El nuevo huésped

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Cleo despertó con ojeras y hambre (sin mencionar el mal humor). La discusión con Lucifer y la conversación con Alastor no la dejaron descansar bien, además, los residentes del hotel llegaron en la madrugada gritando y cantando como si no hubiese gente tratando de dormir.

Bajó a desayunar y se sentó junto a Charlie y Vaggie, a pesar de que Vaggie no se había comportado del todo amable con ella el día anterior, posiblemente tuvo una charla con su pareja que la convenció de disculparse.

- Oye, chica nueva - la llamó mientras terminaba de masticar. - Lamento haberme comportado tan mal, no soy una persona que confía de los extraños fácilmente, pero no es excusa para haberte tratado de la forma en que lo hice. 

- Oh, Vaggie... - Charlie lloraba de la emoción. 

- No hay cuidado - hizo un ademán de manos sin darle importancia. - Gracias por reconocer tu error.

Vaggie hizo una mueca de disgusto.

- Como sea, lo importante es que todo está bien y todos estamos... - Charlie se detuvo ante el sonido del timbre en la puerta principal. - ... Bien - Todos se giraron hacia el origen. - ¡Un nuevo huésped!

Se paró y corrió hacia la puerta a recibir a ese personaje misterioso, Cleo alzó una ceja intrigada, ¿quién podría ser? ¿Alguien que Alastor también obligó a ir? Vaggie decidió seguir a la rubia y Cleo fingió desinterés, continuando con su desayuno. Miró a sus alrededores para tener un mejor panorama del comedor, Niffty, Angel y Husk charlaban en el borde de la mesa y Alastor estaba probablemente en su propio comedor, a él le gustaba realizar sus actos de canibalismo solo, con el objetivo de no perturbar a los demás; Lucifer no estaba ahí. A Cleo no le importó, pero no pudo evitar cuestionarse por su ausencia.

En lo que trató de unirse a la conversación de los demás, las anfitrionas y el nuevo huésped entraron a la habitación.

- Este es el comedor, ahora mismo todos estamos desayunando y una vez que te mostremos la habitación, podrás unírtennos.

Pasaron un par de minutos y Lucifer seguía sin aparecer, ¿seguirá enojado? Quizás se había tomado literal lo de no acercarse a Cleo, quizá desayunó más temprano o quizá... ¿Quizá se fue? Los tres demonios que regresaron la sacaron de sus pensamientos. Cleo por fin lo vio, era un demonio tipo zorro, vestía un traje verde oscuro y sus ojos eran celestes, algo difícil de ver en el Infierno. Era buen mozo, sí, pero no lo suficiente como para llamar la atención. 

- Hola - el demonio nuevo se sentó al lado de Cleo después de haberse presentado con todos.

- Hey - saludó la chica.

- ¿Hace cuánto estás aquí? - Trató de comenzar un tema de conversación.

- En realidad, soy tan nueva como tú - sonrió. - Llegué ayer.

- ¿De verdad? ¿Y qué te trajo hasta aquí? ¿Piensas redimirte? ¿Qué te interesa de la redención?

- Vaya, tranquilo - se atragantó con su café. - No es un interrogatorio, amigo.

- Sí, tienes razón, lo siento.

- No es forma de hablarle a la realeza - bromeó.

- ¡¿Eres princesa?! - Cleo soltó una carcajada ante sus sorpresa. - Lo lamento mucho.

- ¡No! - Negó entre risas. - Pero eres bastante ingenuo, es algo que podrías trabajar en tu estadía aquí.

- ¿Eso crees? 

Las llamas del amor // HAZBIN HOTEL // LUCIFERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora