7. El valle de la adversidad

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Las aves llegaron al valle de la adversidad. Era un caluroso día de verano en Berlín (Alemania) en donde pasé dos meses en un piso de alquiler. Iba caminando por las calles de Berlín al lado del paseo marítimo, me acerqué al mar y me senté en unas rocas cerca del paseo. Entonces vi cómo una botella iba flotando por el impulso de las olas. Chocó contra las rocas y se veía un papel dentro. ¿Sería la carta que le escribí? Abrió la botella y dentro se hallaba una carta que decía lo siguiente.

"Querida Sanem,

El primer y último amor de mi vida, te escribo esta carta desde Inglaterra. No se donde estás, ni si me seguirás recordando, pero yo a ti sí. Deseo que algún día me encuentres entre estas inmensas olas. Yo ya te encontré hace mucho, ahora solo falta que lo hagas tú. Te quiero Sanem. Recuerda que yo siempre estaré. Digas lo que digas o pienses lo que pienses nadie podrá reemplazar lo que vivimos.

Onur."

Creemos que el amor nos hace aún más fuertes y lo único que hace es decepcionarnos cada día más, hasta llegar el día en el que tengas que escribir al amor de tu vida por desesperación a un amor lejano pero no olvidado. Superamos obstáculos adversos y de eso se trata el valle. De superarte los objetivos a diario hasta que tus propios retos se conviertan en sueños que lograste escribiendo. Escribiste muchas páginas a lo largo de tu vida, ¿pero podrás escribir las que se quedaron en blanco? ¿escribir en aquellas en las que te dejaron solo y que no pudiste arrancar en su momento? ¿podremos llenar el vacío de esas páginas? Cómo hizo Sanem con esa carta, así hice yo en el pasado. Tenía una firma de libros con una editorial. Fue entonces cuando salió y se fue a caminar al paseo marítimo. Se tomó sus pastillas y conservó el tarro. Todos los días antes de irse a dormir iba a la orilla del mar y tiraba por cada tarro conservado una nota dentro de él con todos los sueños que le arrebataron y con los que todavía sigue soñando. Sabía que no tenía opciones. Que nadaba en un mar sin salida. Se aferraba a las páginas que escribía y acogía a las que estaban en blanco sin historias escritas. El Fénix recordó cuando le escribió su primera carta al pájaro soñador. Un año después de que el Albatros se fuera en su barco a recorrer el mundo a mar abierto, el Fénix decidió escribirle una carta al pájaro soñador. Uno de mis escritores favoritos decía "la verdad no está a simple vista, puede que lo veamos muy de cerca pero su verdad es muy difícil de ocultar". Al final de los valles cuando encuentre el amor, le entregará esta carta al príncipe que vendrá a rescatarla a lo alto de un precipicio. Estuve años pensando, ¿cuándo podré desvelar el secreto que le oculté durante tantos años? ¿Cómo podré perdonarle por todos los errores que cometí? Y lo más importante, ¿cuando se desvelaran sus mentiras? Cómo siempre dice el Fénix, "puede que yo esté cometiendo un error pero eso no significa que él sea inocente'". Después de haber encontrado la carta de Onur y Sanem tengo la esperanza de que a la mía le pase lo mismo. Que algún día alguien la encuentre con la ilusión de que la lleve hacia su verdadero dueño, mi pájaro soñador. La carta decía así:


"Si algún día tengo novio,

volaremos mundos desconocidos sobrecogidos de la mano y sin alas.

Si algún día tengo novio,

soñaremos lo inalcanzable y viajaremos a las galápagos juntos.

Si algún día tengo novio,

volaremos cómo los albatros con amor y esperanza.

Si algún día tengo novio,

borraremos los malos recuerdos y comenzaremos juntos nuevos.

Mi pájaro soñador"


Después de haber escrito esto nunca fui capaz de decírselo al albatros. Nunca pude dar unos pasos hacia su puerta y decir "te mentí" o "me mentiste", porque nadie supo de su existencia. Cuando escribía mis únicos consuelos eran las palabras. Las historias que escribía. No tenía a nadie. Después de terminar mi carrera me fui de viaje yo y mis consoladas historias y nadie más. Me podría haber ido en esos cumpleaños en los que mis deseos no se cumplieron, o tal vez en los momentos en los que soñaba con estar en Italia, pero nunca lo hice. Decidí permanecer mis secretos en una caja y guardar con llave los que están en mi interior. Tú no conseguiste abrir la llave que lleve a esos recuerdos y ahora nunca podrás acceder a ellos. Son parte de ti, de mí y de todo lo que vivimos, pero el tiempo cerró las heridas y el Fénix se dio cuenta de que todo lo que sintió por él desapareció. Toda la ilusión que tenía cada día que se levantaba de estar con él y volver a ser cómo antes desapareció. Se desvaneció. Se fue volando al igual que el ala que le soltó cuando se fue. Derrumbaste el muro entre nosotros cuando me mirabas. En cambio, congelaste el mundo entero cuando huiste. Este valle habla de cómo nuestros caminos se enfrentaron a mundos distintos y se cruzaron en muchas ocasiones, pero nunca llegaron a cruzar en el mismo sitio.






El reencuentro del Fénix y el AlbatrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora