Capítulo 3

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«Vaya sorpresa…»

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«Vaya sorpresa…»

Dhalia Leroy era con quien el niño me quería emparejar.

Claro, ahora también tiene sentido el apellido, “Leroy

No sabía qué pensar o qué decir, y parecía ser que Dhalia mucho menos. El niño nos miraba a mí y a Dhalia tan confundido, que parecía tampoco saber si decir algo o mejor quedarse callado y ver que sucedía.

El ambiente se ponía tenso, y los segundos que pasamos viéndonos el uno al otro parecían ser eternos.

Era claro, ambos estábamos sorprendidos de vernos el uno al otro, asustados también. Parecía ser que ninguno de los dos tenía la más mínima idea del porque el otro estaba ahí.

—Disculpe… ¿Nickolas Russell?

Al oír esto di un sobresalto, y me giré hacia la persona que me había nombrado. Era un hombre vestido de traje y bien peinado, que me miraba con una ligera sonrisa que parecía ser para tratar de ignorar la manera en la que nos topamos Dhalia y yo.

—¿Sí? —respondí un rato después de analizar a dicho hombre.

—Bran Ellefsen, de la agencia de modelos de la señorita Dhalia. Un placer —me extendió la mano para que la estrechase, y eso hice—. Vengo por… una recomendación —se giró hacia Amelia, que estaba detrás del mostrador con una sonrisa orgullosa.

A ver… ¿agencia?, ¿de Dhalia Leroy?, ¿recomendación?, ¿qué estaba pasando?

—¿Ah? —al no entender nada, eso fue lo único que pude soltar.

Escuché unos murmullos detrás de mí, que parecían ser los de Dhalia. No le presté importancia, hasta que vi al niño salir corriendo hacia afuera del edificio; supuse que porque le había dicho que sería mejor que se quedase afuera.

—¡Así es! —chilló Amelia enseguida—, sabes conducir, ¿no? Pues… un amigo mío trabajaba como chofer de la señorita Dhalia —señaló a la susodicha, pero ella estaba paralizada en su sitio—. Pero se fracturó el brazo y tendrá que estar unos días en cama, sin hacer nada… así que…

—Se contactó con nuestra agencia para recomendarte a ti como chofer temporal —culminó Bran.

Llevé mi mirada hacia Dhalia, quien parecía tener ganas de morirse por la situación. Y lo cierto, era que yo también, no quería tener que pasar el tiempo con ella después de ese incómodo primer encuentro, pero por otra parte… necesitaba algo de dinero.

—Esta semana tendremos una agenda muy ocupada, así que… teniendo en cuenta que eres la persona de confianza de… otra persona de confianza —prosiguió— no hay mejor que tú.

Por alguna razón en mi cabeza sonó el: No hay peor que tú.

Bran sacó de su chaleco una tarjetita, que luego me la extendió a mí.

Paralelos entrelazados #ONC2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora