Nuestra cita

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•Angela•

Mi situación era mucho más fácil de explicar de lo que parece, yo por dejarme llevar había permitido que un completo extraño me tocará a su antojo. Todo paso por la razón de que me gineco luego sabía jubilado y me recomendó este que me dijo que era perfecto para mí además de que era un profesional y no tenía problemas con otras pacientes pero en todo existía esa palabra que no me dejaba descansar la pregunta que me rondaba en mi cabeza que era una maldita tortura cucada que recuerdo que llegaba mi mente.

¿En verdad paso o estoy loca?.

El momento fue real y se sintió increíble sobre todo lo que sabe hacer con la lengua y los dedos pero eso no era el tema que viene al caso sino que pensaba que era un efecto de la anestesia o de lo que sea que me había puesto por el hecho de que volví a mi cita a la de la semana siguiente para resolver el problema que tuve por el imbécil de mi ex pareja. Me mordía las uñas ante los pensamientos de volverlo a ver después de lo que había pasado entre nosotros Pero todas las preocupaciones que tuve fueron en vano ya que cuando lo vi él ni siquiera reaccionó.

Durante todo el día que pasó eso me juzgaba y me decía que por qué había permitido que un completo desconocido jugara con mi entrepierna pero me dije a mí misma que tal vez sentiría algo por mí pero veo que toda la ilusión que había creado en mi cabeza se derrumbó frente a mis ojos. La rabia estaba en mi sistema no solo por el hecho de que ni siquiera me había mirado cuando estaba en la sala de espera había mucho más mujeres que me sorprendía de la gran cantidad que había y la mayoría eran jóvenes y eso me hizo dudar que si yo hubiera sido la única con que lo hubiera hecho o si era una más de la lista de pacientes a las cuales le hizo tremendo oral y no debería sentirme celosa Por eso no lo conoce él podía hacer lo que quisiera con su vida pero el problema era que yo no era una mujer cualquiera que permitía que me hicieran ese tipo de cosas y no le abría las piernas al primero que se aparecieron frente.

Los recuerdos de ese día eran una tortura y un disco rayado que no dejaba de repetirse mi mente y me preparaba mentalmente para volver a verlo pero cuando había salido para llevar a la siguiente paciente y pensaba que tal vez tendría una sonrisa pervertida en su rostro o pupilas se dilataría al verme pero no fue así me miró por unos segundos y no dijo nada y pensé que era por mantener el profesionalismo pero cuando volví a salir a llamar a otra mujer para que entre no hizo nada y sentía que los dedos me estaban consumiendo y arrancándome las uñas. El recuérdale cuando había llegado al consultorio y había sido completamente ignorada volví a mi mente;

Él podría estar haciendo lo mismo que hizo conmigo con esas mujeres mientras yo no podía hacerlo con nadie más por el hecho de que tenía una infección vaginal pero tal vez era una mentira que yo mi mamá estaba creyendo aunque se veía tan real al ver la cara de satisfacción de las mujeres al salir del consultorio que me hizo tener una expresión se asustó a una mujer que estaba al lado mío que asustó a una mujer que se encontraba al lado mío.

Mis manos permanecieron en mi rostro mientras miraba la expresión de la mujer satisfecha y con algo de sudor corriendo por tu frente, ver sonriendo de manera cansada al doctor, también lo hiciera eso moverme en la silla de la que me encontraba y no entendí la razón de por qué yo era la última en ser atendida ya que había llegado temprano para discutir este tema pero me habíamos colocado en la última y tardaría horas para ser atendida ya que esas mujeres no planearon salir tan rápido. Era ridículo que me sintiera así mi mente estaba comenzando a pensar desde que había sido un efecto de mi locura y había terminado desmayado con las patas abiertas y él en realidad no me ha dicho nada eso lo estaba imaginando por un momento lleno te lo juré pasión prohibida.

Los celos son el peor sentimiento que alguien pudiera llegar a tener de que te coma los huesos ante el pensamiento de él con otras mujeres o que le sonría como nunca lo hizo contigo e incluso el mínimo toque de sus manos estrechandose hacía que te hiciera alejarlo de esta mujer y decirle que él era solo mío y de nadie más, los pensamientos posesivos que se formaban en mi mente dejándome con esa expresión con un malestar en el estómago de ningún alimento pudiera entrar o salir solo mirandolas fijamente sin ocultar el hecho de que yo quisiera ser la mujer que estuviera con él.

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