CAPÍTULO 6

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Había pasado una semana, trate de tomarlo con calma pero sinceramente no pude. Era difícil tratar con lo que pasaba, lejos de mi madre y ahora con una nueva familia, me sentía confundida. No quería que esto se destruyera.

No tenía ánimos para nada, los moretones en mi cuerpo ya habían desaparecido del casi todo.

A Diego, lo hecho mucho de menos. Papá cree que debo estar descansando pero lo que no sabían era que se colaba por mi ventana cercas de las ocho de la tarde. La primera vez casi me mata de un susto, y lo peor de todo me vio tirada en el piso envuelta de cobijas. Sinceramente he estado algo decaída y no quería hacer nada que no fuera dormir,  le conteste los mensajes a mi darling de vez en cuando.  No tenía ganas de comer.

—Pequeña, ¿Te sientes mejor?—

—Mhm— abri un ojo a medias, estaba cansada. —Si Sofía.—

La mujer detrás de aquella puerta café era mi nueva madre. Ella era Sofía Méndez, una mujer joven y muy atractiva, tenía unos bellos ojos marrones y un cabello castaño ondulado el cual siempre lo tenía sujeto con unas pinzas de cabello.
Entro a mi habitación con una bandeja que desde lejos se podía disfrutar de su aroma.

—Te dejaré esto aquí querida, debes alimentarte mo haz probado bocado en todo el día.— menciono con dulzura mientras movía mi cabello con delicadeza a un lado.

—Gracias.— me límite a responder.

—Hoy vamos a salir de compras, ¿vienes?—

—¿Yo?— indique algo desconcertada que sin pensarlo asentí.

—Ahora que eres parte de la familia, te mereces un lugar con nosotros.— sonrió cordialmente. —Además deberías pasar más tiempo con tu hermanita.— camino hacia la salida tomando la manija de la puerta para despues tirar de el. —Por el momento come un poco.— Finalizó.

Mis párpados se sentían algo pesados y sin importar cuanto parpadeara veía borroso. Cerré los ojos en un descuido que al darme cuenta desperté de un brinco abriendo mis ojos.

Justamente en ese momento sonó mi celular, me asuste un poco. Siempre solía tenerlo en vibración y hoy olvide ponerlo, me asusto mucho que me levante de prisa.

—Diga— respondi sin ver quién era hasta que oí una voz familiar. —Si soy yo, ¿Quién eres?— pregunte desconcertada.

—No me digas que ya te olvidaste de mi.— ironizó. —Soy Yair, ¿me recuerdas?— respondió al final.

—¿Yair?— me repetí a mi misma. —Eres amigo de Diego, ¿verdad?— cuestione poniéndome de pie llendo a mi escritorio. —¿Qué se te ofrece?— dibuje una pequeña sonrisa en mi rostro.

—Quería invitarte por un café o un helado, ¿Se puede o estás ocupada?—

Por alguna extraña razón me sentí contenta en ese momento, pero aún no sabía si era él. Tarde un par de segundos en contestar bajando mi intensidad de mi emoción al parecer.

—¡Claro!, te espero en el centro cercas de la cafetería.— dije sin más.  —Vale, te veo hay entonces.—

Colgué la llamada para luego marcarle a Diego, aun que me sorprendió que no haya contestado. Me límite a escribirle y contarle, sobretodo que hoy mismo iría hablar con su madre. Suena algo serio y lo es...
La comida se veía bien pero aún así no me atreví a dejarlo así, Diego decía que no es bueno dejar de comer pero, como decirlo no quería engordar.

Si lo sé, pero la comida es mi debilidad.

La puerta se volvió abrir esta vez era Dani quien entró, me miró inocentemente que me sorprendió verla había veces no venía a mi cuarto para nada.

PRIMERO YO (La versión de Sakura) [En Curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora