𝓼𝓮𝓲

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La otra semana, Duxo fue una hora antes al estudio, y se quedó parado en la ventana que daba a la sala de ensayo principal, la más grande, en donde iban los mejores, viendo al chico vestido de ropa deportiva, lo hacía ver completamente encantador y caliente.


Estaba practicando un enérgico dueto con una chica, el estilo era hip hop, pero la canción era un pop alternativo que casi llegaba a ser rock, no veía ningún tipo de historia o relato en aquel baile, pero Sneeg sonreía tan bonito que la chica apenas podría concentrarse en la coreografía.

Duxo no podía evitar reír cada vez que la chica terminaba tan nerviosa que se caía, se marchaba, o le erraba un paso, y Sneeg reía con burla porque la estaba poniendo incómoda a propósito.

Al salir de la clase, cruzaron miradas, y Duxo lo saludó con su mano de forma sutil, Sneeg se acercó a él un poco para hablar.

Conversaron apenas unos minutos, Duxo le dijo que le había gustado su actitud en el baile y que lo había hecho muy divertido, el hip hop no era mucho su estilo, así que no podía decir mucho de bueno, sí se notaba que bailaba como un completo profesional.

Fue la primera vez que Duxo no la cagó a la primera, dejó todo fluir y a Sneeg hacer sus ligues  baratos en inglés, hasta intercambiaron números, y en cuanto se despidió de él y se fue, al voltear, Aquino estaba ahí, como siempre, él siempre estaba.

─ Me vas a matar del susto algún día ─ dijo el pelinegro, bastante molesto.

─ Lo siento, no necesitamos más muertos ─ murmuró el castaño ─. Hay que admitir que tiene tremenda voz, Duxo─ dijo, asintiendo con aprobación.

El mencionado rodó los ojos.

─ No tienes que aprobar a todas las personas con las que salga.

Aquino se encogió de hombros.

─ Quiero que seas feliz y noto cosas en las personas que tú no, así que puedo saber si te quieren para siempre o para un rato, no está mal saber esas cosas, te lastimas menos ─ dijo el menor─. Pero si quieres, no vuelvo a decir nada.

Duxo negó, en verdad le gustaba la opinión de su castaño, Aquino siempre supo más cosas que él, tenía esa capacidad de conocer a las personas en los primeros cinco minutos que pasaba con ellos.

Entró a su clase de baile, como siempre, calentamiento, repaso rápido de la coreografía, corregía uno que otro paso que se equivocaba, y el resto de la hora y media era repetir el sólo una y otra vez, con música, sin música, de a partes, hasta que algo terminara de alguna manera bien.

Su profesor seguía completamente inconforme con la parte actoral de su danza, se tenía que ver todo, se tenía que ver cuando abrazaba a su pareja imaginaria, como bailaba a la par de esta, como le sonreía y miraba con corazones a los ojos a la nada, y como al final se rompía cuando era el momento de decir adiós.

Aquino, mirando todo el baile, memorizado de tantas y tantas prácticas, tantas veces, encontró una solución más que indicada, pero no podía hacerlo en los ensayos.

Sería en su acto final


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Ghost of you □ DuxinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora