Durante el enfrentamiento entre Toji Fushiguro y el jóven Satoru Gojo, este último se ve atrapado en una trampa maldita, siendo aparentemente destruído. No obstante, en enviado a un nuevo mundo, dónde está establecida una sociedad matriarcal en la c...
Tras el descubrimiento de Gojo sobre las aparentes maldiciones en ese mundo, y la increíble presencia del rey de las maldiciones, Satoru ahora se encontraba en el cuartel general de la división anti-espectros.
Al mismo tiempo, Yuuki Wakura, el ahora recipiente de Sukuna, despertaba lentamente mientras se encontraba atado en una habitación completamente vacía y oscura.
Yuuki abrió lentamente los ojos, y lo primero que vió fué al mismo chico albino que había visto en mato y hacía rato.
—¿Que pasó? ¿En dónde estoy?— Se preguntó Yuuki.
—Perdiste el conocimiento, estamos en una base antidemonios.— Respondió Gojo.
Yuuki recordó lo que pasó con Sukuna y se asustó, temiendo que le harían algo y en realidad no estaba del todo equivocado, pues Satoru le dijo que los peces gordos habían decidido sacrificarlo, debido a que era una abominación.
—¡¿Que?! T-Tiene que ser una broma, no he hecho nada malo.— Dijo Yuuki.
—No, al menos tú no, pero Sukuna sin duda lo hará tarde o temprano, por ahora tranquilízate, te explicaré lo que pasará a continuación.— Respondió Satoru con una sonrisa.
Entonces Gojo comenzó a explicarle lo que pasó horas atrás.
[ FLASHBACK ]
Makima y Gojo llegaron con Yuuki al cuartel general del mundo humano, rápidamente la pelirroja ordenó su contención y fué llevado a una selda de máxima seguridad, la cuál estaba protegida con poderes de mujeres con habilidades especiales.
(Nota del autor: Para evitar confusiones, ahora esa división la llamaré "anti-maldiciones" para que no se confundan con los escuadrones de mato)
Ambos jóvenes entraron a una oficina bastante amplia, Makima se quitó la gabardina y desabrochaba un poco su camisa, después tomó asiento mientras veía a Satoru con una mirada curiosa.
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—(¿Porque todas las mujeres de este mundo son tan atrevidas?)— Pensó Satoru con una gota de sudor.
—Bien Gojo-kun, por favor toma asiento.— Decía la pelirroja mientras cruzaba las piernas.
Gojo tomó asiento y se puso cómodo.
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