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El viaje a Hogwarts había sido tan silencioso como tenso, con tn y Theodore envueltos en sus propios pensamientos y preocupaciones sobre lo que les esperaba. A través de un hechizo de teletransportación, un arte que Theodore había dominado con una precisión impresionante, se encontraron en el patio de la escuela. El lugar, normalmente lleno de voces y risas durante el día, yacía en un silencio casi sepulcral al amparo de la noche. La única luz provenía de la luna llena, bañando el castillo con un aura que oscilaba entre lo siniestro y lo tranquilizador.

—¿De verdad quieres hacer esto?.—La pregunta de Theodore llevaba una mezcla de preocupación y admiración por la determinación de tn. Fue un recordatorio del peso de su decisión, de la delgada línea entre el coraje y la imprudencia que estaban a punto de cruzar.

—Lo haré.—La respuesta de tn llegó llena de resolución inquebrantable. Agarrando su varita con más firmeza, como buscando en ella la fuerza para enfrentar lo desconocido, señaló el inicio de su caminata solitaria hacia la Torre de Astronomía.

Antes de iniciar el ascenso, tn se volvió hacia Theodore.

—Quédate aquí, iré sola.—Su voz era firme, pero sus ojos revelaban la complejidad de emociones que se entrelazaban en su corazón: miedo, coraje y un atisbo de esperanza.

Theodore asintió, entendiendo su necesidad de enfrentar este desafío por su cuenta, pero la mirada en sus ojos dejó en claro que estaría listo para intervenir ante cualquier señal de peligro.

—Cuidado.—susurró, la promesa implícita de protección resonando en la noche.

Al subir los escalones en espiral de la Torre de Astronomía, tn sentía el peso de cada paso, como si caminara hacia su propio destino. La torre, punto de conexión entre el cielo estrellado y la tierra, parecía el escenario perfecto para el enfrentamiento que estaba a punto de producirse.

Al llegar a la cima, encontró la plataforma de observación bañada por la luz plateada de la luna. El silencio era absoluto, sólo el sonido distante de su propia respiración llenaba el aire. Varita en mano, tn avanzó lentamente, sus ojos escaneando el horizonte en busca de cualquier señal de Ghostface.

Entonces la brisa nocturna trajo consigo un cambio palpable en el aire, un presentimiento que hizo que su corazón se acelerara. Algo estaba a punto de suceder, algo que podría revelar verdades ocultas o sumergirla más profundamente en las sombras del misterio. tn se preparó, sabiendo que las próximas horas podrían marcar el curso de su vida para siempre.

En ese momento, bajo la sombra de la Torre de Astronomía y con el destino llamándola por su nombre, tn enfrentaba no sólo la posibilidad de enfrentarse a Ghostface, sino también de enfrentarse a sí misma y a los secretos que amenazaban la tranquilidad de su mundo. Y mientras la luna iluminaba su camino, supo que no importaba lo que la noche le deparara, no estaría sola. Theodore estaba allí, su guardián silencioso en la oscuridad, listo para luchar a su lado contra las tormentas que se avecinaban.

El reloj dio exactamente las 23:00 cuando tn sintió que la atmósfera en la Torre de Astronomía se hacía más espesa, una anticipación transportada en el frío aire de la noche. El silencio, que antes le había ofrecido un extraño consuelo, ahora parecía susurrar presagios de un desenlace inminente. Esperaba cualquier cosa menos la calma que precedió a la tormenta.

Los pasos pesados ​​y deliberados que resonaron por las escaleras de piedra eran tan reales como los rápidos latidos de su corazón. Con cada escalón que subía el visitante desconocido, una ola de adrenalina recorría el cuerpo de tn, intensificando su ansiedad. Trató de convencerse a sí misma de que sería Theodore quien vendría a recibirla, tal vez preocupada por su retraso o el peligro que enfrentaría sola. Sin embargo, algo muy dentro de él sabía que la realidad sería muy diferente.

