CAPÍTULO 2

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Años atras

15 de Enero de 2009


No va a pasar nada,  eso es lo que siempre te dicen cuando saben que no es así. Quieren brindarte la confianza pero tu no puedes.

Cursaba el cuarto grado de primaria. Mi infancia fue algo difícil. Fui una de las mejores alumnas pero,  sufría problemas y no solo por mi aspecto físico. Uno de ellos era la dislexia¹, ese problema me orillo a muchos líos con mis padres.

—Ahora es el turno de su compañera Sakura, adelante.— dijo la maestra con una cordial sonrisa que hacía resaltar sus hoyuelos.

Pase al frente de clases. Frente de todos ellos. Me aterraba la idea de equivocarme, todavía no comenzaba y sentí mucha presión en mi interior. Sentí  mi respiración un poco agitada esperando las risas verdaderas, mi imaginación jugo en mi contra y empecé a imaginar risas.

No puedo..
Ya no, por favor… paren… por favor, ¡Ya basta!

Gritaba mi subconsciente, eso me llenaba de miedo.  Ya no quiero oír risas. Ya no, pero fui yo quien las creo.

—B-bueno yo… yo habrare de…— decía con miedo y con las risas esperando a equivocarme y para mí desgracia así fue. Todos empezaron a reírse.

—Habrare— la maestra recalco mucho la palabras que provocó que las risas aumentarán.

Apreté con fuerzas el cuaderno rayado con dibujos de flores con tinta de lapiceros. Me sentí pequeña ante ellos, me sentí verdaderamente mal por haberme equivocado que incluso quería llorar. Y solo pude oír como mis compañeros murmuraban muchas cosas de mi. Eso me hirió aún más.

—El crima a llegado a su punto donde hay una gran diferencia de antes y ahora.— seguí leyendo mi investigación hasta culminar y pasar a mi asiento.

Desde que pase a leer frente a todos, frente a ellos. Cada esquina del aula resonaba mi nombre y con la pregunta 》¿Ya la vieron?《
Murmuraban mi lento aprendizaje,  además de excluirme en sus grupos de amigos.

¿Por qué creí que sería diferente esta vez?

Nuca lo será.

Nunca seré lo suficientemente inteligente para lograr cosas buenas.

Solo soy un fracaso.

03 de Marzo de 2016.


—Se que te alegrará en estos momentos— dijo el pelinegro a mi lado. —Tú solo sigue caminando—

—Ya voy Diego. Pero enserio, tengo un poco de miedo.— confesé un poco irritada mientras camine a su lado.

Se notaba que el era más alto que yo. Además siempre usaba la misma sudadera al igual que yo, a él le gustaba el rojo y yo el azul. Teníamos un gatito estampado en la sudadera con nuestros nombres.

En tan pocos meses nos fuimos conociendo más, y sabía mi debilidad por la comida. Tuvimos varias salidas y gracias a él salí de mi zona de confort, e incluso mandamos hacer nuestras sudaderas cuando cumplimos un mes de ser amigos, ese veintiocho de febrero nunca lo olvidaré.

PRIMERO YO (La versión de Sakura) [En Curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora