(IV) Los sueños

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El cielo estaba extrañamente rojo, podía sentir la lluvia helada golpeando su piel, podía sentir como caían las hojas, pero no tenía tiempo para verlo, no tenía tiempo para apreciar el hermoso cielo rojo que tanto le gustaba, no tenía tiempo para jugar bajo la lluvia como le gustaba, no tenía tiempo para recolectar las hojas que le gustaran. No tenía tiempo. 

― Despierta ―una voz cargada de amor lo trajo de vuelta a la realidad y lo primero que vio fueron los ojos de su padre. 

― ¿Estoy llegando tarde? 

― No, es sábado. 

― Papá ―Yeonjun no pudo evitar abrazar a su padre, lo había extrañado, claro que siempre estaban en contacto, pero lo necesitaba tanto―. No te vayas, abrázame un momento. 

― Bien, me quedaré contigo, hazme lugar. 

― ¿Es cierto que estás saliendo con alguien? 

― Sí, es un vampiro, lo conocí en Italia, estaba en un viaje, le gusta viajar. 

― ¿Lo conoceremos? 

― Pronto. 

― Bien, ya era hora. 

― Oye, me haces sentir viejo. 

― No lo eres, bueno, solo un poco. 

― Pequeño diablillo ―su padre acariciaba su cabeza, le dejaba un poco de magia para alivianar su mente y despejarla de todos los pensamientos―. Tu tío dijo que conociste a alguien. 

― Sí, es un compañero de clases, me recuerda a alguien que conocí hace años, pero es como la versión más infantil posible de ese alguien. 

― ¿Te agrada? 

― No lo sé, no le hablo, me gusta su olor, es dulce, pero no tanto, suave, se siente como uno de esos días de otoño, es fuerte. 

― ¿No quieres acercarte? 

― No, pero él sigue intentando llamar mi atención. 

― Tu hermano dijo algo sobre su amigo robándose a su hermano. 

― Hyunjin hyung es genial, me agrada mucho. 

― ¿Brujo? 

― No, vampiro, es super pálido, Minho hyung lo conoció en París, son amigos desde entonces. 

― Ya veo, con que es ese Hyunjin. 

― Sí, pero últimamente mi hermano pasa mucho tiempo con un brujo. 

― ¿Quién? 

― Han Jisung, es de mi curso, pero es nuevo, parece que la familia Han tiene un nuevo brujo, seguro van a hacer una gran celebración. 

― Pobrecillo. 

― Es hijo de unos enlazados, no estará solo. 

― Oh, ya veo, su familia es realmente extraña. 

― ¿Qué quieres hacer hoy? 

― No lo sé, la verdad es que no me había dado cuenta de que ya era sábado otra vez. 

― ¿Qué está sucediendo? 

― Nada malo. 

― Sabes que puedes decírmelo. 

― Tengo sueños, ya sabes, ese tipo de sueños. 

― Son recuerdos. 

― No quiero pensar en ellos como eso. 

― Bien ¿Qué ves en tus sueños? 

― No veo mucho, siempre estoy corriendo, nunca me fijo mucho en lo que está pasando, pero siempre es igual, cielo rojo, día sombrío, lluvia helada y hojas cayendo. 

― ¿Qué más? 

― Escucho su voz, me dice que siga corriendo, que estaré a salvo, eso es diferente, no lo escuchaba antes, solo podía escuchar a los demás y mis propios latidos. 

― ¿Cómo es? 

― Suena como si estuviera esperándome, pero no pudiera salir del lugar, me hace sentir calmado, sé que si lo veo se habrá acabado el peligro, pero al final siempre termino sintiendo la misma punzada y despierto o me despierta alguien más. 

― Debes volver a tomar la medicina, no es normal que sientas dolor después de tanto tiempo. 

― No, no lo es, pero no quiero deshacerme de eso, siento que me acerco, no sé como explicarlo. 

― ¿Te acercas a él? 

― Sí, eso, es como si estuviera más cerca. 

― ¿Cómo si te llamara? 

― No, como si me regañara, como solía hacerlo. 

― Nunca me contaste eso. 

― Solía regañarme, me cuidaba mucho, cuando mi hermano se iba a entrenar o a buscar alguna respuesta en las estrellas, yo siempre me escapaba al bosque, ahí encontré ese lugar, el cielo rojo se veía mejor desde ahí y nadie más podía entrar, después él descubrió donde era que me escondía y entonces iba cada tarde con un poco de té y galletas, a veces hablábamos, pero casi siempre estaba en silencio, respetaba mi lugar, siempre me hizo sentir importante, es decir, Minho hyung nunca me hizo sentir mal, era el único que apreciaba mi vida hasta que apareció él, él me hacía sentir como que mi vida valía algo, que no era solo un producto defectuoso, pero siempre me regañaba por escaparme o por ser descuidado, era muy torpe en ese entonces. 

― ¿Se siente así? 

― Sí, es como cuando me llamaba para comer, cuando la lluvia era demasiado fuerte y yo insistía en quedarme afuera jugando, solía llamarme desde la puerta y no se movía de ahí, porque siempre estaba en algún nuevo experimento, así que no podía mojarse o se enfermaría, se siente como eso. 

― Sigue sin ser saludable, tampoco me permites eliminar los rastros de magia. 

― Se sienten cálidos, ahora más que nunca, es otoño. 

― Hay un lugar, el cielo es rojo. 

― ¿Dónde? 

― ¿Quieres ir? 

― Sí. 

― Vístete, te espero. 

― Si los sueños empeoran, prometo que dejaré que hagas algo. 

― Bien. 

RAIN SOUL | soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora