No dejes que ningún muggle conozca tu secreto... No es fácil vivir enamorada de Los Merodeadores❤
Bienvenidos a la segunda parte de mi inventiva recopilación de pequeñas historias sobre Los Merodeadores.
—¿Quieres que te bese? —le preguntó James. Inclinó la cabeza hacia ella—. Vamos, dilo
El labio inferior de la chica tembló.
— ¿De verdad piensas que no te deseo?
Ella asintió con tristeza
- Déjame que te demuestre que eso no es cierto.
James se inclinó un poco más y posó sus labios sobre los de ella.
Y con desesperación y anhelo, James se lanzó a tomar posesión de su boca con una pasión furiosa y desesperada, pero por encima de todo... sincera.
El beso, aunque intenso, fue de corta duración. Potter despegó los labios y apoyó la frente contra la suya, respirando entre jadeos.
James la levantó literalmente del suelo, presionando su cuerpo contra el suyo mientras volvía a devoraba con una pasión tan ardiente y voraz que la joven sentía los labios en llamas. Cuando su espalda chocó con la pared se aferró con fuerza a sus hombros y sus piernas se abrieron como si tuvieran voluntad propia, invitándolo con un descaro inaudito en ella, pero que en esos momentos le resultaba totalmente natural. Él no vaciló en aceptar y se colocó de tal manera que su durísima erección se apretara contra la unión de sus muslos, haciéndola gemir de placer.
Se incorporó un poco, desabrochándose impaciente la camisa.
La joven no conseguía articular palabra, de modo que dejó que su cuerpo respondiera por ella y se contoneó cuanto le permitía su posición entre el cuerpo de Potter y la pared. Él empezó a lamerle el cuello, provocándole estremecimientos por todo el cuerpo.
—Voy a quitarte esto —dijo él, agarrando el bajo de la camiseta de la chica.
Ella asintió y levantó los brazos para facilitarle la tarea. La mirada de James la recorrió de arriba abajo, haciéndola temblar con una caricia invisible.
—Eres preciosa.
Los labios de James volvieron a descender sobre los suyos. Le clavó las uñas en el pecho antes de rodearle el cuello con los brazos para aferrarse a él, y arqueándose de nuevo hacia sus cálidas manos, esas manos que sabían dónde y cómo tocarla para volverla loca. Un gemido ahogado escapó de entre sus labios.
James la acarició con más sensualidad, y la chica se arqueó hacia él . Sus labios atraparon otra vez los de ella.
James le acarició, lamió, mordisqueó y estimuló hasta el último palmo de su piel, dejándola temblorosa, jadeante y a punto de explotar. Entonces, le quitó el pantalón, le separó las piernas con suavidad y se inclinó para llevar la lengua hasta la parte más íntima de su ser.
La joven alcanzó el clímax en cuestión de segundos y enseguida empezó a gestar otro. La lengua de James le proporcionaba un placer incesante mientras su dedo exploraba el interior de su sexo. Sintió una presión punzante y un poco de dolor, pero el placer barría cualquier otra sensación. Entonces James introdujo un segundo dedo y los presionó hacia el interior. Minutos después de placer, se sacó los dedos de su intimidad y se los llevó directamente a la boca.
Volvió a incoporarse, buscando un contacto cómodo y la penetró mientras cerraba los ojos y dejaba que un ronco gemido acompañase al de la chica. Los movimientos y las embestidas rápidas y profundas no se hicieron esperar. James hizo que las estocadas fuesen cada vez más profundas hasta que sintió como el cuerpo de ella temblaba y se liberaba en un potente y segundo orgasmo.
Lo encontraron en el mismo instante. La espalda de James se arqueó y la joven bruja lanzó un grito de placer.
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