VI

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Este capítulo contiene escenas de violencia verbal y física.

Esta historia no apoya ni fomenta estas conductas.

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Para Izuku, la búsqueda de Katsuki se sintió eterna, pero encontrarlo fue sólo cuestión de un parpadeo.

Su turno estaba por terminar, había estado patrullando en diferentes horarios, con la esperanza de encontrar a Kacchan a cualquier hora, justo esta semana había estado en el turno nocturno.

Entonces se le había ocurrido pasar por esas desoladas y tristes calles, sabía que era un distrito empobrecido, rodeado de bodegas y fábricas abandonadas o en pésimo estado.

Antes de que Deku se volviera el héroe número uno, ese distrito era bastante peligroso, con guerras entre pandillas y asesinatos diarios. Izuku admite que no fue fácil disminuir los crímenes en ese distrito y ni siquiera está seguro de haberlos erradicado, probablemente ahora sólo se escondían mejor.

Había pasado por casualidad por el techo de un edificio de departamentos cuando los vió de reojo. Un tipo estaba rebuscando entre las pertenencias de otro, una persona que se encontraba tirada en el suelo, supuso que se trataba de un asalto. Se acercó rápidamente al lugar para detener el robo cuando reconoció la silueta de la persona que estaba en el suelo.

Reconocería a Kacchan en cualquier lugar.

Fue entonces cuando la ira y el enojo se apoderaron de él, no se detuvo a pensar en sus acciones, sólo actuó.

Corrió tan rápido como sus piernas se lo permitieron y le asestó una fuerte patada a ese ladrón, lo vio salir disparado hasta estrellarse en una pared, el cuerpo del ladrón había atravesado la pared y, al parecer, había quedado inconsciente.

Quería ir ahí y desahogar todo su enojo con ese tipo, pero su preocupación por Katsuki fue más fuerte.

Se acercó al rubio, pero verlo lo horrorizó.

La pálida piel de Katsuki estaba llena de hematomas y había sangre escurriendo por su boca, sus ojos, enmarcados por profundas ojeras estaban cerrados.

Parecía no tener vida.

Y ese pensamiento casi lo volvió loco.

Su respiración de volvió errática y con movimientos rápidos comenzó a revisar los signos vitales de Katsuki. Se sintió aliviado al confirmar el latido de su corazón, pero su respiración excesivamente lenta lo preocupó de nuevo.

Mover el cuerpo de Kacchan era peligroso, pero ¿Realmente tenía tiempo para la llegada de una ambulancia?

Apretó los dientes, reprimió su llanto y avisó rápidamente a sus compañeros de trabajo sobre el ladrón inconsciente en la pared, no tenía tiempo de encargarse del ladrón él mismo.

Acomodó el cuerpo de Katsuki entre sus brazos, lo más suave y sutil posible, y se largó de ahí saltando lo más rápido que podía hasta el hospital más cercano.

Al llegar ahí, Izuku prácticamente rogó a los enfermeros del área de urgencias que salvaran la vida de Katsuki.

Nadie tuvo tiempo de regañar al héroe número uno por trasladar de esa manera tan poco cuidadosa el cuerpo de un paciente en un estado tan delicado.

Sólo se lo llevaron.

Esta vez Izuku estuvo decidido a no moverse de la sala de espera hasta que Katsuki despertara o hasta que la persona que estaba registrada como contacto de emergencia apareciera.

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