CAPÍTULO 1

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13 de diciembre de 2018

—¡Callate!— grito la mujer parada frente la lápida de su hijo.

Ya ha pasado alrededor de un año desde que mi amado falleció. Oí rumores acerca de que perdí la cabeza y empecé a odiar al mundo.

—Por tu maldita culpa mi hijo esta muerto— dijo entre sollozo.

—Así es mi culpa,  ya la oíste mi amor. Yo te mate.— sonreí de la manera más satisfecha posible,  aunque fuera una mentira. Me moría por dentro.

Era un día lluvioso.
Un hermoso día para despedirme de mi amado.

Pero antes, deberías saber quién soy.

Soy....

¿Quién soy? No lo sé, es la maldita pregunta que me atormenta desde que tengo memoria.

En TÚ historia sere la antagonista, el mundo gira alrededor de ti. En cambio yo, mi historia no existe....
Siempre seré la mala y tu la buena. Mi historia se supone que soy yo, pero en realidad son todo ustedes. Nunca seré la protagonista, eso está claro.

Pero tal vez debería iniciar por el comienzo, para que me entiendas.

•••••••••••••••

Tiempo atrás


Mi Nombre es Sakura, si como el cerezo.  Mis padres me llamaron así debido a que mi madre amaba ese árbol de cerezo que plantaron en el patio de casa y fue el día en que florecio, el día en nací.

Nunca fui el tipo de persona que tuviera las palabras exactas en el momento correcto y para contar unas cosas tampoco, ni mucho menos la confianza suficiente

Pero ya es momento de aprender a soltar y dejar fluir lo que tenga que pasar, pero aún no es el momento. Recuerdo muchas cosas y otras no tanto.

—¡Sakura, date prisa llegaras tarde de nuevo!— grito una mujer desde los escalones.

Si, ella era mi madre. Amanda Kellen, una apasionada ama de casa y una mujer que parece ser la mejor madre de familia y lo es, no me quejo. Pero, cuando se enoja me llena de miedo.

—Ya voy— mencione apresurada para salir de mi habitación y toparmela en los escalones.

Ella me miró, me examinó e hizo un gesto de desagrado. Lo supe por que era costumbre, me pregunté a mi misma ¿Qué le molesta esta vez: mi aspecto, mi vestimenta, mi comportamiento,  mi habla?

¿Me odias?

Sentí una leve opresión en el lado izquierdo en mi pecho justo cercas del corazón.  Le dedique una pequeña sonrisa,  la misma sonrisa en la que escondo muchos miedos.

—Llegó más tarde, adiós mamá.—

Me despedí y fui a tomar un camión a la preparatoria.

—Tengo miedo— susurre perdiendo la noción del tiempo. Recordando momentos aleatorios mientras miraba por la ventanilla del bus.

La vida es difícil, y aún como mujer más,  soportar acoso en la escuela, calle, en el transporte público, entre otros lugares.

Baje en una parada cercas de la estación de metro. Cruce un par de calles y camine hasta llegar y justo a tiempo para ir a la siguiente estación. Para mi desgracia iba lleno, claro como toda hora poco; yo iba de pie y un hombre un poco mayor que yo de unos 30 años aproximadamente se puso detrás mío.

Sentí un escalofrío recorrer mi espalda.

Ese hombre empezó acosarme, me tocó las piernas y el trasero. Estuve a punto de gritar hadas que un chico de pelinegro de tez pálida y ojos oscuros me llamó >>amor<<

—Con su permiso, mi vida creí que ya estarías en la escuela— dijo poniéndose detrás mío protegiendome del acosador.

—Se me hizo un poco tarde.— dibuje una sonrisa en mi rostro para que no nos descubrieran.

Pude confiar en el.  Portaba el mismo uniforme de la Preparatoria Myrushi Forhst.

Tuve suerte,  sin el posiblemente aquel sujeto hubiese terminado violandome o incluso asesinado, treinta de cada cien mujeres han sido violadas, mientras que el cuarenta de ese cien mujeres han sido acosadas públicamente.

Al bajar de la estación el me tomó de la cintura sin apartarse de mí, ambos fuimos juntos a la escuela y fue algo incómodo. No sabía que decir.

—Gracias.— dije con un poco de timidez.

De hecho fue lo único que logró salir de mi boca.

El se detuvo y acarició mí cabeza, sentí algo que no podía describir en ese momento. Tal vez era seguridad.

—Las personas creen que pueden usarlas como objetos, pero ustedes valen mucho y mientras yo pueda protegerte lo haré sin importar las consecuencias— lo dijo con mucha seguridad, sin dudar de sus palabras para luego seguir su camino.

Por primera vez en mi vida sentí seguridad a lado de alguien. Eso me hizo muy feliz y curiosamente lo volví a ver en la hora del receso, al parecer era un chico solitario.

—¿Y tus amigos?— pregunte para sentarme a su lado en la escalera.

—Lo mismo debería preguntarte yo a ti— dijo con una sonrisa de oreja a oreja. —No soy de hacerse amigo de las personas.—

—No tengo amigas, ¿Te gustaría ser mi amigo?— mencione algo entusiasmada para compartir mi almuerzo con el. —Me llamo Sakura—

—Será divertido Sak, soy Diego.—

Y así fue como nuestra amistad empezó.

PRIMERO YO (La versión de Sakura) [En Curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora