Capítulo 8: Navidad junto a ti

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ADVERTENCIA: antes de leer este capítulo tengo que advertirles que esté capítulo cuenta con dos escenas +18 así que si te incomoda leerlo te puedas saltar esas partes, sin otra cosa para advertirles disfruten el capítulo

Eran cerca de las 2:00am y no sabía nada de Nayeon. Moría de la preocupación y del dolor en mi pecho aumentaba cada segundo más. Unas luces enfocaron mis ojos estaban perdida en la basta oscuridad fuera de mi ventana. Solo rogando porque Nayeon volviera. Cerré mis ojos con fuerza. El recuerdo de mi pasado me acechaba y ni siquiera podía ver hacia fuera, no podría soportar el ver nuevamente la patrulla del oficial Cliff camino a mi entrada y diciéndome cuando lo sentía.

Las luces se apagaron y sentí las pisadas por mi terreno. Camine sin ver hacia fuera de la ventana no quería saber que había más allá, no quería saber quién estaba allá fuera. Camine hasta quedar frente a la puerta esperando. Tras unos largos minutos el pomo de la puerta se movió de un lado a otro en un intentó en vano por abrirla dado que estaba con pasador. Luego se escucharon los 3 toques en la puerta. No era rítmicos eran secos como de un dolor tortuoso. No podía, no podía abrirla, no quería ver allí al oficial Cliff volviéndome a decir lo siento Mina.

Nadie sabia lo nuestro pero todos saben que ella vive conmigo por lo tanto seria a la primera en avisar. Los toques se repitieron y con una profunda inhalación abrí la puerta lentamente, mis ojos se ojos se nublaron temerosa de lo que me iba a encontrar al otro lado de la puerta. La figura frente a mí se veía difuminada por las lágrimas que empañaba mi visión. Sin querer solté un sollozo y un par de lágrimas bajaron por mi mejilla.

- Que tienes cariño- la voz de Nayeon me estremeció por completó- ¿esta todo bien? ¿Dónde esta Leah?- mi vista se a claro y si allí estaba ella, tan hermosa como siempre viéndome con su semblante asustado. Sus manos frías fueron a pasar a mis brazos descubiertos y me estremecí- ¿Hermosa que tienes? dime por favor- la abrace fuertemente aferrándome a su pecho-

- Estas aquí... estas aquí... por dios estas aquí- repetí una y otra vez aferrándome a ella. Con una patada cerró la puerta y me devolvió el brazo algo dudosa, seguro confundida por mi estado- pensé que no llegarías, pese que algo te había pasado-

- Esto aquí hermosa, estoy aquí, estoy bien lo siento- ella me estaba abrazando tan fuerte como yo a ella- lamento verte asustado- me dijo cuándo acuno mi rostro en sus manos, con sus pulgares acariciaba mis mejillas y a la vez eliminaba las lágrimas que continuaban bajando. - solo fui por tu regalo y por el de Leah quería que fuera sorpresa y se me hizo un tanto difícil en encontrarlo. Lo siento hermosa.- sentí sus labios sobre los míos. Esto era real, su sabor, su calor-

- No lo vuelvas hacer- le dije cuando sus labios se separaron de los míos-

- Jamás cariño... lo siento...-

Sentí una vez más sus labios sobre los míos y me deje llevar por su ritmo tortuoso, lento y apasionado. El beso comenzó a subir de tono. Mi lengua y su lengua tenían una conversación aún más apasionada mientras se enredaban. Sus besos cada día eran mejor me llevaban por un espirar de excitación y lujuria que no tenía fin, era algo que jamás había sentido. Su maestría en los besos era mi perdición. Mis manos subieron por su nuca enredándose en su sedoso cabello azabache. Maldición! Si esto era pecado estaba dispuesta a arder en el infierno siempre y cuando sea bajo de Nayeon Im.

Las manos de Nayeon apretaron en mi cadera y me pegaron más a ella sintiendo su imponente erección sobre mí. Nuestras respiraciones estaban aceleradas y podía escuchar un pequeño gruñido por parte de mi castaña. Sus manos bajaron hasta mi trasero y lo apretó con fuerza que hizo separarme de su dulce boca para soltar un gemido, mientras mi cabeza caía hacia atrás. Ella no perdió oportunidad para atacar mi cuello. Con besos húmedos y mordidas. Mi sentidos eran un caos ahora mismo y sentía como todo en mi quemaba. Volvió a apretar mi trasero mientras daba una fuerte mordida a mi cuello. Por instinto brinque enredando mis piernas en su cintura. Como sabia, ella podía sostener mi peso a la perfección.

Cuando más te necesite - Adaptación (Minayeon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora