Jin esperaba no encontrarse otra vez con NamJoon pero iba a ser dificil, teniendo en cuenta que era el ahijado preferido de sus padres y que lo invitaban a casi todas las reuniones de los Kim. Cumpleaños, navidades, aniversarios, tanto daba, permanecía en una esquina del salón, cabizbajo, mientras los demás se divertian, como si fuera la reencarnación del señor Darcy, el taciturno personaje de Jane Austen.
Jin siempre se aseguraba de divertirse más de la cuenta, sin más deseo que molestar a NamJoon. Bailaba con todas las personas que se lo pedían y hablaba con todos los invitados, como si fuera el espíritu de la fiesta. Salvo que NamJoon no estuviera presente, porque su ausencia hacía que todo le pareciera aburrido, aunque se negaba a reconocerlo.
Por suerte, aquel fin de semana estaba en Venecia, presentando dos de sus diseños en la que iba a ser su primera exhibición de vestidos de novios, así que se sentía a salvo. Por lo menos, hasta que el recepcionista no pudo encontrar su reserva.
-Reservé la habitación hace semanas dijo inclinándose sobre el mostrador.
-¿A qué nombre ha dicho? preguntó el joven.
-Kim SeokJin. Aunque no la reservé yo, sino mi ayudante.
-¿Tiene algún tipo de documentación al respecto? ¿Un
mensaje de confirmación, quizá? SeokJin no recordaba si Eun Woo, su nuevo ayudante, le había reenviado el mensaje. Se acordaba de haber imprimido el programa de la exhibición pero ¿qué había hecho con
los detalles de la reserva? Preso del pánico, y con gotas de sudor entre sus senos, abrió el bolso y
empezó a buscar. Estaba hecho un
manojo de nervios y no quería
presentarse así en Su primera exposición importante. Para eso tenía un ayudante, para que se encargara de las reservas y los vuelos y se asegurara de que no olvidara ninguna cita.
Sacó el lápiz de labios, la agenda, el pasaporte y el móvil y los dejó en el mostrador. Después, añadió tres bolígrafos, un paquete de pañuelos,
varios caramelos de menta y sus tarjetas de presentación. Lo único que dejó dentro fueron los tampones, pero no había más papeles que una lista de la compra y un recibo de su zapatería preferida.
En sus prisas por volver a guardarlo todo, el pintalabios rodó por el
mostrador, cayó al suelo y siguió
rodando por el suelo del vestíbulo,
hasta que un pie embutido en un
zapato de piel italiana lo detuvo. Jin alzó la vista por la larga extensión de unos pantalones de vestir y al cabo de unos instantes, la clavó en unos familiares ojos de color azul grisáceo:
los de Kim NamJoon. -SeokJin... El se puso tenso.
-No esperaba verte aquí. No sabía que te gustaran las exhibiciones de vestidos de novios. Él miró sus SC
labios un momento, y el estremeció. Luego, se inclinó, alcanzó el lápiz de labios y se lo dio. -He quedado con un cliente, por
asuntos de negocios replicó. Siempre me alojo en este hotel cuando vengo a Venecia. SeokJin se guardó el pintalabios, intentando hacer caso omiso del sensual cosquilleo que NamJoon le había provocado.
Namjoon le había provocado.
¿Qué estaba pasando allí? ¿Cómo era posible que apareciera en el mismo hotel de Venecia y el mismo fin de semana? ¿Era una simple coincidencia? Entrecerró los ojos y preguntó:-¿Mis padres te han dicho que iba a estar aquí? -Él arqueó una ceja.
-No. ¿Los tuyos te han dicho que yo iba a estar en Venecia? SeokJin alzó la barbilla.
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un encuentro apasionado ♡NAMJIN♡
RandomFue un encuentro apasionado... y un bebé los unió para siempre. Un error en la reserva de un hotel veneciano obligó al diseñador Kim SeokJin a compartir habitación con su peor enemigo: el rico y atractivo empresario Kim NamJoon. Fue algo desesperant...