Por primera vez en mi vida salgo a correr voluntariamente. Busco mis asquerosas zapatillas, que nunca uso, unos pantalones de chándal y una camiseta. Me aplico gel en el pelo, me ruborizo con los recuerdos que vuelven a mi mente y enciendo el iPod. No puedo sentarme frente a esa maravilla de la tecnología y seguir viendo o leyendo más material inquietante. Necesito quemar parte de esta excesiva y enervante energía. La verdad es que me apetece correr hasta el hotel Heathman y pedirle al obseso del control que me eche un polvo. Pero está a ocho kilómetros, y dudo que pueda llegar a correr dos, no digamos ya ocho, y por supuesto podría rechazarme, lo que sería muy humillante.
Cuando abro la puerta, Kirishima está saliendo de su coche. Casi se le caen las bolsas al verme. Katsuki Bakugo con zapatillas de deporte. La saludo con la mano y no me paro para que no me pregunte. De verdad necesito estar un rato solo. Con Snow Patrol sonando en mis oídos, me introduzco en el anochecer ópalo y aguamarina.
Cruzo el parque. ¿Qué voy a hacer? Lo deseo, pero ¿en esos términos? La verdad es que no lo sé. Quizá debería negociar lo que quiero. Revisar ese ridículo contrato línea a línea y decir lo que me parece aceptable y lo que no. He descubierto en internet que legalmente no tiene ningún valor. Seguro que él lo sabe. Supongo que solo sirve para sentar las bases de la relación. Detalla lo que puedo esperar de él y lo que él espera de mí: mi sumisión total. ¿Estoy preparado para ofrecérsela? ¿Y estoy capacitado?
Una pregunta me reconcome: ¿por qué es él así? ¿Porque lo sedujeron cuando era muy joven? No lo sé. Sigue siendo todo un misterio.
Me paro junto a un gran abeto, apoyo las manos en las rodillas y respiro hondo, me lleno de aire los pulmones. Me siento bien, es catártico. Siento que mi determinación se fortalece. Sí. Tengo que decirle lo que me parece bien y lo que no. Tengo que mandarle por e-mail lo que pienso y ya lo discutiremos el miércoles. Respiro hondo, como para limpiarme por dentro, y doy la vuelta hacia casa.
Kirishima ha ido a comprar ropa, cómo no, para sus vacaciones en Barbados. Estará fantástico con todos esos modelitos, pero aun así se los prueba todos y me obliga a sentarme y a comentarle qué me parecen. No hay muchas maneras de decir: «Estás fantástico, Kirishima». Aunque tiene músculos, tiene unas curvas para perder el sentido. No lo hace a propósito, lo sé, pero al final arrastro mi penoso culo cubierto de sudor hasta la habitación con la excusa de ir a empaquetar más cajas. ¿Podría sentirme menos a la altura? Me llevo conmigo la alucinante tecnología inalámbrica, enciendo el portátil y escribo a Shoto.
.De: Katsuki Bakugo Fecha: 23 de mayo de 2011 20:33 Para: Todoroki Shoto Asunto: Universitario escandalizado
Bien, ya he visto bastante. Ha sido agradable conocerte.
Bakugo
Pulso «Enviar» riéndome de mi travesura. ¿Le va a parecer a él tan divertida? Oh, mierda... seguramente no. Todoroki Shoto no es famoso por su sentido del humor. Aunque sé que lo tiene, porque lo he vivido. Quizá me he pasado. Espero su respuesta.
ESTÁS LEYENDO
50 Sombras de Shoto [Adaptación] ✓
FanfictionCuando el estudiante de literatura Bakugo Katsuki es obligado a entrevistar al exitoso y joven empresario Todoroki Shoto para la revista de su escuela, él lo encuentra atractivo, enigmático e intimidante. Convencido de que su entrevista salió mal, i...