Y entonces, emergiendo de la oscuridad que mantenían las escaleras de la torre, apareció la figura que tn tanto temía y anhelaba enfrentar: Ghostface. El impacto de encontrarse cara a cara con él fue abrumador. Su presencia era tan amenazadora como sugerían los cuentos y rumores, y una desesperación visceral se apoderó de ella, paralizando sus acciones. La respiración de tn se volvió rápida y superficial, y su mano, que había estado agarrando con fuerza la varita, ahora temblaba incontrolablemente.

Ghostface pareció evaluarla con curiosidad morbosa, su postura imponente y el silencio que lo rodeaba añadían una capa extra de terror al encuentro. Por un momento, tn se encontró atrapada en su propio miedo, incapaz de moverse o hablar.

Sin embargo, el recuerdo de todo lo que había sufrido, las cartas, los acertijos y los peligros que había enfrentado para llegar a ese momento, encendieron una chispa de coraje en su interior. Con un esfuerzo sobrehumano, levantó su varita y la dirigió hacia la figura frente a ella. Su voz, aunque temblorosa, resonó en la torre con una determinación que ni siquiera sabía que poseía.

—¿Quién eres? ¿Y por qué haces esto?.—Las preguntas de tn rompieron el silencio opresivo, desafiando al ente enmascarado que tanto caos había traído a su vida.

El viento de la noche soplaba a través de las aberturas de la torre y, por un breve momento, pareció como si el tiempo se hubiera detenido, esperando la respuesta de Ghostface. tn se mantuvo firme, lista para afrontar lo que viniera después, sostenida por la fuerza de su voluntad y la esperanza de desentrañar finalmente los misterios que la rodeaban.

Esa noche, bajo el testigo silencioso de la luna llena y las estrellas, tn enfrentó no sólo su mayor miedo, sino también la posibilidad de alterar para siempre el curso de su historia. Y en ese enfrentamiento, descubriría no sólo verdades sobre su oponente, sino también sobre ella misma.

El silencio sólo era roto por los susurros del viento que danzaban entre las altas aberturas de los muros de piedra. tn, de pie firmemente en el centro de esta escena, miraba fijamente la figura enmascarada que emergía de las sombras, su corazón latía contra su pecho, cada latido hacía eco de su coraje y su miedo.

Con la varita en la mano, tn sintió el peso de la responsabilidad y el peligro que conllevaba el enfrentamiento. Era consciente de que se enfrentaba a alguien capaz de cometer actos terribles, cuyas motivaciones aún eran un misterio. La varita, ahora, no era sólo un instrumento de magia, sino su escudo, su arma, su delgada línea entre la vida y el enfrentamiento directo con el mal.

Ghostface se detuvo, manteniendo una distancia segura, como si también estuviera evaluando la situación. Había una cautela en su postura, una vacilación que no se esperaba de alguien que había causado tanto terror.

—Levanta las manos.—Exigió tn, tratando de mantener la voz firme. Su varita permaneció apuntando, lista para actuar ante la más mínima señal de amenaza.

Hubo un momento de silencio, donde hasta el viento pareció contener la respiración, y luego, sorprendentemente, la figura enmascarada dio un paso adelante, como si considerara la posibilidad de una respuesta. Sin embargo, antes de que se pronunciara alguna palabra, la tensión fue rota por un sonido lejano, un ruido que no pertenecía a aquel enfrentamiento aislado en la torre.

tn mantuvo su concentración, ignorando el sonido, concentrándose completamente en la figura frente a ella. Sabía que cualquier distracción podía ser fatal, pero también entendía que la conversación, por peligrosa que fuera, podía revelar las respuestas que buscaba.

En este juego de ajedrez viviente, donde cada movimiento, cada decisión podía ser decisiva, tn se encontró en el umbral de desentrañar misterios y enfrentarse directamente a las fuerzas que la desafiaban.

GHOSTFACE | THEODORE NOTTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora