♫Esos niños te tratan bien Pero ninguno te merece♫
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Narra Lucía:
La tarde caía pesada sobre el barrio, justo cuando mi vieja llegaba del laburo. Era nuestro momento, el único momento que teníamos para compartir, antes de que ella se fuera a cambiarse el uniforme y prepararse para el otro trabajo.
—Che ma —le dije mientras me acercaba a su cuarto.
Juana: —¿Qué onda, Lu? —respondió mientras terminaba de cambiarse.
—Me cambio y me pego una escapada —le anuncié.
Juana: —¿A dónde te mandás?—
—Al cumple de mi novio.—
Juana: —Nena, no sé cómo hacerte entender que ese pibe no me cierra, te va a llevar por mal camino.—
Ya arrancaba con sus sermones, pero igual me quedé en la puerta, porque me daba cosa dejarla hablando sola.
—Es mi novio, ma, y me re cuida, dejá —le contesté.
En realidad, era medio verso lo que le decía. Sí, me cuidaba, pero al mismo tiempo me tentaba con birra y merca. La situación era medio complicada.
Me acerqué a darle un beso de despedida, aunque ella ya sabía que me iba a escapar. Por la paz de las dos, siempre le decía a dónde iba.
—Me voy al Cochi, y después me vuelvo —le dije.
Juana: —Cuidate, porfavor—
Me fui a mi cuarto a cambiarme, me puse una blusa blanca que dejaba los hombros al aire y un short de jean. Opté por las zapatillas, porque obvio, quería estar cómoda.
Después me planché todo el pelo y me maquillé a lo bruto, resaltando bien los ojos.
Para cuando terminé, ya era noche cerrada. Agarré mi cartera, metí las llaves, un poco de maquillaje, plata y el regalo, y me mandé.
Por suerte, la casa de Jorge no quedaba lejos. En cinco minutos llegué, toqué el portón y escuché su voz.
Jorge: —¿Quién toca ahí?—
—Yo, boludo —le respondí.
Al toque abrió el portón y ahí estaba él, re contento. Me recibió con un abrazo, que correspondí al instante.
—Feliz cumple, flaco —le dije, entregándole la bolsa con el regalo.
—No hacía falta, Lu —me dijo con una sonrisa, mientras abría el paquete. Se le iluminó la cara cuando vio la remera de Boca, sabía que era lo que quería.
Jorge: —Gracias, vení, ya están por llegar todos.—
Yo no tenía ni idea de quiénes eran, pero igual pasé y me senté donde me indicó Jorge. Me dio una birra, que empecé a tomar sin dudar. Hoy era noche de diversión, y no pensaba desaprovecharla.
☾ ☾ ☾
La noche se iba deslizando sobre el barrio, y con cada minuto que pasaba, más gente se iba sumando a la fiesta. A nadie le daba mucha bola , todos hablaban y reían entre ellos. Yo, por mi parte, solo hablaba con Jorge cuando me daba bola. Pero algo llamó mi atención en medio de ese caos festivo: la llegada de un pibe de mi edad. ¿Quién sería ese flaco y qué onda que pintaba?
Narra Danilo:
El tiempo se me hacía eterno mientras ayudaba al Carlos de evitar que el padre de Mariela apareciera por sorpresa. Pero no aguante más y ne fui a la mierda, tenia tremenda lija que no aguantaba más aparte no iba a llegar el padre asi que agrre mis cosas y me fui.
Cuando por fin llegué a la fiesta, me encontré con los de siempre, sacando una mina que estaba al lado de Jorge.
¿Sería la novia? Nah ¿o si? tremendo violin si es la novia. Ni idea el tema así que me fui armar un choripan y agarré una gaseosa.
Con todo listo, me senté al lado de esa piba, no por nada en especial, sino porque era el único lugar libre.
Empecé a comer tranqui, disfrutando cada bocado mientras la lija que me había agarrado se iba calmando. Cuando terminé, agarré la gaseosa para seguir hidratándome, pero la tranquilidad se vio cortada cuando uno de los amigos del Cochi empezo joderme y en uno de esos juegos de manos me hizo tirar toda la gaseosa encima de la persona que estaba a mi lado, justamente era esa mina que había llamado mi atención desde un principio.
La miré a los ojos, fua, que ojazos tiene la hija de puta, pero mi vista se fue para abajo porque la blusa blanca terminó transparente, haciendo que se trasluzca el corpiño de animal print que tenía.
—Perdón, loca, no fue a propósito —me apuré a disculparme.
La mina, claramente enojada, me respondió con un tono medio calientem
Lucía: —¿A quién le decís loca? Ahora voy a quedar toda pegoteada por tu culpa, Gil.—se quejó.
Sus palabras me hicieron reír.
Lucía: —¿De qué te reís, tarado? —me increpó.
En eso llegó el Cochi, parece que había visto nuestro mini bardo, aunque ni lo consideraba una pelea de verdad, yo estaba re pancho y ella era la que se mandaba sola, re loquita.
Cochi: —Vayan a comprar unas birras y cómprense algo para ustedes, locos —me dio la plata mientras nos miraba. Vi cómo la mina esa dejaba la birra vacía en el piso y se paró junto a mí.
Ambos caminamos hacia la entrada y yo le abrí el portón. Ella salió primero y yo la seguí. Notaba cómo cada tanto se tropezaba estaba re en una.
—¿Cómo te llama'? —le pregunté, tratando de romper el hielo.
Lucía: —Lucía. ¿Y vo'? ¿Quién so'? —me respondió, con esa voz que me estaba volviendo loco.
La mina estaba más buena que comer pollo con las manos, rezaba para que no fuera la novia de Jorge.
—Soy el hermano del Seba, el pelado. Me dicen Uruguayo. ¿Y vo'? —le contesté, tratando de sonar más interesante de lo que soy, re que si soy interesante.
Lucía: —Ah, mirá vos. Nunca escuché que te nombraran. Yo soy la novia de Jorge.
Que mierda. En ese momento me di cuenta de que la había re pifiado. Había perdido cualquier chance de levantármela, al menos que lograra que se enamore de mí. Estaba flasheando, ni siquiera la conocía y ya estaba pensando en conquistarla.
Caminamos un rato más hasta que llegamos al almacén pero siendo sinceros a los dos nos dio paja volver más que nada a Lucía que quedó sentada afuera del almacén.
Yo entre, compre una coca y unas galletitas al salir me senté al lado de ella y empeze a comerlas mientras que cada tanto hablaba con Lucía
