CAPITULO IX

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Por otro lado, Karui no sabía ni tenía idea de que pedir — Quiero que comas tierra — si con Omio eso sería divertido, a lo mejor viendo a alguien más podría serlo también, no contaba con la habilidad de chouji para comer.

Fue guiada hasta la casa Akimichi. La Mamá Akimichi la recibió con una gran sonrisa y le preguntó si era amiga de Chouji, de hecho, la señora Akimichi le hizo tantas preguntas que empezó a sentirse perdida ¿Cuántos años tienes? ¿Quién es tu familia? Oh eres de la nube, y ¿a que te dedicas allá? ¿Qué estas haciendo aquí? ¿Por qué no te quedas a vivir? Este es un gran lugar donde podrás sentirte en familia, todos somos muy unidos ¿verdad que mi hijo es muy guapo? Y es el mas caballeroso en toda la aldea, de hecho, dudo mucho que conozcas a un muchacho más ejemplar que mi hijo.

La señora Akimichi hablaba tan rápido que creyó sus tres horas ya habían pasado, de hecho, empezaba sentirse mareada, solo había pasado media hora y Karui ya se hacía una idea del ingreso familiar, la historia familiar, la convivencia familiar y todo lo familiar practicado por los akimichi.

Cuando por fin la sensación de sentirse perdida se transformó en un mar de nervios fue cuando el papá de Chouji llegó saludando con una gran sonrisa, mirando con gran devoción a su esposa mientras tocaba el hombro. Karui estaba segura de que si ella no estuviera presente tal vez ese modesto contacto sería un amoroso abrazo.

—     Papá, que bueno que llegaste.

—     Desde la calle huele delicioso ¿Ah caso piensas enamorar a tu novia con el estómago?

Los ojos de Karui casi se salen al intentar negarlo, aunque no hubo necesidad de hacerlo — No es mi novia, pero quiere que coma tierra.

En ese momento Karui rogaba porque un enorme pozo se abriera justo debajo de ella y la comiera, los papás de Chouji se le quedaron viendo en silencio total. Ella sí quería que se callaran, pero no así.

—     Y apuesto a que nunca ha comido la tierra de chocolate — llegó hasta donde estaba Karui con sus padres y a cada uno le entrego un enorme tarro de barro relleno de lo que parecía ser tierra negra después de una tormenta de verano, adornada de lo que según Karui podría ser menta, aunque ella de cocina no sabía absolutamente nada.

Sin esperar a los demás Chouji se llevó una enorme cucharada de tierra a la boca, el sabor explotó, la combinación de chocolate con vainilla y licor podría ser demasiado para la mayoría, pero no para él.

—     Entonces ¿quieres que mi hijo coma tierra? — la mamá de Chouji ya no parecía tan agradable.

—     No, claro que no.

—     Pero literalmente me dijiste "quiero que comas tierra" — Chouji no se percataba del ambiente hostil que lo rodeaba.

—     Era una broma.

—     ¡Ah! Ya veo, me pareció raro, pero lo que tu digas son órdenes — y se metió gran cucharada de tierra a la boca.

Una vez más los papás de Chouji la regresaron a ver, pero ahora con los ojos entrecerrados, analizantes, analizandola y Karui creyó necesario, ya que la tierra no parecía que se fuese a abrir pronto, que tal vez sería mejor que le cayera un rayo.

Inconscientemente se acercó un poco a Chouji en busca de protección.

—     Y ¿Por qué creíste que decirle a Chouji que comiera tierra era una excelente broma? — cualquier simpatía que la señora Akimichi hubiese sentido por la pobre Karui había desaparecido y no parecía que quisiera dar por terminado el tema de su hijo comiendo tierra. De hecho, si no fuera por Choza que por debajo de la mesa le estaba agarrando la mano esa conversación no sería tan civilizada.

Karui en su corta vida nunca, pero en serio nunca, había sentido la necesidad de llorar como en ese momento lo sentía. Su pecho se estaba llenando de mucho sentimiento, de desesperación, ya no solo se sentía perdida, sino también atrapada y una vez mas se acerco a Chouji en busca de más protección, no quería explotar como normalmente lo hacía, la señora Akimichi la había tratado bien y le había abierto las puertas de su casa — yo... — ¿Qué diría? No se le ocurría una excusa lo suficientemente buena para volver a ganar la simpatía de esa fastidiosa, pero amable señora y antes de hablar se agarró a la manga de Chouji en busca de valor — yo no conozco a nadie aquí, y creí que a lo mejor, tal vez — Karui nunca había sido de palabras y le costaba mucho expresar lo que sentía o quería — intenté tratar a su hijo como lo hago con mi mejor amigo.

— Ah sí — la señora Akimichi no estaba dispuesta a dejarlo hasta obtener una respuesta que le gustara — a tu mejor amigo lo pones a comer tierra

— Si puedo, sí, de hecho siempre lo hacemos, no quiero decir que comemos tierra, pero si nos molestamos constantemente — y era verdad, ella con Omoi se llevaba muy pesado —lamento mucho haber sido tan confianzuda,  yo solo me puse nerviosa, no debí haber participado en un juego así, pero realmente quiero tener amigos aquí y creí que no sería buena idea negarme sin antes intentarlo.

Los papás de Chouji parecieron conforme con esa respuesta .

— Yo también le hice algunas maldades a Shikaku cuando éramos jóvenes — dijo Choza antes de sonreírle y por fin empezar a comer.

Justo en ese momento Chouji se dio cuenta que Karui no había probado su "tierra" — No es tierra de verdad, lo prometo — dijo antes de tomar un poco con su cuchara y llevarla hasta la boca de Karui — prueba, te va a gustar — ella enrojeció y quiso negarse ¿como iban a comer de la misma cuchara, y cómo él la iba a alimentar como si fuera una niña pequeña? Pero ya había metido mucho la pata en esa casa y se forzó a abrir la boca. Regreso a ver a Chouji con ganas de reprocharle, pero este la miraba expectante, quería su opinión, sobre todo su aprobación.

— Delicioso.

—Te lo dije.

Después de eso ella no comió demasiado, no se sentía cómoda frente a los papás de Chouji a pesar de tener hambre y se sintió sumamente triste cuando Chouji se comió lo suyo creyendo que ella ya no quería más.

Cuando dejaron la casa tenía claro que no regresaría ahí nunca más, evitaría a toda costara cruzarse con esa familia.

Se suponía que se debía divertir y de eso nada aparte de que moría de hambre.

— Ahora llévame a comer a un restaurante.

Chouji sonrió — lo que digas, ama.

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Creo que aquí lo voy a dejar por hoy, mañana subo más capítulos, estoy un poco oxidada, pero mejoraré.

El "hubiera" no existe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora