatos en nuestro club. No vamos a golpearla, nos agrada, de hecho- Tzuyu trató de calmar la mirada inquisitiva y nerviosa de la japonesa castaña.

Mina por su parte aún estaba somnolienta y desorientada, quitándose la pijama y poniéndose torpemente un pantalón deportivo.

-Vamos Mina, la tienda de arcos no va a estar esperándote todo el día- Tzuyu volvió a referirse a la japonesa de ojos verdes, quién colocó torpemente una sudadera mientras soltaba un bostezo.

-Ya voy, ustedes no tienen respeto por nadie...- gruñó Mina. Cuando por fin pudo abrir un poco los ojos, le dedicó una mirada tranquilizadora a su amiga japonesa castaña; transmitiéndole que todo estaba bien. -Tzuyu dice la verdad, quieren que sea parte del club de arco, así que no se les ocurrió mejor hora para comprar el equipo que esta. Todo está bien ¿de acuerdo?- la voz tranquilizadora de Mina por fin le dio paz a Sana.

-De acuerdo... Confío en ti- fue lo único que dijo Sana, antes de ver cómo Tzuyu entraba a la habitación y sostenía a Mina de la ropa, para tirar de ella hacia afuera.

-Gracias Sana, vuelve a dormir- finalizó la taiwanesa, guiñándole un ojo a la mencionada coquetamente.
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Así es como ellas habían llegado a esa situación, ahora trotaban desde Seukeoleom hasta la tienda favorita de deportes de Tzuyu, donde la alta chica planeaba comprar el equipo básico y necesario para Mina.

-¿Por qué quieres comprar el equipo ahora? No pareció importante cuando me hiciste practicar dos semanas sin él, ya me acostumbré al dolor que me provoca- la japonesa soltaba aquello con fastidio, resintiendo el dolor muscular en sus antebrazos y hombros debido al tiraje del arco al soltar las flechas.

-Eso fue para formarte algo de carácter, Mina- fue la respuesta que dio la taiwanesa mientras continuaba trotando.

Mina no entendía del todo a Tzuyu, era una especie de amor-odio, Pues así como era grosera y fría, también era amable y cariñosa con ella. No estaba segura de qué es lo que Tzuyu pretendía realmente con ella, solo sabía que debía andar con cuidado.

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