Sueños Rotos & Esperanzas Vacías

IV

⚠️⚠️⚠️

Este capítulo contiene escenas de violencia verbal.

Esta historia no apoya ni fomenta estas actitudes.

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Abrió sus ojos lentamente, parpadeando repetidamente para que sus ojos se acostumbraran a la claridad.

El lugar donde se encontraba era completamente blanco (techo, paredes y azulejos).

Se incorporó despacio mientras observaba su propio cuerpo. Supo que estaba en un hospital por la estúpida y delgada bata que cubría su cuerpo.

Odiaba los hospitales, después de la guerra, pasó demasiado tiempo metido en hospitales, cirugías tras cirugías, observando como su cuerpo perdía masa muscular por pasar tanto tiempo recostado en incómodas camillas

—Pensé que no despertarías — escuchó esa irritante y familiar voz.

Giró su rostro y observó al imbécil frente a él.

Kariage estaba recostado en una silla a unos cuantos pasos de distancia, tenía una pose despreocupada y fumaba un cigarro de manera tranquila, a pesar de tener un letrero de "no fumar" justo al lado.

Katsuki frunció el ceño —¿Qué pasó? — buscó dentro de su memoria la respuesta a su propia pregunta, pero tenía apenas algunos fragmentos borrosos —¿Qué haces aquí? — le preguntó a su compañero con un leve tono molesto.

Kariage le dió una larga calada a su cigarro y soltó el humo con tranquilidad —Cierra la boca — habló con frialdad —Prácticamente me obligaron a venir aquí. Soy tu puto contacto de emergencias, estuvieron llamando toda la maldita madruga hasta que les dije que vendría — suspiró con fastidio —No pensaba venir, pero siguieron llamando. Al final dijeron que los gastos médicos ya estaban pagados y sólo necesitaban mi presencia para firmar unas putas cosas —

Katsuki lo miró con extrañeza —¿Quién pagó los gastos médicos? — preguntó desconcertado, estaba seguro que no serían sus padres. Llevaba algunos años sin tener contacto de ellos.

Kariage volvió a inhalar el humo de tabaco —Al parecer, el estúpido héroe que te salvó también te tuvo lástima y pagó los gastos médicos — explicó mientras el humos del tabaco salía por su boca y naríz.

Katsuki entonces recordó esos ojos verdes y mejillas pecosas. Casi de inmediato, su corazón se detuvo y sintió pánico.

La respiración de Katsuki comenzó a volverse errática, su nariz parecía no ser capaz de llenar de oxígeno a sus pulmones y comenzó a respirar por la boca, su corazón palpitaba agitado, de una manera dolorosa, y sus ojos amenazaban con soltar lágrimas.

—¡Mierda! — exclamó molesto —Deja de hacer tus putos dramas — dijo con frialdad.

Katsuki intentó controlarse, no quería que ese imbécil lo siguiera viendo en un estado tan vulnerable.

Kariage apretó el tabique de su naríz con frustración —Eres una puta carga y un maldito imbécil — observó directamente al rubio —No puedo creer que hayas intentado suicidarte — rió burlón —¡Y ni siquiera lo hiciste bien! —

Katsuki evadió la mirada de Kariage y apretó con sus puños las sábanas que cubrían su cuerpo, sentía tanta impotencia y frustración.

Kariage lo observó sin agregar nada más, terminó de fumar su cigarro y apagó la colilla con sus dedos.

—Firmaré los putos papeles y me iré a casa — se puso de pie y caminó hasta la puerta de la entrada. Se detuvo y miró de reojo al rubio —Ahora te quedan dos días para conseguir un puto trabajo, deja de perder el tiempo en estupideces y hazte responsable — regresó su vista al frente —Si no eres capaz de matarte a tí mismo, al menos sé capaz de mantenerte a tí mismo — y sin agregar más, salió de la habitación y dió un fuerte portazo.