Las flores de mi corazón

Capitulo 5: La habitación

"Toc-toc". Tocaron a la puerta, rompiendo el leve silencio.

—Ah... Pasa. —trató de ser lo más cordial posible, aunque siguió dibujando con la lengua afuera sin molestarse en alzar la vista para ver quién entraba.

Por su parte, el príncipe fuego, aunque no estaba acostumbrado a ese lenguaje informal, supuso que era un pase de entrada, por lo que ingresó a la habitación con sigilo, saludando a su prometido y sentándose cerca de el al ver que no volteo a verlo por estar concentrado en aquel dibujo

— Xiaotian...— susurró para llamar su atención

Tardó unos momentos en voltear. No sé acostumbraba a ese nombre. —Hey... hola.

— ¿Que haces?— preguntó el príncipe pelirrojo con una sonrisa.

—Oh, bueno, estaba dibujando eso... Creo que nunca había visto una así... Y quería... Recordarlo.

Miró la luna, pero parecía que aquello le asustaba levemente — Ah... es bonita... — dijo con suavidad.

—Ah, no tanto como tú —alzó una ceja tratando de ser romántico solo para molestarlo, mas soltó una carcajada porque ni el mismo se tomaba en serio. Ignoró por completo el sonrojo del contrato por eso.

— Entonces... dibujas... —parecía tratar de cambiar el tema.

—Si, bueno, es relajante... casi siempre llevo crayones conmigo, pero hoy no. Supongo que no es algo que llevas a la guerra —soltó una leve risa aunque se apenó después. —Ah, lo siento. Ejem —se aclaró la garganta. —Bueno, hace mucho que no dibujaba con un lapiz... ¿Cómo se ve? —presumió su dibujo de la luna, viéndose levemente más detallado que sus usuales dibujo, aunque no era para nada perfecto.

—Vaya. —parecía asombrado de solo contemplarlo, lo que era raro ante esa cara. —¿Qué otras cosas te gustan? — se recostó a su lado con confianza.

—¿Quieres... saber de mí? —era en verdad extraño si quiera verlo en ese "papel", pero eso no evitó que le sonriera, comenzando a contarle cosas simples sobre su vida o al menos las menos complicadas de contar tomando en cuenta la farsa del príncipe, limitándosela a decir las cosas que solía hacer, evitando decir algunos nombres en específicos, sintiéndose un poco avergonzado cada que volteaba bien a verlo y se encontraba con esa sonrisa en el rostro de Redson que lo hacia sentir algo en el estomago. Tal vez estaba teniendo algo extraño, no habia comido algo, al menos que el recordara, y de verdad creyó que podría tratarse de eso.

—Eh... te toca... Cuéntame de ti —le pidió Mk después de un rato, acomodándose en la cama, boca arriba y jugando con sus dedos.

— ¿De mí? — pensó en sí mismo — Me gusta...crear cosas... Conocer y ...ver qué tan lejos puedo llegar..— hablaba como si eso fuera un sueño. —Me gustan cuando las cosas son simples...— pensó en ello — pero emocionantes — agregó rápido. Y mientras más intentaba pensar en que le gustaba ru memoria se hacía presente — Xiaotian... ¿Te gusta estar aquí? — podría tomarse como si se refiriera al reino del fuego o en general.

Mk parpadeo algunas veces, re acomodándose para estar más quieto. —Creo que me gusta... Pero... No sé si me quedaría... Tu lo dijiste... Hay que ver qué tan lejos llegamos... Hay que... Ver otras cosas... Ayudar a la gente... Conocer ... Y luego... Cuando estemos listos... Volver a casa... Espero que más sabios de lo que somos ahora —era algo que había pensado por mucho tiempo, escrita y dibujada en varios lados pero era la primera vez que lo decía en voz alta a alguien

— Cuando estemos listos volver a casa...— el pelirrojo se mostró atento a sus palabras, dedicándole una suave sonrisa.—Me agrada como suena... Me gustaría tener compañía mientras voy lejos, tal vez así no me pierda — miró a Mk un momento, después a la luna. La luz azul se mezclo con el rostro del pelirrojo, dando una imagen relajada, por ello  apoyó su cabeza en el hombro del contrario. 

— No estas despierto... ¿O sí? — no perdía nada preguntando directamente. — ¿Redson?

"¿El Principe de fuego hubiera respondido? Sería difícil saber una respuesta cuando quedó dormido profundamente en los brazos contrarios" 

El pobre Mk casi suelta un grito por ello, muy confundido. —¿Qué? Pero si el no me esta... 

Y así fue, Redson abrazo a Mk un momento, haciendo que se apoyara contra la cama, quedando encima como si fuera una sábana calientita al aún producir calor.

El sucesor no supo ni que hacer ante la repentina acción del contrario, aunque ya comenzaba a sospechar del narrador, tal vez deseaba evitar que dijera algo, aunque no entendía bien como funcionaba. Igual correspondió el abrazo, acomodándose lo mejor posible, sintiendo que estaba muy cerca para tratarse de Redson.

"La luna llegó a la mitad, mientras las llamaradas y el carbón suben para que el horno de calidez, el color cambiará cuando llegue el final"

— ¿El color de que?—  aprovechó para hablarle pensando que solo eran ellos dos.

"Oh, puede ser de muchas cosas... Su cabello... El reino... El bosque...el corazón....pero aunque todo se repita siempre algo quedará..."

—¿Estas... rimando? —entrecerró los ojos, mucho más confundido que antes por su repentina necesidad de hacerlo.

"He estado aquí mucho tiempo, en algún momento se me van acabar y no voy a gritar"

Respondió el narrador algo divertido porque sintió que sí le salió. 

—Que mala rima

Si es tan fácil hazlo por ti mismo, yo solo leo el libro"

—Oye, no te enojes conmigo, espera como que ... —se detuvo al sentir como Redson se acomodó, tal vez porque percibía las voces, aun así mantuvo un rostro tranquilo, escuchando los latidos contrarios, como si eso lo relajara. —Hey... —bajó la voz. El pelirrojo  se removió un poquito, su pelo tapaba su rostro y podían hacerle cosquillas al de Mk. 

El supuesto príncipe soltó una risa antes de mover el cabello, dándose cuenta de que lo podía amasar igual que una almohada.  —¿Por qué no tiene puntas que pican? —se tocó su propio cabello. —Lo robaré su shampoo

— Mk— soltó en un susurro seguido de una risa, así se acurrucó dejando su rostro cerca del cuello del contrario.

"Ni siquiera parece una amenaza, pero a veces es tan difícil saber cuál es tu lugar en el mundo...pero sigue siendo emocionante buscarlo y esperar no perderte en el camino..."

Lo último se escuchó como un pequeño eco en la habitación.