Only for you [Matsuoka Rin]

Capitulo 14: Mentirosos.

Hola a toda la gente que sigue esta historia ^^ Les vengo a dejar una nueva parte, espero no me maten y por favor díganme si algo no les gusta ; _____ ; También disculpen si hay algún error

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(1) Tú nombre

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(1)

¿Qué era todo eso? ¿Por qué su madre lo había ocultado? ¿Aquel hombre era su padre? Observó la imagen detalladamente pero la cara de ese sujeto no se le hacía familiar, jamás lo había visto. Revisó el resto de la caja pero ningún papel le daba las pistas que buscaba. Escuchó unos golpes en la puerta e inmediatamente guardo la fotografía en su bolsillo.

– ¿(1)-chan, estas ocupada? –era la voz de Gou quien llamaba.

–No –respondió la chica – ¿Ocurre algo? –se acercó a la puerta y al abrir la sonrisa de la pelirroja la recibió.

–Alguien te está buscando, dice que es la abogada de tu madre.

La muchacha bajo rápidamente y al llegar al despacho se encontró con la mujer esperándola junto a muchos papeles.

–Buenas tardes señora Matsuoka –respondió irónicamente al verla.

–No me esperaba su visita –replicó (1) no tan contenta por el tono que uso la mujer.

–En realidad pensaba que tendría que esperar el año para hacerte firmar los papeles, pero ya que decidieron consumar su matrimonio antes, estoy aquí –sonrió hacia la castaña con picardía – y solo han pasado cinco meses.

– ¿Qué cosas tengo que firmar? –soltó enseguida la muchacha, no quería hablar mucho con aquella mujer sobre ella y Rin.

Ambas se acercaron al escritorio y la abogada acercó los papeles para hacer el traspaso total de los bienes de su madre, (1) firmó para que todo estuviese en orden.

–Bien, ahora todo está a tu nombre –la mujer saco una tarjeta y se la dio a la muchacha –Ten, nunca se sabe cuándo necesitaras un abogado, allí está mi teléfono y dirección.

Agradeció todo la ayuda que le había dado y la acompaño hasta la puerta de salida, si bien la mujer tenía un carácter extraño, nunca estaba de más tener el contacto de un abogado. Al cerrar suspiró y estaba dispuesta a seguir hurgueteando en la habitación de su madre pero el timbre la hizo devolverse pensando en que algo debió olvidar aquella mujer.

– ¿Qué...? –pero las palabras de la castaña se cortaron en cuanto abrió la puerta. Tras ella no estaba la abogada y la persona que estaba en su lugar era la que jamás pensó volver a ver.

–Buenas tardes, (1) –saludó la extranjera con una dulce sonrisa.

–Ane... –la voz de la joven fue casi inaudible a los oídos de la rubia, quien sonriendo como de costumbre habló.

–Estoy buscando a Rin ¿Esta aquí?

–No, está trabajando –soltó inconscientemente –pero puedes esperarlo, siempre viene a casa por unos minutos, debe estar por llegar. –(1) hizo pasar a la rubia, quien se veía realmente radiante, incluso más bella que antes, sintió por un momento que ella no le llegaba ni a los talones y cualquier mujer que pasara junto a ella seguramente sentiría lo mismo.

Ane caminó por el pasillo hasta la sala de estar, allí estaba la madre de Rin, quien al verla la saludo de mala gana. Ciertamente a la mujer nunca le agrado la extranjera, tenía la impresión que no andaba en buenos pasos pero Rin siempre le reprochaba que lo estaba imaginando. Se sentó y a los minutos Gou apareció, saludando alegremente a la europea, como si fueran amigas de toda la vida. La madre de la pelirroja se levantó y salió hasta el patio, algo incomoda con toda esa situación. (1) hizo lo mismo. Después de todo ella le había robado el novio, de alguna manera, se sentía una descarada al sonreírle como si nada hubiese pasado, como si ningún hombre terminara con la rubia por teléfono para irse a acostar con su amiga de hace años. No podía ver a aquellos ojos claros y no querer pedir disculpas... aunque eso era como pedir disculpas por enamorarse del mismo hombre.